-Es por aquí, estoy segura.
Jakhis rodó los ojos. Llevaban dos días buscando la supuesta entrada a la supuesta cueva de Ali bah ba.
-Erin, es tiempo de hacer algo más, moriremos aquí buscando esa cueva.
-Claro que no, he vivido en el desierto infinito de Kumora desde que era una tierna bebé.
-Bueno, yo moriré. Estoy tan cansado, habriento y sediento y...
Erin le extendió la bolsa con la carne seca y el pan duro que habían estado comiendo.
-¡No quiero comer esto! ¡Ya estoy harto! - soltó molesto.
-Oh disculpe su alteza, déjeme traerle langosta y caviar. Llamaré a sus sirvientes y... Oh espera, ¡No tienes! Ya no estás en tu palacio ¿Recuerdas?
Jakhis gruño mordiendo un trozo de carne seca.
-Dijiste que me llevarías con Tamed, con la rebelión y hasta ahora, lo único que haz hecho es traerme en círculos por este estúpido desierto.
-No vamos en círculos. Vamos en dirección recta, ¿ves esa estrella?
-¡Veo cientos de estrellas, todas son iguales! - grito harto.
-Pues te aguantas majestad porque estoy muy cerca... Tan cerca que puedo sentirlo.
-Lo que sientes se llama deshidratacion, no hemos bebido agua en todo el día. Moriremos aquí porqué eres una necia.
Jakhis dió un paso al frente furioso y de pronto. El suelo se abrió bajo sus botas. Cayó por un agujero cuadrado varios metros y aterrizó sobre una especie de hierva bastante grande, lo que evito que se lastimara.
-Jakhis, Jakhis ¿Estás bien? - escucho a lo lejos a Erin.
-Erin... Creo... Creo que tenías razón, es la entrada a la cueva.
-¡Si! - chillo la chica lanzándose y callendo a su lado.
Escucharon a Kyllin caer detrás de ellos.
Erin prendió una vela y miraron sorprendidos que estaban en una especie de... Sala del trono.
-Esto es...
-Un palacio - soltó Erin - ¡La ciudad escamosa!
-Pero es imposible. Nunca hubo un palacio aquí... Esto no puede ser posible. Mi habuelo descubrió está tierra y era... Nada, solo arena.
-Bueno querido príncipe, es hora de que olvides todo lo que te han dicho y comiences a ver con tus propios ojos lo que es verdad y lo que no.
-Emperador.
-¿Que?
-Emperador, no príncipe.
-Como sea... ¿Cómo es que hay hierba aquí?
-No lo se, debe haber agua por algún lado.
-Pues, comencemos a buscar.
El emperador y la ladrona comenzaron a caminar por el palacio sin saber que un príncipe y una Qudo hacían lo mismo del otro lado de aquel gigantesco lugar.
-Tardaremos años en encontrar una salida - soltó Sabina cansada.
-No, todos los palacios tienen salidas por doquier, solo debemos saber buscar.
-Por suerte eres un príncipe, si me hubiese quedado atrapada aquí con un ovejero habríamos muerto sin más - bromeo la Qudo.
-¿Escuchaste eso? - soltó Jefferson al tiempo que se quedaba muy quieto.
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La prisión del emperador
FantasíaJakhis gobernaba el desierto infinito de Kumora. Era un emperador. Un gran emperador. Podía tener a cualquier mujer que él quisiera. Todas y cada una de ellas estarían a su merced y disposición y no se revelarían como esta. ¿Por qué no podía tomar a...