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Por suerte, dejaron entrar en el país tanto a Irina, Mal y Alina, así que, una vez instalados en la posada, los tres se separaron para buscar información sobre el azote marino. Mal fue al puerto a preguntar a los pescadores por si habían visto algo extraño, Alina a la biblioteca a revisar los mapas del Mar Auténtico e Irina fue a la universidad para preguntar a historiadores.
Para ella fue bastante fácil decir que era una estudiante de la universidad de Ketterdam que estaba de visita, aprovechando que estaba allí, quería recopilar más información para un trabajo sobre leyendas marinas. La profesora de historia no tardó en dejarla pasar, siendo ella misma una gran conocedora de todas esas leyendas.
La mujer zemeni, Leoni, era una Inferni bastante entusiasta y joven. A veces, de la emoción, se le escapaba alguna chispa de las manos. Irina sonrió, cómo amaba a los zemeni, quienes consideraban los poderes Grisha un regalo. Ojalá Ravka pudiera tener algo así algún día.
-Dime, ¿con qué leyenda estás haciendo tu trabajo? -preguntó Leoni una vez se hubo calmado.
-Con la del azote marino. En Ketterdam he oído algo, pero no lo suficiente, pensé que aquí, en Weddle, oiria más cosas.
-Así que Rusalye, ¿eh? -comentó con una sonrisa en sus labios-. Muchos dicen que es un cuento de hadas. La historia de un dragón de hielo que mora en los confines de los mapas. Algunos dicen que es un príncipe maldito, transformado en una serpiente marina y obligado a rondar por las gélidas aguas del Paso de los Huesos.
Irina se anotó ese nombre, recordando su ubicación en el norte del mapa.
-¿Han habido avistamientos? -cuestionó, la zemeni asintió.
-Muchos marineros afirman haberlo visto, y siempre en esa zona. Los ancianos dicen que es el guardián del Paso de los Huesos, aunque las canciones populares dicen otra cosa. Dicen que Rusalye se acerca a las jóvenes solitarias, les deja subirse a su lomo y las lleva a su palacio submarino con tal de hacerlas su reina. Lamentablemente, allí sólo hay corales y perlas para comer, así que las jóvenes terminaban por morir de hambre. El pobre Rusalye lloraba cada una de sus muertes, cantando una canción sobre sus cuerpos antes de subir a la superficie en busca de otra reina.
Inconscientemente, Irina se miró su anillo. ¿La ambición de poder por parte de Aleksander la hubiera matado?
Apretó su mano. Ella había tomado una decisión, una que volvería a tomar. Sonrió de forma cortés.
-Muchas gracias. Ha sido de mucha ayuda -agradeció.
-Para nada. Siempre es bueno ver jóvenes con interés en las historias.
Si tan solo ella supiera su edad...
X
Irina estaba regresando de la universidad cuando vio a Mal siendo perseguido por varios hombres del Primer Ejército ravkano.
-Oh, mierda -maldijo ella.
Con un movimiento de manos, un par de sombras tiraron a un lado a varios soldados. Uno de ellos cayó en un puesto de frutas, antes de que cayera toda la mercancía al suelo, sus sombras las recogieron y las dejaron a un lado.
-¡Lamento las molestias! -gritó Irina antes de seguir a Mal. Un poco más adelante, Alina apareció también corriendo hacia el callejón donde habían acorralado a Mal. Con su luz, cegó a todos.
Apartaron la vista tanto los soldados como los transeúntes. Y entonces, Irina los tiró al suelo con sus sombras.
-Has sido muy sutil -se quejó con sarcasmo Alina.
-Pues anda que tú -acusó Irina a punto de abrir la puerta con un candado para salir de allí.
-¡Alto! -gritó el oficial, quien ya se había levantado del suelo-. Sabía que iríais juntos. Y tú -dijo señalando a Irina-, por culpa del general Kirigan y tú las cosas están peor en Ravka.
La Invocadora de sombras se colocó delante de Alina y Mal, como forma de protección.
-Estás buscando al enemigo equivocado, soldado. Kirigan fue el que utilizó la Sombra. Yo no estoy con él, yo intenté detenerle.
El hombre se rió.
-¿Y quieres que crea esa tontería? A ver las manos, sobre todo las tuyas y las de Starkov. Es mejor entregarse -aconsejó sabiendo que les superaba en número.
Entonces, pasó lo que nadie esperaba. Vendedores zemeni movieron sus puestos a modo de barrera entre ellos y los soldados, haciéndoles a los tres ravkanos un gesto con las manos al tocar su cabeza y pecho.
-¿Qué hacéis? Apartaos.
Pero ellos no se movieron, mirándolos cara a cara.
Tres personas se acercaron a ellos. Uno le dio un sombrero a Mal, otra una capa de colores brillantes a Alina y otra más una chaqueta azulada a Irina.
-Por aquí -dijo una mujer utilizando su poder Grisha para abrir el candado.
-¡Apartaos! -siguió gritando el oficial detrás de ellos, intentando pasar sin éxito-. ¡Son fugitivos acusados de crímenes en nuestro país!
La mujer apretó las manos de Irina y Alina con esperanza.
-Adawesi, Invocadora del Sol, Invocadora de sombras.
Irina hizo el mismo gesto que ellos le habían hecho.
-Gracias -agradeció antes de marcharse, alejándose de los gritos de los soldados. Por suerte, eran lo suficientemente inteligentes como para no causar una guerra contra Novyi Zem, por lo que no fueron en contra de los zemeni.
-He encontrado un mapa con una imagen oculta del azote marino -empezó a decir Alina mientras de movían por las calles-. Creo que indica por dónde se mueve.
-Déjame adivinar, por el Paso de los Huesos -dedujo Irina-. En la universidad me han dicho que allí se concentran la mayoría de los avistamientos.
-Yo he escuchado de los pescadores que allí no hay bancos de peces. Posiblemente porque haya un depredador en la zona. Está claro que lo encontraremos allí -declaró Mal.
-Necesitamos un barco -dijo Alina-. ¿Cómo conseguimos uno?
-Todavía me quedan un par de orquillas de oro -murmuró Irina alegrándose de no haber dejado sus cosas en el hostal-. Esperemos al anochecer y consigamos un barco que no tenga insignia. Así sabremos que no van con nadie y cumplirán nuestras peticiones si les prometemos un segundo pago.
Alina y Mal asistieron ante sus palabras. Irina tan solo esperó que realmente hubiera un barco sin insignia en el puerto.
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En la serie no dicen absolutamente nada sobre el azote marino, así que, no os preocupes que ya lo hago yo.
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Total Eclipse of the Heart [Shadow and Bone]
FanficDesde que el Hereje Negro creó la Sombra, en el Pequeño Palacio siempre han habido dos Invocadores de sombras para liderar a los Grisha. Sin embargo, sin que nadie lo supiera, estos dos tenían una visión muy diferente. Aleksander Morozova deseaba má...