El pájaro de fuego

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Apenas habían logrado estar un par de horas en el campamento de Zvedya cuando les llegó una nueva información: el campamento ubicado en Keramzin había caído, no había ni un solo superviviente

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Apenas habían logrado estar un par de horas en el campamento de Zvedya cuando les llegó una nueva información: el campamento ubicado en Keramzin había caído, no había ni un solo superviviente.

-Está empezando a atacar. Ya no va tras nosotros, quiere que salgamos -comentó Irina al recibir aquella noticia, sabiendo que iba al orfanato donde se habían criado Mal y Alina.

Dominik estuvo de acuerdo.

-Apenas nos hemos reagrupado, no podemos comenzar un ataque, sobre todo si es una etapa.

-Esperemos a que llegue Alina. Con algo de suerte, ella ya tendrá una pista para perseguir el pájaro de fuego.

Lamentablemente, cuando Alina llegó lo primero que dio fueron las malas noticias.

-Baghra ha caído.

-¿Qué? -susurró Irina, sin creerse lo que escuchaba, pero el semblante de Alina era oscuro.

-Es verdad. Ha muerto -confirmó Mal, con la misma expresión que Alina.

Irina tuvo que darse la vuelta, sintiendo que su mundo se desmoronaba. La persona a la que consideraba una segunda madre estaba muerta.

Casi al instante, Nikolai estaba a su lado, siendo un apoyo para ella. Estuvo junto a Irina hasta que reunió la fuerza suficiente para seguir hablando.

Alina la miró apenada.

-Antes de morir, rompió mi vínculo con Kirigan -explicó, siendo una sorpresa para todos los que estaban allí reunidos.

-¿Tenías un vínculo con él? -cuestionó Irina. Ella ya había roto el suyo con Aleksander, pero era una sorpresa escuchar una confirmación de que Alina también tenía uno.

-Veía la Sombra haciéndose más grande, arrasando aldeas y pueblos. A veces estaba dentro y te veía a ti -declaró-. Sé que hablabas con alguien, pero solo escuchaba murmullos. No pensaba que tenía un vínculo con él, hasta que lo vi a mi lado. Él me agarró y Baghra me salvó. Acabó quitándole las partes del ciervo que estaban todavía dentro de él.

Irina suspiró, al menos Baghra había muerto ayudándolos.

-¿Eso es que está muerto? -preguntó Genya a su lado, queriendo que todo esto hubiera acabado.

-Lo mejor es pensar que sigue vivo -comentó Nikolai, siendo el más sensato.

-¿Y el pájaro de fuego? ¿Descubristeis algo? -cuestionó Irina, esa era su única esperanza para acabar con Aleksander, quien no tenía ninguna duda de que había sobrevivido.

-Mal sabe dónde está -indicó Alina, aunque a Mal no le pareció gustar su comentario, queriendo hablar antes con ella. No pudo hacerlo porque Dominik le interrumpió.

-Dinos cómo encontrarlo.

-Tienes todos nuestros recursos -confirmó Nikolai antes de dar las malas noticias-. Parece que Kirigan se mueve. Ha destruido Keramzin.

-No hay supervivientes -añadió Irina con un tono de voz oscuro. Cuando había escuchado la noticia, sintió que su estómago se retorcía. ¿Cuántas personas habían muerto en el campamento?

-Conoce mis debilidades -susurró Alina claramente molesta.

-Dos equipos -indicó Dominik-. Uno con...

-Oretsev, señor.

-Dominik -se presentó antes de seguir hablando-. Un equipo con Oretsev para buscar el pájaro, otro a por el Oscuro para detener su avance.

-Muy bien -asintió Irina, cuánto antes se movieran mejor.

-Bien, mañana nos movemos -sentenció Nikolai.

X

El campamento Grisha se había colocado al lado del orfanato de Keramzin. Había varios Grisha entrenando al aire libre, ya fuera con maniobras de ataque o practicando con su poder.

Aleksander los observaba mientras caminaba por el campamento. Varios de ellos habían sido amplificados con los huesos de su madre, y ya se notaba en su técnica. El propio Aleksander fue amplificado con sus huesos, uniendo una mano prostética a su muñeca cortada, gracias a lo cual pudo ver los últimos momentos de Baghra.

La vio a diciéndole al rastreador que era el pájaro de fuego, descendiente de la otra hija de Ilya Morozova, aquella que salvó con sus huesos. Eso lo hacía un asunto familiar, bueno ya lo era, porque con esos recuerdos, vino uno que lo hizo destruir toda la sala donde estaba.

Nikolai Lantsov e Irina Mikhaylova besándose a la luz de unas pocas velas.

Ese príncipe cachorro, ese bastardo de la reina pagaría por ello. Y para ello, usaría a sus Grisha.

Se acercó a Fruzsi, quien estaba practicando su control sobre el agua. Dejó que se evaporizara cuando se presentó a su lado.

-¿Recuerdas cuándo tu familia te trajo a mí? ¿El precio exigido cuando descubrieron que eras Grisha? -cuestionó.

La mujer se quedó en silencio, recordando aquel día en el que sus padres se libraron de ella, dándole a la vez la oportunidad de aprender sobre su regalo.

-Quizá pueda pagar mi deuda -dijo con devoción.

Aleksander supo qué decir para que esa devoción siguiera latente dentro de ella.

-Habría pagado cien veces más. Supe reconocer tu valor.

Al igual que supo reconocer el valor de Irina, pero ese niñato coronado rey de Ravka había decidido que la quería para su bando. Se encargaría de destruirlo, al igual que había hecho con todos los miembros de su familia.

Se colocó frente a Fruzsi.

-Demuéstramelo. Muéstrame tu valor.

La Agitamareas le miró con alegría, enseguida convocó agua, congelandola en peligrosas puntas que clavó contra una de las cajas de suministros.

Aleksander observó encantado aquello.

-Extraordinario -miró hacia atrás-. ¿Y los demás?

-Están listos -confirmó Fruzsi.

Aleksander asintió antes de colocarse delante de todos, llamando su atención con la voz.

-Vuestras órdenes son muy sencillas -habló en un tono alto-. Matad al rey. Traedme viva a Irina Mikhaylova.

Todos asistieron ante sus palabras, sintiendo un sabor amargo en la boca al escuchar el nombre de su antigua compañera Grisha. Ella había sido una líder justa, no sabían por qué protegía al rey. Era una suerte que el general Kirigan no deseara matarla y simplemente hacerla entrar en razón.

-¿Y el rastreador? -quiso saber la Agitamareas, recordando la información que les había dado sobre él: Mal Oretsev era el pájaro de fuego, el tercer amplificador-. Su existencia hace que todo peligre.

La respuesta vino al instante.

-Nadie puede tocarlo, salvo yo. ¿Entendido? -gritó Aleksander, cuando no hubo ninguna respuesta, asintió-. Bien.

-¿Y no se habrá sacrificado para amplificarla? -volvió a intentarlo Fruzsi. Quería que la victoria fuera suya, por eso preguntaba. Pero su general estaba muy seguro de ello.

-Ella preferiría morir antes de permitírselo.

Y él tenía razón.

Total Eclipse of the Heart [Shadow and Bone]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora