Diccionario ravkano:
-Sankta: santa.
-Nichyevo'ya: nadas.
Nikolai nunca esperó que la situación fuera tan mala, pero por cada momento que pasaba, parecía que los Santos querían retarlo.
Primero habían sido emboscados por los Grisha de Kirigan, quien no estaba en Keramzin, sino allí mismo, a escasos kilómetros del fuerte. Un Inferni lanzó bolas de fuego hasta que cayeron, matando a gran parte de los soldados que iban con ellos.
Nikolai se lesionó la pierna, haciéndolo cojear. Fedyor pudo haberlo curado, pero estaban más ocupados escapando de los Grisha de Kirigan, que pronto descubrieron que habían sido amplificados.
Su única salida era regresar al fuerte, reagruparse y contraatacar. Pero un suceso cambió la batalla de golpe.
Kirigan movió la Sombra, dejando a todo el fuerte a oscuras. Nikolai sintió una opresión en el corazón.
Irina estaba dentro.
No pudo pararse a pensar, tenía que actuar. Corrieron escapando de los Grisha hasta que llegaron a una zona abierta y reunirse con Tamar y otros soldados.
Cuando iban a atacar, Nikolai agarró a Tamar y la arrastró detrás de los tablones donde se estaban protegiendo.
-¡Estaba bien! -se quejó ella, cuando vio a su capitán, sonrió y le dio un abrazo, siendo correspondido por él-. No están Tolya ni los Cuervos -indicó una vez se separaron.
Otro problema más.
-¿Irina y el resto? -preguntó, todavía preocupado por ella.
Tamar negó con la cabeza haciendo que el corazón de Nikolai se hundiera todavía más.
-Los perdí. Es un caos.
Y sí que era un caos. Intentaron aguantar todo lo que pudieron frente a los Grisha, pero estaban en clara desventaja. Terminaron por llevarlos hasta un callejón sin salida.
-¡Matad al rey! ¡Encontrad a la Invocadora del Sol, su compañero y traed a Irina Mikhaylova! -gritó desde el otro lado la Agitamareas loca.
Todo parecía estar perdido, hasta que el colgante de flor de Tamar se abrió. Ella sonrió sabiendo lo que significaba.
Los refuerzos estaban allí.
X
Habían llegado al centro de la Sombra, el lugar donde empezó todo. Volver a ver aquellas estatuas frente a lo que una vez fue un refugio para los Grisha.
Alguien tocó su hombro, apretándolo con cariño. Al girarse, pudo ver a Nina, quien se veía algo indecisa sobre si dar consuelo o no, pero parecía ser que su corazón ganó, al igual que lo hizo cuando decidió irse con el amor de su vida.
-No estás sola -susurró ella.
-Te lo agradezco, Nina.
Con las manos unidas, observaron a Alina y Mal. Este último iba a sacar una daga para que ella lo matara, pero una vez más, Alina se negó. En cambio, hizo algo diferente, le pidió que hicieran aquello juntos.
Guió la mano de Mal hasta su muñeca y el poder surgió como un fuego de un rojo puro, haciendo más grande la esfera en la que se encontraban. El poder que sintió Alina hizo que se inclinara para besar a Mal.
Nina, Irina, Inej y Zoya se quedaron observando asombradas la luz. Inej se puso a rezar, agradecida de poder ver el poder de Sankta Alina. Las demás se juntaron, viendo aquello con asombro y alegría.
-Que bonito -dijo Nina, estando casi sin palabras.
Pero, como siempre, alguien debía interumpir aquel momento. De los confines de la esfera de luz, apareció Aleksander.
-Muy emotivo -habló llamando la atención de todos.
Irina se tenso al instante, dejándola completamente paralizada. Para su sorpresa, tanto Nina como Zoya se colocaron frente a ella, actuando las dos como protectoras.
La Invocadora de sombras notó que la mano en la que había colocado una de las astas de ciervo había sido cortada, cambiada por una prótesis de color negro.
Cada vez que veía a Aleksander, menos se parecía, siendo más el Hereje Negro que describían las historias.
Alina se separó de Mal, poniéndose en una posición de ataque. Se la veía furiosa. Aleksander no se vio amedrentado por ello y siguió hablando.
-Casi me sabe mal lo que tengo que hacer. Al fin y al cabo, es de la familia -finalizó mirando con asco al rastreador.
Con un movimiento de manos, un nichyevo'ya empezó a surgir tras las cuatro chicas. Mal sacó su pistola con las balas de luz que le había dado David.
-¡Agachaos! -ordenó disparando.
Aleksander aprovechó el momento y lanzó el Corte. Alina convocó su propio Corte de luz, haciendo que ambos chocaran. Pero una parte de cada uno de ellos terminó por desviarse. Las sombras alcanzaron a Mal, dándole una herida mortal. El de luz hizo una herida ardiente en el pecho de Aleksander.
Alina se quedó mirando sus manos, sintiendo el poder recorrer sus venas. Que bien se sentía. No se dio cuenta que Mal estaba herido en el suelo.
-Me ha dado -habló adolorido.
-¡Mal! -gritó colocándose a su lado.
Irina observó aquello, necesitaban a un sanador.
-Nina, ¡Nina! -llamó, pero no estaba por ningún lugar, como si se hubiera desvanecido.
Mal se estaba muriendo.
-Santos, ¡no! Está bien. No pasa nada. No me dejes. ¡No me dejes! -suplicó Alina, pero Mal ya había asumido su destino, por lo que terminó alcanzando la daga una vez más, ofreciéndosela a su amiga de la infancia.
-Es la única manera -susurró a duras penas.
Alina le observó con la cara llena de lágrimas. Con manos temblorosas la agarró, colocó la punta en el pecho de Mal, justo encima del corazón.
-Te quiero.
Mal sonrió como pudo.
-Ya sabes dónde encontrarme.
Le miró una última vez a los ojos y se la clavó. El poder del pájaro de fuego se introdujo en su cuerpo, sentía que se estaba quemando. Pero lo que fue más doloroso, eran los recuerdos de Mal, los recuerdos más preciados que tenía y en todos estaba Alina.
Un gritó que surgió de lo más profundo de su ser encontró su camino fuera. Alzó una mano al cielo, lanzando todo su poder junto a ese grito.
La luz cegó a todos los que estaban allí, pero cuando volvieron a abrir los ojos, ya no era la luz de Alina la que les iluminaba, era la luz del sol.
La Sombra había caído.
ESTÁS LEYENDO
Total Eclipse of the Heart [Shadow and Bone]
FanfictionDesde que el Hereje Negro creó la Sombra, en el Pequeño Palacio siempre han habido dos Invocadores de sombras para liderar a los Grisha. Sin embargo, sin que nadie lo supiera, estos dos tenían una visión muy diferente. Aleksander Morozova deseaba má...