Los Elegidos.

Capitulo 72: Lo que esta muerto todavía puede arder

 Ned Stark se dirigió furioso hacia su habitación en la Torre de la Mano. Sus hombres lo flanqueaban cuando entró en la habitación en la que vivía mientras servía como Mano. No podía creer que su esposa fuera tan tonta. No quería creerlo. No debía creerlo. Y, sin embargo, la evidencia de los poderes de Jon, ver lo que podría suceder y el lugar donde sucedería si los eventos anteriores no se modificaban, entró en juego.

  La descripción de lo que Jon le dijo a él y al Consejo Privado con vívidos detalles no podía ignorarse. ¿Disputado? Sí. Incluso Jon dijo que el futuro siempre estaba en movimiento. ¿Pero ignorado? No. Ignorarlo era invitar a una muerte y una perdición seguras. 

—Ve a la Torre de la Mano, tío. Comprueba por ti mismo que lo que te dije es verdad. Será la única vez que realmente llegarás a creer que lo que te dije en la sala del Consejo Privado es lo que nos depara el futuro, si no tenemos cuidado. Lo que verás, lo que leerás y lo que oirás de tu esposa disipará cualquier duda que aún tengas, tío. Será una verdad amarga, pero la verdad que debes experimentar para soportar esta vida y cumplir con tu deber y ser justo.

 Sacudiendo el recuerdo de su mente, el Lord de Winterfell llegó a la puerta, abriéndola con tanta fuerza, que hizo un ruido fuerte, casi destrozándola. Al entrar, vio a su esposa en la silla, frente al escritorio. Frente a ella, estaba el papel, la tinta y la pluma en la mano para escribir. Su rostro reflejaba conmoción, sorpresa y, sobre todo, miedo. Estaban inyectados en sangre, los ojos llenos de lágrimas, el miedo en ellos aumentaba, mientras miraban de él al papel en el que estaba escribiendo.

  La verdad era clara como el día para él a pesar de que todavía no veía lo que estaba en el papel. Moviéndose rápidamente, Ned había evitado que Cat intentara destruir el mensaje que estaba escribiendo justo a tiempo, y sus hombres ahora se movieron para flanquear a la mujer para mantenerla en la silla. Lo que leyó llenó su corazón de rabia y desesperación.

 Señor Walder Frey, Como seguramente habrás oído, los Targaryen ahora tienen mas poder que nunca y están castigando a quienes lucharon contra ellos durante la Rebelión de Robert. Mi propia Casa es una de ellas. No pasará mucho tiempo antes de que el nuevo príncipe vuelva su atención hacia ti también, a pesar de que tu ejército acudió en ayuda de Robert cuando la guerra estaba llegando a su fin. He conocido a este dragón. Sé cómo piensa y actúa. Vendrá a por la Casa Frey porque está vinculada a la mía por juramento. No puedo decir si ataca usando su vil hechicería, su ejercito de mercenarios que consiguió en Essos y Yi Ti o usar sus cuatro dragones, pero hay que detenerlo. Así que propongo una alianza secreta y un medio para derrotar al dragón y asegurarnos de que nuestras propias Casas no caigan completamente en la ruina bajo la ira del nuevo príncipe que sin dudas es el máximo candidato para suceder a su padre el Rey Rhaegar por sobre el heredero legitimo si ese chico lo desea tomaría el trono en menos de un parpadeo y eso nos perjudicaría a todos. Como Roose Bolton se va a casar con una de tus hijas en Los Gemelos, sugiero que nuestras tres Casas se unan para tomar la cabeza del dragón. Todas ellas. El Rey,, los príncipes, las princesas, de la reina de todos los Dragones que se puedan incluso la futura Reina Margery Tyrell si es posible. 

 Se puede colocar una trampa adecuada durante la boda y la emboscada nos permitirá eliminar la fuerza del dragón cuando menos lo sospechen. No tengo ninguna duda, Lord Frey, de que este golpe letal contra la Casa Targaryen ayudará a apaciguarle por el desaire que ha dado la corona hacia la Casa Frey durante los últimos años, puedo ofrecer que mi hijo mayor casándose con una de sus hijas, para crear una alianza. Una vez apartado del poder, Lord Stannis tomará el Trono de Hierro y hará que gobierne debidamente sobre los Siete Reinos. Con nuestras acciones que le traigan el Trono de Hierro, nos perdonará por cualquier crimen que otros vean que hemos cometido para lograrlo.