33: VIP

4K 147 5
                                    

—Madre mía —dice Amaia nada más abrir la puerta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Madre mía —dice Amaia nada más abrir la puerta. —Casi me da cosa mear aquí —musita viendo el lujoso baño en el que acabamos de entrar.
Suelto una carcajada y poso el vaso sobre el lavabo esperando a que ella vaya a un cubículo a hacer sus necesidades. Cuando sale, se coloca a mi lado y mientras lava sus manos se me queda mirando: —¿Te puedo hacer una pregunta?
—Ya la estás haciendo —bromeo, pero asiento dándole paso.
—¿Tienes algo con el chico de la camisa azul lisa? —pregunta y al instante sé perfectamente de quién me está hablando. —El que tiene un acento bonito —especifica y asiento.
—Sé de quién hablas —digo jugando con el pintalabios que tengo entre las manos de acabar de retocármelo. —Nos hemos besado un par de veces y algo más, pero ya.
—Es que le miras con esos ojitos que pones cuando te gusta mucho un tío —responde alejándose para secarse las manos en el secador. Guardo el pintalabios y me coloco un poco el pelo. —Y ahora que os vi hablando solo os faltaba comeros la boca —vuelve a colocarse a mi lado y se queda mirándome fijamente.
—Ya lo hicimos, otra cosa es que no nos hayas visto —respondo causando que abra la boca sorprendida. Me río y la empujo para salir del baño, dando por terminada la conversación.

Volvemos al reservado con la sorpresa de encontrarnos a Sara y Eric de pie y la falta de Ferran y Sira.
—¿Y Sira? —pregunto a Sara que se gira a mirarme.
—No se encontraba bien y se marcharon —me explica mi amiga dándome un corto abrazo. —Nosotros también nos vamos que ya estoy algo cansada —comenta y asiento.
—Vale, Sarita, hasta el martes —dejo un beso en su mejilla y me despido de Eric también.

Al ir a sentarme dónde estaba antes, descubro que Jimena recuperó su asiento y esta entretenida manteniendo una conversación con el canario. Así que, para no molestar, me siento al otro lado de Pedri. Su hermano que me ve, se levanta para ponerse a mí lado.
—¿Qué pasa? —preguntó expectante por qué estoy segura de que quiere algo.
—¿Dónde estabas?
—En el baño con Amaia.
—¿Venís a dormir a nuestra casa hoy?
—¿Hoy?
—Sí, Lía, sí.
—Pero si están vuestros padres en casa —digo provocando que eleve sus cejas. —Dios mío, que mal pensado. Lo digo porque no pintamos nada allí. Además, ¿qué dirán tus padres? Cada vez que salimos de fiesta y están, acabamos allí. No sé, Fer. Prefiero no molestar.
—No digas tonterías, Lía —escucho la voz de Pedri a mis espaldas y me giro para verle. —Perdón, Jimena —dice y se gira completamente a mirarme. —No molestas a nadie porque vengas a dormir a nuestra casa, y muchos menos a nuestros padres, que te adoran. Lo primero que hizo mamá al llegar fue preguntar por ti y sino pregúntale a Fer. Así que, si quieres venir y quedarte, bien, y sino te dejamos en tu casa sin ningún problema —dice en un tono bastante serio. Se gira dejándome con la palabra en la boca y vuelve a ponerse a hablar con Jimena. Me quedo un poco cortada y me giró a mirar a Fer que me mira con una mueca.
—Vaya, no pensé que se fuera a poner así —susurra el hermano mayor solo para nosotros. —Es verdad, que nuestra madre pregunto por ti. Y además, quizá es que me guste un poco tú amiga, y así tengo más posibilidades —dice el chico rascándose la cabeza visiblemente nervioso.
—¿Qué dices? —preguntó sorprendida con una sonrisa.
—Sí, pero bueno, no sé —dice sorteando palabras sin llegar a decir nada.
—Yo pensaba que estabas conociendo a alguien —comento confundida. —Quiero decir, como el último día que me quedé en vuestra casa estaba solo Pedri.
—Sí, algo así, pero no resultó tan bien.
—Vaya, lo siento —digo arrepintiéndome al momento de decir eso. —Soy una bocas.
—No te preocupes, Lía —niega riéndose. —No me afecta. No tenía sentimientos ni nada.
Asiento y trato de cambiar de conversación. —¿Y cuándo os queréis ir para casa?
—No sé —responde encogiéndose de hombros. —Cuando queráis.
—Yo por mí me voy ahora —digo y él asiente. —¿Le vas a preguntar tú a Amaia si nos vamos?

Sueños compartidos I y II | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora