Marishca llevo a las chicas a una tienda enorme y envío a los chicos con un niño que, por cómo le hablaba, Erin supuso era su hijo.
Se bañaron, vistieron y comieron mientras la mujer ponía al tanto a Sabina sobre lo que había pasado en su ausencia.
-¿Así que ya estás decidida? ¿Te quedarás con nosotros?
Sabina asíntio.
-Parece que es mi destino estar aquí... Al parecer, debo ayudar a Tamed... No estoy segura en qué pero... Lo averiguaremos.
-Estoy feliz de que estés aquí Sabina, sana y salva... Celia nos contó lo ocurrido.
-¿Ah, si? - Erin miro a la Qudó, parecía molesta.
-Dijo que en un descuido caiste de la carreta y alertaste a los guardias, te atraparon y Tamed tuvo que arriesgarse a volver por ti...
-Eso dijo ¿Eh? Yo tendré una charla con Celia pronto...
-Es un alivio que todos estén a salvó, gracias a Airlia que ya todo está bien, le pondré algo extra en la ofrenda está noche para agradecerle.
Sabina sonrió.
Una mujer salió de bañarse, tenía el cabello rubio húmedo, era blanca como la leche y sus ojos grises emanaban paz.
-¿Tienes algo para ponerme Marishca? Tamed ha llegado y sabes que me manda a llamar siempre que llega de un largo viaje. Quiero algo azul... Ese color le gusta en mi.
Erin sintió una punzada en el estómago, justo donde antes hubo mariposas.
-Claro Rita, ahora mismo te busco algo. ¿Tamed está con los sabios ahora?
-Si, pero en un momento terminarán y necesito estar preparada.
Mientras Marishca buscaba la ropa Rita hurgo entre unos frascos y se unto perfume en el cuello y muñecas.
-Me encanta verte de nuevo Sabina.
Sabina sonrió mientras masticaba su comida.
-Estoy feliz de verte también. ¿Ya conociste a Erin?
-No he tenido el gusto.
Erin asíntio ante la sonrisa estúpida de la rubia. Sentía unas intensas ganas de arrancarle cada cabello de su cabeza.
Marishca salió con la ropa y se la entrego. La rubia agradeció y corrió a su tienda a cambiarse.
-¿Y... Ella es...? - comenzó Erin tratando de no hacer ver su molestia.
-Rita llegó aquí hace unos cinco años. Ella y Tamed... Bueno, se entienden bien - respondió Marishca.
-¿Tienen algo? - Erin miro a Sabina que oculto su sonrisa tras su cuenco de arroz.
-¿Una relación? No lo creo... Tamed no es un tipo de relaciones ¿Sabes? Jamás lo he visto tener nada con nadie además de Rita, y... Bueno, no me consta lo que sucede dentro de esa carpa, ya saben... Puede que solamente hablen o... Le de un buen masaje para quitarle el estrés. No es bueno asegurar cosas que una no ha visto con sus propios ojos. La suposición es familiar de la mentira.
-Claaaaro - soltó Sabina mientras engullia el resto de su arroz - seguro se encierran a jugar ajedrez.
Erin sonrió sintiéndose una idiota. "Jamás volverás a estar sola" como no. Tamed era un desgraciado mentiroso y ella estaba a punto de vomitar un puñado de mariposas muertas.
Después de un rato encendieron la enorme fogata.
-Vamos niñas, es hora de la cena.
Erin estaba llena pero nunca le diría que no a una comida, en una vida como la suya jamás se sabia cuando volverías a comer por lo que procuraba comer mucho cuando podía.
Vio que Sabina metía en sus bolsillos un par de barras de cereales pero no pregunto. No la avergonzaría por robar un poco de comida, ella hacia lo mismo cada que podía.
Así que llegaron ante la enorme fogata, Jakhis estaba ahí y Erin se acercó.
-Mirate, pareces otra mujer toda bañada y con ropa medianamente decente y ¿Que es eso? ¿Te perfumaste? - Erin enrojeció - crei que no usasbas perfume por eso de pasar desapercibida.
-Pusieron perfume en el agua ¿De acuerdo? No podía ponerme remilgosa, ellos están siendo muy amables.
Jakhis la miro y entrecerró los ojos.
-Te gusta aquí ¿cierto?
Erin miro en ambas direcciones, parecía avergonzada.
-Pues si... Son amables... Al menos por ahora. ¿Te han tratado bien?
-Nadie me ha dirigido la palabra más que ese chiquillo y el idiota de Jefferson, me tiene harto su palabrería.
Erin rio.
-Como ladrona no tengo mucha oportunidad de estar en lugares así.
-¿Así como?
-Con personas buenas.
Jakhis la miro y paso su brazo por sus hombros.
-Ya no tendrás que volver a ser ladrona, cuando recupere mi trono, me haré cargo de ti.
Ella rio y lo empujó.
-No necesito que te hagas cargo de mi. Con que cumplas tu palabra estará bien. Recuérdalo bien, mi peso y el de Kyllin en oro y un par de favores. Ese fue el trato.
Jakhis asíntio.
-No lo he olvidado...
-Descuida, si lo haces, te lo recordaré...
Frente a ella, a unos metros vio a Rita entrar en una tienda. Supuso que sería la de Tamed. Un minuto después salió de ahí otra chica, una joven de cabello negro y corto hasta la barbilla.
-Bueno, no es solo Rita ¿eh?
-¿Que? - pregunto Jakhis.
-Nada... No confíes en nadie ¿Entiendes? Jamás, aunque parezcan ser buenas personas,siempre debes estar alerta, jamás bajes tu guardia.
Jakhis la miro con el ceño fruncido pero asíntio.
-Despues de Morde, eso me queda claro.
Erin asíntio.
-Excepto en mi... Puedes confiar en mi. Y en Kyllin... Pero no le des poder, Kyllin es maquiavélico si le das una pizca de poder...
-¿Que?
-Creeme... Vamos, busquemos algo de comer.
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La prisión del emperador
FantasíaJakhis gobernaba el desierto infinito de Kumora. Era un emperador. Un gran emperador. Podía tener a cualquier mujer que él quisiera. Todas y cada una de ellas estarían a su merced y disposición y no se revelarían como esta. ¿Por qué no podía tomar a...