Capítulo 3
Dejé de caminar.
La criada abrió la puerta frente a mí. Mas lejos, abrió una puerta más.
Allí me esperaban cuatro mujeres y un hombre que habían sido arrastrados a través de la cortina.
“…"
Para ser exactos, eran cuatro personas. Ya que uno se había desmayado y estaba tirado en el suelo. La puerta se cerró a mis espaldas.
“Me disculpo. ¿Debería despertarlo?
"Está bien, déjalo ser."
Mi boca tenía un sabor amargo. Tenía que reconocer también que había utilizado el terror y miedo que la princesa me había legado para que esto pudiera ser.
No era particularmente sabia ni particularmente justa. Todo lo que sé es que estoy en condiciones de intentar hacerlo.
“…¿Reconocen sus pecados?
"Sí."
Quizás era porque habían tenido tiempo para pensar, pero parecían haber aceptado más o menos la posición en la que estaban. Hubo resignación, pero estaban en calma.
"No voy a matarlos".
"¿Perdón?"
Vi sus rostros pálidos y desconcertados y continué hablando.
"Pero eso no quiere decir que simplemente los dejaré ir esta manera. Es justo que paguen por sus crímenes."
"Con qué... "
“Sean mis ojos y mis oídos. Traigan todos los chismes sobre mí, las historias que no llegan a mis oídos ".
No parecieron entender de inmediato.
“Oficialmente, Serán despedidos así que dejarán el palacio esta noche y esperaran mis instrucciones. No deben ser vistos por ninguna persona con la que trabajaron aquí. ¿Lo entienden?"
"Sí."
“Ahora trabajarán en otro palacio. Si esconden algo y lo descubro que me mintieron los mataré."
“…"
“Sus vidas ahora me pertenecen. No lo olviden. Por ahora, el único camino que les queda es ser fieles a mí ”.
De hecho, había elegido a propósito a las personas que venían de un área pobre o que no tuvieran familias y los puse en la primera línea para que no hubiera oportunidad de que mi plan fuera descubierto después. Pero probablemente nunca lo sabrán.
Probablemente sería lo mejor despedir a los soldados que participaron en este evento también. No evitaría por completo que hablaran pero, pero aun así sería lo mejor.
"Permítame escoltarla".
De repente, mis ojos se posaron en la criada que siempre estaba sirviendo al lado. Cuando salí al pasillo me di la vuelta y pregunté.
"¿Cuál es tu nombre?"
"Es Hess."
Gravé el nombre en una esquina de mi cabeza.
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"Pienso que ella es increíble".
En ese momento, las sirvientas a su lado dejaron caer todas las cosas que sostenían con un fuerte ruido. Era una reacción emocional muy rara en respuesta para este palacio glacial.
"¿Q- qué dijiste?"
Una de las sirvientas preguntó con una expresión de perplejidad, viendo las piezas del plato roto esparcidos por la alfombra.
