Desde que el Hereje Negro creó la Sombra, en el Pequeño Palacio siempre han habido dos Invocadores de sombras para liderar a los Grisha. Sin embargo, sin que nadie lo supiera, estos dos tenían una visión muy diferente.
Aleksander Morozova deseaba má...
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-Le veo en mis sueños. A veces siento su presencia mientras estoy dormida. Y hoy le vi frente a mí, como si estuviera conmigo, pero era una simple proyección de su cuerpo.
Irina se había ido con Baghra para hablar en privado, aprovechando para contarle sobre su creciente problema con Aleksander. La anciana la escuchaba con atención.
-David dijo que Aleksander le preguntó si teníamos una conexión, un vínculo. Él le dijo que tenía sentido que hubiera uno entre Alina y él, porque todavía tiene parte del ciervo dentro de su cuerpo, pero entre nosotros dos era muy extraño. No tiene ningún sentido -murmuró caminando por la habitación, claramente nerviosa.
Baghra estaba desconcertada, nunca antes había sucedido un caso como aquel. Lo que unía a Alina y su hijo era el ciervo, un amplificador. Pero lo que unía a Aleksander y a Irina podía ser algo diferente... o tal vez no.
Baghra bajó la vista, concentrándose en el dedo que le había quitado su hijo, todo para aumentar su poder, para amplificarlo. Irina nunca había llegado a usar ningún amplificador... a no ser que...
-Él es tu amplificador.
Irina detuvo su caminar al escuchar aquello.
-¿Qué? ¿A qué te refieres? -cuestionó confundida. Baghra le hizo una señal para que se sentara, aquella iba a ser una conversación muy complicada.
-Él y yo somos diferentes, somos amplificadores vivientes. Nuestros huesos sirven a los Grisha de la misma forma que los huesos de ciertos animales. Y, al igual que ellos, nosotros también podemos decidir a quién dar nuestro poder.
Irina intentó interrumpirla, pero Baghra alzó la mano, pidiendo silencio. Ella siguió hablando.
-Al igual que el ciervo eligió a Alina para portar su poder, Aleksander te eligió a ti para hacerlo. Posiblemente de forma inconsciente, y solo se ha presentado ahora por culpa de los recientes acontecimientos. Alina podía ver al ciervo en sus sueños, y tú también puedes ver a Aleksander en los tuyos, comunicarte con él.
La más joven respiró con pesadez, mirando al suelo.
-¿Qué hago ahora? No puedo permitir que se siga metiendo en mi mente, que intente jugar conmigo hasta que ceda y vaya con él o... hasta que gane -susurró, perdiendo la batalla contra el miedo que amenazaba con consumirla.
Baghra sabía a la perfección lo que ella debía hacer.
-Tienes que rechazarlo como tu amplificador.
X
Irina se encontró en la pequeña capilla improvisada que había en los túneles. Había unas pocas velas iluminando la sala. No había nadie, demasiado concentrados en otras cosas como para ponerse a rezar a los Santos.
La chica se sentó en uno de los bancos, respiró con lentitud y cerró los ojos, concentrándose. Cuando volvió a abrirlos, ya no estaba en la capilla, sino en una sala diferente y delante de ella, Aleksander.
-Aleksander -llamó con voz suave.
De inmediato, el hombre se giró, claramente sorprendido de encontrarla ahí. Dejó los papeles que estaba leyendo sobre la mesa y se sentó en la esquina, analizándola en silencio.
-Pareces sorprendido de verme -siguió hablando ella.
-Lo estoy, pero quizá no debería. Somos iguales, estamos destinados a estar juntos.
Irina sintió que agarraba con fuerza el banco en su cuerpo físico.
-Tal vez, cuando tu ambición no te consumió -comentó intentando mantener la calma mientras caminaba hacia él-. No dejaré que me consumas a mí también.
Aleksander sonrió divertido.
-Te puedo dar una corona, un palacio, un reino, un imperio. Todo lo que desees, te lo daré.
Irina se detuvo un instante, viendo a Aleksander. Cuando habló, lo hizo desde el corazón.
-Quiero a mi Aleksander. El que me prometió una vida simple, a salvo del resto sin matar a nadie.
Por primera vez, el hombre no pudo mantener su mirada, teniendo que apartarla. Irina sabía lo que significaba: estaba pidiendo el regreso de alguien muerto.
-Adiós, Aleksander. Espero que nunca volvamos a vernos -susurró, pero antes de que pudiera marcharse, Aleksander volvió a hablar.
-¿Crees que no te perseguiré? ¿Que no te traeré de vuelta a mi lado? -dijo rabioso, sus ojos chispeantes.
Irina sintió que estaban alcanzando un terreno peligroso.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Encerrarme como has hecho con Baghra y Genya? ¿Obligarme a ser tu pájaro encerrado en una jaula de oro?
-Te pondría una jaula muy bonita.
El corazón de Irina se detuvo. Aleksander lo decía en serio. El Invocador se levantó de la mesa, acercándose a ella.
(Irina.)
-Tendrías todo lo que quisieras y, con el tiempo, iría haciéndola más grande. Hasta que, un día, confíe lo necesario para dejarte volar, pero no lo suficiente lejos de mí.
Irina tenía amor y cariño por el hombre con el que se crió, pero el que estaba delante de ella era uno que había perdido su camino hacía mucho tiempo.
-Merezco algo mejor que tú, Aleksander. Alguien que no me mienta y no me obligue a ser algo que no soy. Merezco a alguien que me enseñe el mundo, no alguien que me encierre en él -dijo con seguridad, sabiendo que podía hacerlo, que podía dejar atrás por completo a Aleksander.
(¡Irina!)
El hombre apretó sus labios en una fina línea.
-Te voy a encontrar, Irina. Y cuando lo haga, ten por seguro que tendrás una bonita jaula esperándote.
La Invocadora dio un paso al frente.
-La próxima vez que nos encontremos, te mataré. Lo juro por mis padres muertos -declaró con fuerza.
(¡IRINA!)
La conexión que los unía se cortó para siempre.
Aleksander Morozova dejó de ser el amplificador de Irina Mikhaylova.
X
Irina abrió los ojos de golpe, encontrándose de nuevo en la capilla. Tenía la respiración acelerada y las sombras parecían estar dispersandose. Unos manos se mantenían en sus hombros, al mirar al frente, se dio cuenta que se trataba de Nikolai.
Este se quedó mirándola con preocupación. Irina supo entonces que él había estado con ella a pesar de haberse enfrentado sola a Aleksander.
Con cuidado, abrazó al príncipe, siendo correspondida por él. Sin darse cuenta, Baghra observaba la escena en silencio.
Puede que Irina viviera una vida infinita si se comparaba con la vida que tendría el joven príncipe, pero, ¿qué era mejor?
¿Una eternidad sumida en la miseria o una vida con pequeñas dosis de felicidad?
He intentado que el lovers to enemies se haga de manera natural. Me duele porque quería que Aleksander e Irina terminaran juntos, pero los cambios de Netflix han hecho que el fanfic termine así.