Vuelta a Kribirsk

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Diccionario ravkano:

-Oprichniki: guardia personal de los Oscuros.

-Lapushka: cariño.

-Moya tsaritsa: mi reina.

-Sasha: diminutivo de Aleksander.

El viaje hasta la Sombra fue largo y siempre estaban vigilados

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El viaje hasta la Sombra fue largo y siempre estaban vigilados. Mientras que Mal iba montando con uno de los oprichniki, Iván era literalmente la sombra de Alina. Los dos amigos se mantenían separados y en pocas ocasiones se les permitía acercarse.

Irina era un asunto completamente diferente. El general montaba con ella, cualquiera que los viera parecería algo normal, pero al mirar más de cerca, se podía ver cómo las sombras giraban en las muñecas de Irina, listas para actuar si intentaba hacer algo.

Ellos dos se adelantaron a la comitiva, pues Aleksander al ser el general del Segundo Ejército tenía que preparar todo para cuando los representantes vinieran para cruzar la Sombra. Seguro que esperaban que la Invocadora del Sol destruyera aquella aberración. Que sorpresa se iban a llevar.

Y así fue como terminaron en el lugar donde empezó todo: en Kribirsk. Dejando a un lado el caballo, fueron a la única tienda negra del campamento. Irina casi se burló de los guardias que había en la entrada: dos oprichniki y dos Mortificadores.

-Debo ser especial si necesito esta clase de carceleros -comentó ella con sarcasmo.

-No tienes ni idea, aparte, ahora se te conoce por salir huyendo con niñas soñadoras. Tenía que tomar medidas -casi bromeó-. Tengo cosas que hacer -señaló a la entrada de la tienda-. Tienen órdenes de mantenerte aquí, hazme un favor y no juegues con ellos. La señorita Safin vendrá para arreglarte.

Pareció querer acercarse, posiblemente para darla un beso o algo, pero al final no lo hizo. La postura de Irina mostraba que no era el momento. Bueno, tal vez luego.

Una vez que salió, Irina expandió sus sombras intentando localizar a Mal y Alina. Era muy complicado teniendo en cuenta que las sombras de Aleksander podían delatarla. Antes de que pudiera hacer algo más, otra persona entró en la tienda.

-Por los Santos, realmente te vendría bien una Confeccionadora -comentó Genya al verla allí.

Irina observó a su vieja amiga antes de permitirse darla una pequeña sonrisa.

-Han pasado muchas cosas -informó.

Genya fue y la abrazó. Al separarse, la miró directamente a la cara.

-Tengo que prepararte. El general Kirigan me ha perdido que estés deslumbrante para la demostración -dijo colocando sus artículos sobre el tocador, luego la pidió que se cambiara de ropa.

-Bueno, dudo mucho que el segundo oficial al mando tenga que estar deslumbrante -se burló ella mientras cogía la prenda de ropa y se cambiaba. Cuando lo hizo, fue a sentarse delante del tocador, se quedó pensativa viendo a la otra Corporalki-. Siempre has estado espiandome, ¿no? Tendría mucho sentido. También estabas cerca de Alina, pudiste coger sus dibujos y cartas.

Genya se congeló. Al mirar a Irina, su corazón se detuvo. Los ojos grises de la mujer estaban fríos.

-Seguía las órdenes del general. No te lo tomes a pecho, me salvaste de ser la mascota de la reina, pero todos somos los soldados de Kirigan. Si no le ayudaba a su causa de una manera, lo haría de otra manera.

Irina recordó aquella época en la frontera de Shu Han, con Isak. Genya siempre iba con ella en todos sus viajes y era muy sencillo enviar una carta informando de la situación a Aleksander.

-Dime, Genya -pidió Irina-. ¿Qué ha dicho el general para ocultar nuestra desaparición?

Nunca antes la Confeccionadora se había sentido tan ansiosa en presencia de la Invocadora. Intentó aparentar estar tranquila mientras coloreaba las mejillas de Irina.

-Dicen que Alina ha estado recluida, preparándose para la prueba. Tú has estado con ella, preparándola -informó mientras pasaba de sus mejillas a su cabello negro, haciéndolo más brillante para después peinarlo.

-¿Qué hay del rey? -preguntó.

-Ha enfermado y está muy grave. El Apparat gobierna en su nombre.

-¿Y la reina?

-En sus aposentos. Nadie quiere que el rey la contagie -explicó haciendo un nudo cuando terminó de hacer las trenzas.

Fue a coger una diadema y colocarla en la cabeza de Irina.

-¿Qué pensaría David, Genya?

La Corporalki se congeló. Su corazón empezó a ir más rápido, con un temor antinatural.

-¿Qué? -logró decir.

-¿Qué piensa David de todo esto, Genya? -siguió con voz dura, mirándola a los ojos gracias al espejo-. ¿Está de acuerdo con todo esto? ¿O prefiere otra cosa?

Genya se apartó apretando las manos para ocultar el hecho de que estaban temblando.

-Debería de estar de acuerdo. El general está haciendo todo por nosotros. Para protegernos.

-Pero no es la mejor manera, sino la más radical. -Irina giró la cabeza ligeramente-. ¿Consideras a David un radical?

-Yo... yo... -murmuró Genya sin saber qué decir.

Estaba dudando. Solo necesitaba presionar un poco más y...

-¿Ha terminado, señorita Safin? -Ambas mujeres se giraron para ver a Kirigan en la entrada de la tienda. Genya asintió, por lo que el general la excusó de la tienda. La mujer casi salió corriendo de allí. Una vez estuvieron solos de nuevo, Aleksander se acercó a Irina colocándose detrás de ella-. Hacía tiempo que no te veía así, tan manipuladora. Te queda bien, lapushka. Te servirá cuando gobiernes -comentó apoyando ambas manos en sus hombros.

Fue entonces cuando se permitió verla por completo. Llevaba un vestido negro brillante, tan protector como cualquier kefta, con bordados grises y blancos. Su cabello estaba recogido en una trenza y sobre su cabeza, una diadema plateada que se asemejaba una pequeña corona se mostraba con orgullo.

Estaba hermosa.

Con suavidad, le desabrochó la cadena del cuello y cogió el anillo de matrimonio. Se movió para colocarse a su lado pidiendo en silencio su mano derecha. Irina se la dio y Aleksander colocó el anillo en el dedo anular.

Se llevó su mano a su colgante y sacó su anillo, dejando la cadena en el tocador junto al de Irina. Entregó a su esposa el anillo y esta lo colocó en su dedo anular.

Aleksander apoyó la mano en el hombro de Irina, mirándose a ambos en el espejo.

-¿Ves? Somos magníficos juntos y dentro de poco todo Ravka lo verá, moya tsaritsa.

Irina se quedó en silencio mirándose en el espejo. ¿Eso era todo? ¿Él había ganado?

Dejó que Aleksander la levantara del tocador. Ofreció su brazo y ella se agarró a él. Aleksander se inclinó y reclamó sus labios en un beso tierno. Al separarse, salieron de la tienda.

Tanto el Segundo Ejército como el Primer Ejército fueron testigos de su caminata hasta el esquife. Un mensaje claro y poderoso se fue extendiendo: ambos Oscuros estaban juntos, y pobre aquel que se interpusiera en su camino.

-El rastreador está custodiado en el campamento -la dijo mientras se acercaban a los muelles-. Si haces algo extraño, la pobre Alina sabrá que ha sido por tu culpa.

-Nunca dejas cabos sueltos, ¿verdad, Sasha? -cuestionó Irina utilizando el diminutivo de su nombre pero sin el cariño que conllevaba la palabra. Aquello se ganó una sonrisa maliciosa por parte del otro.

-Yo nunca, lapushka.

Total Eclipse of the Heart [Shadow and Bone]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora