Un pegaso sin alas

62 11 2
                                    

-Asi que... ¿Cómo cuánto tiempo nos tomara llegar a tu campamento? - pregunto Erin.

Llevaban caminando algunas horas y el enorme hombre de cabello verde no se había apartado de su lado, aunque tampoco había dicho una sola palabra durante todo el camino.

-Un par de días.

-¿Tanto?

Tamed asíntio, miro a Kyllin de reojo. El caballo no había parado de relinchar y tratar de empujarlo del lado de Erin. Ella no entendia el por qué pero al parecer su amado equino detestaba a ese hombre.

A lo largo del día Tamed había estado rondandola, Erin se dió cuenta a media tarde cuando se puso frente a ella que la función que el hombre había tomado por decisión propia era la de proporcionarle sombra. Cuando el sol estaba a su derecha Tamed se ponía de ese lado para que el sol lo abrasara a él y ella estuviese bajo su enorme sombra, lo mismo ocurría del lado contrario.

La ladrona no mencionó nada al respecto, no habría sabido que decir. Así que lo había ignorado hasta no poder más y al fin había comenzado esta conversación.

-El refugio está en lo profundo del decierto y nos movemos cada tanto. No podemos arriesgarnos a ser encontrados por la guardia del emperador.

Tamed miro a Jakhis quien caminaba un par de metros alajado de ellos mientras charlaba con Jefferson.

-Asi que... ¿Realmente le crees a Jakhis? ¿O esto es, una especie de secuestro o...?

-No confío en él. Pero siempre supe que Jakhis era solo un títere de Morde. Si lo que dice es verdad, me alegra que al fin escapara de él.

Erin asíntio algo más tranquila. Aún así, no confiaría en Tamed tan pronto.

-Asi que... - soltó el hombre en voz baja - buscas la cueva de Ali bah ba.

-Asi es...

-Para convertirte en la reina de los ladrones... - Tamed esbozó una sonrisa al decir esto.

-Burlate si quieres, pero la encontraré, está por aquí... Y estoy muy cerca...

-No me burlaba. Me parece interesante. Una ladrona buscando una cueva en el desierto infinito de Kumora en compañía de un emperador desterrado y un pegaso sin al...

Erin se volvió hacia el con una rapidez y una fuerza impresionantes.

Puso sus manos en su boca para que no siguiera hablando.

Tamed la sujeto por la cintura. No habría podido evitar tocarla aunque su vida dependiera de ello. Había estado el día entero preguntandose que se sentiría tocarla, abrazarla... Simplemente rozarla y ahora la tenía, de nuevo entre sus brazos.

-No digas eso - soltó Erin molesta - a Kyllin le afecta mucho la palabra con A.

Tamed levanto las cejas aún con la mano de Erin sobre sus labios.

La ladróna se alejo de él y a regañadientes el hombre la soltó. Erin comenzó a mover los brazos de arriba hacia abajo simulando alas.

Tamed comprendió.

-Entiendo. ¿Que le paso?

-No lo se. Mi padre lo encontró así cuando era apenas un bebé. Estaba abandonado y solo... Medio muerto. Aquí, en el desierto de Kumora, nunca entendimos que hacía aquí.

-Seguro fueron traficantes. Las... -Tamed miro al pegaso - esas partes de los pegasos valen mucho en el mercado negro. Pero son muy difíciles de conseguir. Algunos descubrieron que estás pueden seguir creciendo aún sin el portador así que comenzaron a cazar crias de pegaso. Ellos no luchan tan fieramente como un adulto. Así que les quitan sus... Eso y los dejan morir. Sin ellas son un caballo normal después de todo, no valen mucho para ellos.

Erin miro a Kyllin con tristeza. Acaricio su hocico y se acerco para depositar un beso en este.

-Eres mucho más que un caballo normal para mí. Eres mi compañero.

El animal relincho y se acerco más a Erin.

Tamed miro sus cicatrices. Le habían arrancado las alas, siendo solo un potro. Pensó en lo que él sentiría si le hubiesen arrebatado la posibilidad de volar. Sabiendo que se es una criatura de aire, vivir atado a la tierra hubiese sido deprimente.

-Tiene suerte de tenerte - soltó Tamed conmovido.

-Yo tengo suerte de tenerlo. Es el mejor compañero que una ladrona puede tener. Los pegasos son sumamente inteligentes y...

-Yo se dónde está.

-¿Que? - pregunto Erin aún acariciando a Kyllin.

-La cueva de Ali bah ba.

Los ojos de la ladrona se abrieron con emoción.

-¿De verdad? ¿Lo sabes?

Tamed asíntio.

-Yo... ¿Cómo...? ¿Que es lo que...?

-Te llevaré... Pero no ahora. Primero debemos llegar al refugio y... Tengo cosas que tratar con Jakhis.

Erin entrecerró los ojos.

-¿Por que habría de creerte?

-No tengo por qué mentirte.

-Yo no sé eso. Tal vez tengas razones para mentir y si no es así... ¿Que pediras a cambio por llevarme ahí?

Tamed lo pensó. Había muchas cosas que se le venían a la mente con aquella pregunta.

Trago saliva y la miro.

-Te lo diré luego. Te pediré algo... Cuando esté seguro de lo que quiero.

Erin entrecerró los ojos de nuevo.

-Espera. Dices que conoces la cueva pero... ¿Que hay del tesoro?

-¿Que con él?

-¿Está el tesoro en la cueva?

Tamed la miro y sonrió.

Erin abrió la boca y lo señaló.

-¡No está! Querías engañarme.

-No. Yo jamás dije nada del tesoro.

-Si el tesoro no está ahí no hay trato. No me interesa una cueva vacía.

Tamed rio. Con fuerza. Lo que sonó extraño puesto que jamás lo hacía.

-Esta bien su majestad. La llevaré al tesoro.

Erin al escuchar esto sonrio y levanto el cuello.

-Ah... No suena nada mal "su majestad" adoro como suena. ¿Sabes? Creo que tú y yo verdecito, nos vamos a llevar muy bien.

Dicho esto tomo su brazo y comenzó a caminar junto a él preguntándole sobre el oro de la cueva.











La prisión del emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora