24: Cumpleaños

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24 de noviembre de 2022

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24 de noviembre de 2022

Con la resaca a flor de piel tras el brillante estreno de la selección española en el mundial de Catar, en un partido siete a cero a favor de los españoles contra la selección costarricense, los jugadores de nuestro país tienen hoy el día libre. Sira me había informado de los planes que había hecho junto a Ferran más unas amigas suyas y, que quería incluir al canario y a mí. Había aceptado nada más me lo había dicho, mi plan era pasar el día aburrida en el hotel, con algunos compañeros de trabajo, pero no era sin duda el mismo ambiente. El canario me avisó de que quizás no vendría, sus planes eran quedarse entrenando a pesar de tener el día libre, así que, no sabía si finalmente iba a ir o no porque no había vuelto a tener noticias suyas.
Era cierto que su decisión no me había sentado del todo bien, me entristece si no aparece, ya que tengo ganas de verle. Sumándole a que mañana es su cumpleaños, y no puede salir de la residencia de la universidad catarí, por lo que, no nos vamos a ver hasta que hicieran día de visita o si yo tenía que ir a trabajar allí, pero la situación no pintaba así por el momento.

Alejándome de esos pensamientos, observo mi cuerpo en el espejo pensando si llevar este conjunto de bikini azul oscuro en sujetador triangular y bottom de tanga o cambiarlo por otro. Noto mi barriga algo más hinchada de lo común, algo normal porque estoy a las puertas de mis días, si hubiese sido unos meses más atrás me habría cambiado o cancelado el plan, pero ahora me siento mucho más segura de mí misma y eso me hace estar más contenta, saber que estoy avanzando. Tras darle la aprobación, tapo mi cuerpo con un vestido suelto, de manga hasta los codos y sin ningún tipo de escote.

El taxi me deja enfrente del hotel de Sira, me adentro y hago click en el doceavo piso que marca el ascensor. Apoyo mi espalda contra la pared y cierro los ojos mientras escucho la voz del monitor que retransmite las plantas por las que voy pasando. Las puertas abriéndose me descubren una zona abierta que revela la azotea del edificio. La piscina se encuentra en el ala derecha, por lo que tengo que recorrer un camino sorteando gente y hamacas hasta que diviso a mis amigos en la piscina jugando. La primera persona en darse cuenta de mi presencia, mientras dejo la bolsa sobre una de las tumbonas, es Pedri, que causa en mi sorpresa y alegría a partes iguales por su presencia. Me sonríe curvando la comisura de sus labios hacia arriba y le devuelvo la sonrisa casi a la velocidad de la luz.

—Hola —pronuncio en voz alta, siendo consciente de que ya no tengo únicamente los ojos de Pedri mirándome. —¿El agua está muy fría, no? —bromeo aún sin quitarme el vestido, haciendo un barrido visual por los presentes.
—Muchísimo —vacila Gavi con una sonrisa. —Ya verás —hace el ademán de coger mi tobillo para tirarme al agua, pero gracias a la sujeción que Pedri le hace, me da tiempo a echarme hacia atrás, lejos de sus manos.

Se queja del agarre de su amigo y yo me acerco a la tumbona de antes para deshacerme del vestido. Deslizo la prenda hacia arriba de mi cuerpo, sintiendo una mirada en mis espaldas, y no me sorprendo cuando al girarme dos ojos marrones me recorren sin pudor, poniéndome nerviosa. Camino hacia la escalera más cercana a ellos, bajo de espaldas las escaleras y mi cuerpo recibe con gozo el agua templada de la piscina, que rebaja el calor que envuelve la ciudad catarí.

Sueños compartidos I y II | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora