Desde que el Hereje Negro creó la Sombra, en el Pequeño Palacio siempre han habido dos Invocadores de sombras para liderar a los Grisha. Sin embargo, sin que nadie lo supiera, estos dos tenían una visión muy diferente.
Aleksander Morozova deseaba má...
-Otkazat'sya: abandonados, aquellos que no son Grisha.
-Moya soverennyi: mi señora.
-Oprichnik: guardia personal de los Oscuros.
-Moi tsarevich: mi príncipe.
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Nikolai Lantsov siempre se escapaba de sus niñeras, y un día, se enamoró perdidamente. ---------------------------------‐--------------------------------
Desde el nacimiento del segundo hijo del rey, habían corrido varios rumores a su alrededor. El primero y el más resonado entre todos era que el pequeño Nikolai no era un Lantsov, era un bastardo.
Las pistas eran obvias: el cabello rubio del príncipe en vez de castaño, su piel más clara en comparación al de su hermano... Eran cosas que no cuadraban.
Empezaron a susurrar un nombre entre los sirvientes e incluso personas influyentes de la corte: Sobachka. La reina Tatiana intentó por todos los medios de evitar que el pequeño sufriera por aquellas palabras, colmando a su hijo preferido con más cariño y tiempo por su parte. Por suerte, Nikolai parecía ser inconsciente de todo lo que sucedía a su alrededor, demasiado ocupado causando estragos.
Ya desde que nació, se demostró que Nikolai era un niño muy revoltoso. Las niñeras podían dar fe de ello, siendo las que más sufrían cuando el pequeño príncipe decidía que estaba aburrido y quería salir a explorar.
A veces podían encontrarlo en las cocinas comiendo dulces, otras en el jardín jugando con el barro, otras yendo a la armería (cosa que casi le da un ataque de corazón a la reina, teniendo que echar a varias de las niñeras a cargo).
Hubo una temporada en la que el príncipe parecía haberse calmado, al menos no parecía querer salir de su habitación. Hasta que desapareció y no lo pudieron encontrar por ningún lado. Las niñeras recorrieron cada habitación, pasillo y pasadizo del palacio. El resultado era el mismo: Nikolai Lantsov no aparecía.
Lo que las niñeras no sabían era que el pequeño príncipe había salido y caminado por los senderos de palacio, yendo más lejos de su pequeño rincón del jardín (donde había jugado con el barro). Recorrió un camino que conectaba con otro palacio mucho más pequeño y más bonito que en el que vivía. Allí la gente vestía ropa de colores, nada ostentoso ni caro. Los guardias que había allí, tenían ropa negra y cara seria.
Nikolai quería saber más sobre ellos, pero antes de que pudiera entrar, uno de los soldados se colocó frente a él, asustándolo.
-Este lugar está restringido.
-¿Por qué? -cuestionó el chico, sintiendo curiosidad por ello.