-¿Por qué tú primero? - soltó Jakhis de espaldas Erin mientras ella entraba en el agua - yo soy el que ha rogado por un baño durante dias.
-Porque, yo soy la chica. Y si sigues lloriqueando irás después de Kyllin.
-Él no se quiere bañar, ¿Cierto Kyllin?
El caballo relincho pero Jakhis no supo si en acuerdo o no.
Erin comenzó a tararear y Jakhis tomo aire. Esto era lo peor que le había pasado en la vida. Había tenido que huir de su palacio, de sus hombres, aliarse (si es que Tamed estaba de acuerdo, aún no le había asegurado nada) con el que fue su enemigo y ahí estaba ella... Sabina... Quien había comenzado todo esto... Quien lo había abandonado antes cuando él...
-Jakhis, te estoy hablando.
-¿Que?
-¡Ey! No voltees hasta que te diga. ¿Que pensabas? Estás raro.
-Yo... Solo pensaba que está cituación... Es la peor en la me he encontrado. Pero... No lo sé, hasta siento que... La estoy... Disfrutando.
-Oh, que tierno, ¿es porque estás conmigo?
Jakhis rio.
-Si, en parte. Sin ti habría muerto...
-Y aún me lo debes.
-Cierto. Pero... Yo... Jamás había vivido algo así, ¿entiendes? Jamás había salido del palacio... Es como... Una aventura.
-Pues me alegra que por fin dejes de quejarte. Ahora, es tu turno - soltó la ladrona detrás de él.
-¿Cómo... Cómo llegaste ahí? No te escuché salir del agua.
-Soy una ladrona tonto. Jamás me escucharás venir.
Cuando Jakhis, Erin y Kyllin regresaron limpios y sonrientes la tensión que se sentía en el improvisado campamento era terrible.
Erin parecía no percibirla pero Jakhis no podía ignorar las mirada de Sabina y Tamed sobre él. Parecían furiosos por algo.
-Deberiamos dormir un rato - soltó Jefferson.
Todos estuvieron de acuerdo.
Erin saco un par de mantas y las coloco juntas, Jakhis se acercó y se recostó junto a ella. Jefferson se recostó a una poca distancia de ellos y Sabina un poco más lejos. Tamed por su parte se levantó de dónde estaba sentado junto al fuego.
-Yo haré guardia - soltó con voz seca comenzando a caminar lejos de ellos.
Erin le susurro que Kyllin haría lo mismo, después sería su turno y al final el turno de Jakhis.
-¿Crees que sea necesario hacerlo? Tamed ya está en eso.
-No confíes en nadie Jakhis... Bien puede estar esperando que nos quedemos dormidos para degollarnos.
-Bien ¿Segura que Kyllin puede...?
-Por supuesto, él y yo siempre tomamos turnos de guardia.
Jakhis asíntio y cerró los ojos, estaba exhausto a pesar de que su cabeza daba vueltas y vueltas. Podía sentir a Sabina a unos cuantos metros de él por primera vez en lo que le pareció una eternidad. Ya no sentia ese delirio, esa desesperación por ella pero no podía negar que su cuerpo lo halaba como un imán.
No se dió cuenta cuando se perdió en el sueño, despertó al sentir a Erin moverlo por el hombro.
-Vamos emperador, es hora de irnos.
Jakhis sentía que había dormido a penas unos minutos mientras Erin parecía fresca y alegre.
-¿Cuánto dormí? - gruño.
-Unas horas. El sol ya salió.
-Iremos al refugio. - soltó Tamed de pie a unos metros, apagando el fuego que la noche anterior había hecho.
-Entonces... ¿Has pensado sobre mi propuesta? - pregunto Jakhis.
-Te permitiré acompañarnos, pero te mantendré bien vigilado. No confío en ti.
Jakhis asíntio.
Caminaron un buen rato por pasillos oscuros que daban la impresión de un laberinto, Jakhis no tenía idea de dónde estaban y no tenía idea de dónde venían. De haberse encontrado solo en aquel lugar, se habría perdido y muerto de hambre.
Al fin, después de lo que parecio un siglo, el grupo salió a la superficie. El sol era ardiente y el desierto infinito de Kumora se extendía ante sus ojos.
Erin se puso su velo de nuevo para cubrirse del sol.
-Bien, ¿Que harás ahora? - soltó Jakhis sintiendo un peso en el pecho.
-¿A qué te refieres?
-¿Seguirás buscando la cueva de Ali bah ba?
-Oh, claro, pero... Por ahora... Veré ese refugio del que hablo Tamed.
Jakhis la miro sorprendido.
-¿Te quedarás? - no pudo contener una sonrisa.
-Bueno - soltó la chica sin darle mucha importancia - la verdad es que eres un tonto, no creo que pudieras sobrevivir sin mi. Y si tú mueres, yo pierdo toda mi ganancia adquirida estos días. Así que...
-¿Quieres decir que te preocupas por mi?
-No... Me preocupo por mi y... Además, si voy a actuar de guardaespaldas, también exigiré un pago.
Jakhis levanto la ceja.
-No confío en ellos. Ese hombre ha sido tu enemigo por años y esa mujer te hechizo antes, ¿Cómo sabes que no lo hará de nuevo? Y ese chico... - miro a Jeff caminando a lo lejos - bueno no se, pero tampoco confío en ese, sonríe demasiado.
-Bien... ¿Así que serás mi guardaespaldas eh? ¿Y que exigiras a cambio?
-Mi peso en oro.
Jakhis rio.
-Eso no será mucho.
-Y el de Kyllin. Nuestro peso combinado en oro.
Jakhis sonrio.
-Bien... Te daré tu peso... Y el de Kyllin en oro, si logro recuperar mi imperio.
-Lo harás.
-Desearia tenerme tanta fe - soltó Jakhis con un suspiro.
-Si bueno. A veces solo podemos tener fe - le golpeó el hombro despacio - vamos emperador. Tenemos un imperio que recuperar.
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La prisión del emperador
FantasyJakhis gobernaba el desierto infinito de Kumora. Era un emperador. Un gran emperador. Podía tener a cualquier mujer que él quisiera. Todas y cada una de ellas estarían a su merced y disposición y no se revelarían como esta. ¿Por qué no podía tomar a...