Tener que aceptar tu destino

37 8 0
                                    

-Supongo que para llegar al presente se debe siempre comenzar por el pasado - dijo Tamed con la mirada en el fuego - todo comenzó hace unos cien años, cuando Kumora era fértil y estaba llena de magia. Todo lo que ahora es arena solía ser verde, lleno de vida. Había abundancia y los dragones iban y venían por doquier. Hasta que llego un hombre, un hombre ambisioso lleno de odio. Trajo con él magia oscura e infecto está tierra hasta que sólo quedó arena... los dragones fueron cazados hasta su casi extinción... y entonces, sobre las ruinas, ese desgraciado monto un imperio - Tamed rio - un imperio sobre la ruina... la escoria y el sufrimiento. Este hombre tuvo tres hijas. Y las crió para odiar la magia y a cada criatura que la llevase.

Tamed tomo de su te, Sabina podía ver el odio en sus ojos pero también vio tristeza. Tanta tristeza.

-Una de ellas, la mayor, se caso con un príncipe, su matrimonio no era feliz pero trajo al mundo a dos hijas, quienes a su vez tendrían que casarse con algún príncipe de así, expandir el reino hasta hacer un imperio. La primera también lo hizo... y trajo al mundo al hombre que hoy se encuentra en el trono de Kumora.

-Jakhis - soltó Sabina.

Tamed asintió.

-Pero la hermana menor de esta conoció el amor, el verdadero amor... y estaba dispuesta a todo, para estar con él. Por desgracia para ella su padre se entero y estuvo dispuesto a todo... para separarlos.

Sabina trago saliva y espero casi sin atreverse a respirar.

-Quedábamos pocas criaturas mágicas en Kumora. El maldito de Farid había logrado masacrarnos y los pocos que sobrevivieron huyeron lo más lejos que pudieron. Solo un puñado decidió quedarse a pelear y nos hicimos llamar La rebelión. Un mago estaba entre nosotros. Un mago bastante poderoso aunque muy idiota. Se dejaba llevar por sus emociones en lugar de detenerse a pensar. Un día vio a la princesa en el mercado del pueblo, ella había logrado burlar a sus guardias y salió sola por la plaza de Kumora. Dimos la vio y... según me dijo fue amor a primera vista, el saber que era la princesa solo lo animo más... comenzó a entrar en el palacio a escondidas, la cortejo y la hizo amarlo... se amaron tanto... que planearon huir juntos, abandonar todo, el palacio, la rebelión... irse a donde nada de eso importara. Irse a donde solo su amor importara. Dimos vino a mi una noche antes, me habló de su plan, yo estaba muy molesto con él por abandonarnos... eramos pocos y sin él todos nuestros planes se vendrían abajo. Pero me miró y me dijo... "cuando encuentres el amor me entenderas"

Tamed rio de nuevo, una risa que le salió de la garganta y Sabina supo... de alguna manera supo que Tamed había encontrado el amor... pero las cosas no habían resultado bien.

-Él llegó por ella esa noche, se suponía que huirán de noche sin que nadie supiera pero lo sabían, de alguna forma ellos sabían... y los emboscaron. Dimos lucho contra toda la guardia real de Kumora y le dio tiempo a Ameli de huir, le dijo que la buscaría después... y ella logró llegar hasta una trova itinerante que la rescato... pero Dimos... eran demasiados contra él, aun así logró llegar hasta mi. Cuando el sol salía él llegó a mi y me hizo prometer que encontraria a Ameli y al hijo en su vientre... pero llegue tarde... cuando la encontré... solo estabas tú. Dimos había proclamado esa profecía mucho antes de siquiera conocer a Ameli pero cuando te vi... lo supe... eras tú. Tú nos salvarias, serias tú, su hija... quien destruyera ese reinado de desgracia y comenzaria todo de nuevo. Una era de abundancia llena de magia...

Sabina miro su taza de té ya frío. Así que eso sucedió. Sus padres se enamoraron aún cuando debían ser enemigos... pero no los dejaron estar juntos... a veces... El destino ya estaba marcado y por más que uno intentara borrarlo... era imposible.

Sabina suspiro y miro a Bredan.

-¿Qué debo hacer?

-No lo sé pequeña, haz lo que te dicte tu corazón.

-Pero no se... que podría hacer para ayudar... para... destruir Kumora... destruir a... Jakhis...

-Solo se que debes venir conmigo ahora, tu destino está en Kumora. - soltó Tamed.

-¿Por qué no me llevaste esa noche? ¿Por que me dejaste con los Qudo?

-Porque... pensé que necesitabas aunque fuese... una infancia feliz. Antes de tener que aceptar tu destino.

La prisión del emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora