Total Eclipse of the Heart [Shadow and Bone]

Verdades oscuras

Diccionario ravkano:

-Otkazat'sya: abandonados, aquellos que no son Grisha.

-Moya koroleva: mi reina.

-Tsar: gobernante (masculino), rey. Normalmente utilizado en Rusia.

El general Kirigan era el Hereje Negro, aquel que había creado la Sombra y condenado a todo Ravka. Había engañado a todo el mundo con una farsa. Alina sabía desde el principio que había algo mal en él. Hablaba de traición con tranquilidad, se enorgullecía de el título de Hereje y la creación de la Sombra.

Baghra había sido la que la había interceptado en los pasillos del Pequeño Palacio para llevarla por los túneles subterráneos. Ella le explicó que era la madre del general y lo que su hijo la haría si no se iba. Pero para ello, tenían que encontrar a Irina.

Aquello era la peor parte. Kirigan estaba engañando a Irina, estaba segura de ello. Esa seguridad se desplomó cuando Irina miró a Baghra.

-¿Se lo has contado? -quiso saber.

Alina abrió mucho los ojos.

-Era necesario. Y te necesita para que lo protejas de mi hijo. Eres la única que puede hacerle frente y la única persona que no dañaría -habló con tranquilidad la anciana.

Irina bufó.

-Ahora no Baghra. No estoy de humor para esto tras haber tenido una pelea.

Pero la mujer no la dio otra opción. Agarró con fuerza la muñeca de la Invocadora y prácticamente suplicó que la escuchara.

-Niña, te he dejado vivir en esta efímera felicidad porque sé que no quieres enfrentarte a la realidad. No es la primera vez que lo haces, pero ahora necesito que lo hagas porque el destino de todo el mundo está en juego.

-Baghra...

-¡No! -exclamó ella, sus ojos llenos de miedo. Tenía que hacerla entrar en razón-. Aleksander no desea destruir la Sombra. Nunca ha sido su intención hacer tal cosa. Él ha estado esperando la llegada de una Invocadora Solar para utilizarla como arma.

Alina jadeo al escuchar el verdadero nombre del general. No había esperado algo tan... común.

Irina apretó los labios.

-Aunque quisiera hacer tal cosa, Alina se negaría y no tendría forma de obligarla.

No había rechazado las palabras de Baghra. Aquello era un avance, pero no era suficiente.

-No si él mata al ciervo de Morozova y le pone un collar en el cuello -habló con fuerza la anciana. Los ojos de Irina se abrieron.

-No. Es imposible que lo haya encontrado.

-Lo ha hecho -intervinó Alina, convirtiéndose en el centro de atención. Su voz era acelerada y estaba impregnada de miedo-. He estado soñando con ese ciervo desde pequeña. Lo dibujé y de alguna manera encontró mi dibujo. Según Baghra, envió rastreadores en su búsqueda y... hoy mismo le han informado que lo han encontrado.