Capitulo 16 parte 4

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“¿Qué… qué estás haciendo aquí a esta hora, Eclot?”, pregunté, arreglándome el cabello despeinado. 

“¿Eclot?” repetí. 

“Perdóneme, su alteza” Eclot bajó sobre una rodilla. No podía ver su expresión. Los sirvientes detrás de él se veían completamente perdidos, por lo que les hice un gesto para despejar. 

Aclarando mi garganta un poco, dije, “Está bien, puedes decirme. ¿Pasó algo?”

“N…no, su alteza”

Él actuaba realmente extraño, asi que me alejé de Nadrika. Cuando mis piernas casi cedieron mientras trataba de levantarme, Nadrika me sostuvo firmemente. 

Casi estaba fuera de la cama cuando Eclot dijo, “Perdón, su alteza”

Luego abruptamente se puso de pie y dejó la habitación. Me quedé boquiabierta mientras Nadrika me abrochaba de nuevo mi vestido. 

“¿Qué fue eso…?”, dije. 

Nadrika pensó un momento, luego adivinó “Supongo que estaba sorprendido”

“¿Sorprendido? Oh…”

Aun así, no podía entenderlo completamente. Él nunca antes había tenido problema en venir y saludarme.

“¿Pero no irrumpió dentro porque tenía algo importante que discutir?” dije. 

Nadrika no respondió. Nos sentamos lado a lado en la orilla de la cama, tomados de la mano. Llamé a un sirviente que esperaba afuera.  

“¿Qué sucedió?”, pregunté. 

“Él… bueno, él insistió en que necesitaba entrar…”

“¿Incluso después de que le dijiste que estaba con Nadrika?”

“Sí, su alteza. Yo creo…”

“¿Qué?”

“Probablemente, esa fue su reacción a la impresión del ataque de esta mañana.”

“Oh, cierto… ¿Pero no es extraño que se haya dado cuenta hasta ahora?”

“Su excelencia estuvo lejos del palacio todo el día”

“Ahh” Ahora entendía. Suspiré suavemente, luego recosté mi cabeza en el hombro de Nadrika. “Mi mente está por todos lados” murmuré. 

“Eres muy generosa con él, su alteza.”

Me reí. 

“Lo soy. Él es el primer súbdito fiel que tuve.” Descansé mi barbilla en el hombro de Nadrika y le sonreí. “Pero en fin… ¿Terminamos lo que empezamos?”

Nadrika me sonrió de regreso. 

“Eso no suena mal” respondió. 

Nos recostamos en la cama, viéndonos el uno al otro. Sus dedos se sentían suaves y cálidos cuando se enredaron con los míos; me incliné hacia él, besando suavemente sus labios. 

Probablemente Nadrika no sabía lo que pensaba de él. Amaba todo sobre él –sus radiantes mechones de cabello dorado, sus ojos violeta, sus pálidas mejillas. Pero la única cosa que no podía decirle –era que si tuviera que morir, quisiera morir en sus brazos. Cuando le sonreí, él parpadeó desconcertado y luego me devolvió la sonrisa. Entonces su rostro se movió hacia adelante y sus labios presionaron los míos como imanes. Lo atraje hacia mí. 

Esa era la verdad –una verdad que nunca cambiaría. 

***

“¡Solo me dirijo a los jardines del frente! ¿Dices que no puedo hacer ni siquiera eso?”

Caí En Un Juego De Harem InversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora