La Qudo entrecerro los ojos, el enorme ser alado se hacia más grande a cada segundo, lo que significaba que...
Sabina corrió lo más lejos que pudo de la ventana, un par de segundo después la habitación se estremeció. Sabina vio como la pared era atravesada por una enorme garra.
Un dragón verde estaba rompiendo los muros del palacio. Jakhis salto de la cama en alerta, encontró su espada justo cuando la garra del dragón se acercaba a la Qudo y la sujetaba de la cintura.
Sabina grito aterrorizada, Jakhis desenvaino la espada y lanzó una estocada contra la garra de aquel gigantesco ser. El dragón rugio y una bocanada de fuego salió de su hocico.
La Qudo grito de nuevo pero el dragón no la soltó, aun herido saco a la mujer de la habitación y emprendió vuelo lejos del palacio.
-¡No!
El rugido del emperador trono sobre Kumora pero no había nada que pudiera hacer para recuperar a la Qudo. Vio a sus pies las cadenas rotas que la habían apresado, por el muro destruido siguió viendo al enorme ser hacerse más y mas pequeño en el horizonte, llevándose a Sabina con él.
Caleb llego a la habitación junto a varios guardias.
-Jakhis, ¿que sucedió?
-Se la llevo, ese maldito...
-¿Qué quieres que haga? - pregunto el guardia sin saber como proceder.
-Busquenlos... no debe ser muy difícil encontrar un dragón...
Caleb asintió y salió de la habitación del emperador sintiendo un dejavu.
Mientras tanto la Qudo cerraba los ojos para evitar ver la enorme altura a la que volaban.
La sangre del dragón le goteaba sobre la espalda. Después de lo que sintió horas volando, al fin, el dragón comenzó a descender.
La dejo caer en la arena cuando estuvieron a corta distancia del suelo. La Qudo rodó llenandose de arena.
Escupió antes de levantarse y ver al dragón.
-¿Estás bien? ¿Te duele mucho? - soltó viendo su garra profundamente lastimada. -¿Tamed te envío?
El enorme ser la miraba fijamente con sus enormes ojos amarillos. Bufo, un torrente de humo la hizo dar un paso atrás.
De pronto, ante la mirada atónita de Sabina, el dragon comenzó a hacerse más pequeño. Sus alas se esfumaron y... El dragón...
-¿Tamed? ¿Eres... tú? ¿Cómo... como es posible? ¿Eres... un dragón? Eras... enorme y... ahora...
-Es mi forma humana... - soltó el ahora hombre sujetando su brazo.
-¿Estás bien? Estás herido... ¿es grave? Dioses, estoy tan confundida...
La Qudo cayó sobre su trasero y se cubrio el tostro con las manos.
Tamed rio.
-Eso suele pasar con las personas la primera vez que me ven transformarme.
-Pe... pero... eras un dragón enorme...
Ahora que lo veía, el dragón seguía en Tamed, el cabello verde, los ojos amarillos, los dientes... realmente era un dragón...
-Vamos - Soltó Tamed - estamos cerca.
-¿Cerca de donde?
-Tu trova. ¿No estabas desesperada por volver con ellos?
Sabina se levanto con los ojos muy abiertos.
-¿Lo dices enserió? ¿Mi trova?
-Así es, necesito que hables con ellos... para que entiendas.
-¿Entender que?
-Quien eres.
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La prisión del emperador
FantasyJakhis gobernaba el desierto infinito de Kumora. Era un emperador. Un gran emperador. Podía tener a cualquier mujer que él quisiera. Todas y cada una de ellas estarían a su merced y disposición y no se revelarían como esta. ¿Por qué no podía tomar a...