Los Elegidos.

Capitulo 44: El nuevo yo.

Ella y toda la Familia Real se dirigían hacia Harrenhal; su gran grupo estaba formado por la Guardia Real, los Sirvientes, los Soldados, varios carruajes y la Familia Real. Rhaella estaba ansiosa y emocionada por el Torneo. El anónimo le había informado cómo habían tratado a Jon Snow en general, ella había querido saber todo sobre él, y cómo había sido su vida en Winterfell hasta ahora era uno de ellos, y Rhaella no había querido nada más que devolver el castigo que le habían dado. merecido diez veces, recuerda a todos lo que es lastimar a un dragón. Aún así, los muchos años de ser reina le habían enseñado a tener la cabeza clara en cada situación y no perder la cabeza.

Se había abstenido de pensar en castigar a toda la Casa Stark. En cambio, castigaría solo a los culpables de robar a su nieto y a los responsables de que lo trataran como basura.

Rhaella aún no lo sabía con seguridad; ella había recibido información de su hombre, información sobre qué tipo de chico era Jon, y todo lo que escuchaba agregaba más a su creencia de que Jon era su nieto que Lord Stark les había robado; aparentemente era bueno cantando, luchando con espadas y montando a caballo, reflexionaba con bastante frecuencia y, lo que es más importante, su fuente de información describía a Jon Snow como increíblemente guapo y tiene la apariencia del rey Rhaegar cuando era más joven. Aún así, ella quería verlo ella misma; cada vez que pensaba en informar a Rhaegar o Elia, la imagen de ellos llorando por Lyanna y su hijo la detenía.

Lo último que quería era darles falsas esperanzas basándose en las palabras de ella y los Sin Nombre, y si, al final, resulta que había estado persiguiendo un fantasma durante los últimos cuatro años, no habría hecho nada más que reabrir el viejo heridas que habían tardado casi una década en cerrarse de alguna manera. La reina Rhaella escapó de sus pensamientos cuando el carruaje dejó de moverse.

Estaban cerca de la orilla del Tridente. El grupo real había dejado de moverse; podía ver a Rhaenys y Dany hablando ya un escudero preparando sus caballos; sus agudos ojos se dirigieron a Aegon, que estaba escuchando algo que Ser Barristan le estaba diciendo. Rhaella tenía una idea de lo que estaba hablando su nieto con la vieja guardia real. El Torneo estaba cerca, y Barristan era un conocido buen justador y luchador. Él le había dicho antes que quería volver a ganar la justa en Harrenhall y coronar a Ashara Dayne como Reina del Amor y la Belleza, pero fue vencido en la última ronda por su hijo.

Su nuera parecía estar ansiosa por el Torneo, diciendo que ya era hora de que Rhaenys encontrara un marido y que Dany tal vez pudiera encontrar un compromiso.

Viserys, por otro lado, parecía aburrido y no le importaba. Rhaella frunció el ceño mentalmente a su hijo menor, bebiendo una copa de vino, una puta en su regazo mientras le decía algo al oído. Rhaella sintió dolor de cabeza; ella había intentado todo para ponerlo más serio y hacer algo. Aún así, rechazó todo, Rhaegar le había ofrecido convertirse en La Mano del Rey, pero Viserys lo rechazó todo, diciendo que no le importaba nada de eso. Rhaella lo había escuchado varias veces cuando estaba borracho que solo había una cosa que siempre quería, un dragón. Lo único que no podían darle.

Rhaella miró a su hijo, sonriendo con Elia. Estaba feliz de que Rhaegar y Elia hubieran aceptado el compromiso entre Aegon y Margaery; con la Rosa de Highgarden en la mezcla, La casa Targaryen era fuerte. La chica es hermosa, con una sonrisa aún más hermosa para agregar a eso. Rhaella le había ordenado a Barristan que cuidara a su nieto cada vez que pasaba tiempo con Lady Margaery; quería saber todo lo que se discutía en caso de que Lady Tyrell decidiera clavarle las uñas a su nieto.

Sus ojos miraban al norte sin darse cuenta, su mente estaba preocupada por Jon Snow.

Su nieto perdido, lo tuvo en frente y no supo reconocerlo y Rhaella se maldice por eso. Hasta poco se dio cuenta del parecido que tiene con Rhaegar pero con el cabello oscuro.