Capitulo 23 parte 1

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Te lo digo, él piensa que estaría traicionando a su madre.”

Itte había dicho algo similar a esto más temprano, ¿pero cómo se suponía que eso era culpa de Kairos?

“Escuché que ella fue envenenada,” dije. “Entonces por qué–”

“Yo lo sabía. Sabía que la bebida estaba envenenada.”

La comprensión afloró en mi cara. 

“Sí, es correcto. Como contigo. Fue justo como esa vez.” Kairos dejó escapar una risa desinflada. “Verás, ella quería morir. Debido a mí.”

Respiré agudamente. 

“Probablemente quieras dejarme aquí… Quizás pienses que puedes irte en paz una vez que me veas convertirme en emperador y empiece a vivir una buena vida. Pero estás equivocada. Te necesito. A ti, que estabas preparada para morir por alguien, quien sea que ese pueda ser. A ti, que de alguna forma se las arregló para vivir.”

Así que esa era la razón. La vez que sucumbí a mi destino a pesar de que él corrió a advertirme sobre el veneno –mientras aún creía que yo lo superaría y sobreviviría. Eso había movido algo en él. 

“Es la única forma en la que puedo respirar con tranquilidad.”

Él se estiró como si fuera a tomarme de las manos, pero entonces se deslizó al suelo y se puso de rodillas. Enterrando dócilmente su frente en mis manos, él murmuró, “Sé que probablemente no te guste esto de mí. Sé que no puedo escapar de mi pasado. Y no estoy seguro de si…” Tomó un profundo respiro tembloroso. “De si te amo como un hombre o como… algo más. No puedo decirlo con seguridad, y eso es lo que he estado intentando ocultar.”

Él avanzó hacia adelante de rodillas y apretó fuertemente el dobladillo de mi vestido. 

“Pero quiero besarte.” Dijo él. “Quiero hacer más que solo besarte. Cada día y cada noche.”

Todo sobre él era como un niño –su voz suplicante, estrangulada y gruesa, con lágrimas, la desesperación en sus ojos mientras me miraba, la punta de su nariz enrojecida.

“Así que no vayas con mi hermano.”

Él me estaba desnudando su corazón, revelando un deseo tan humillante como para decirlo en voz alta. Sin palabras, recorrí con mis dedos desde su frente hasta su oreja, luego acuné sus mejillas, mi mano debajo de los mechones de su cabello que caían más allá de sus orejas.

Gotas de sudor rodaban por su cuello y pude sentir su pulso palpitando debajo de su cálida piel. Me sentía un poco estupefacta, pero, por otro lado, sentía lástima. ¿Mi cabello rojo había sido el inicio de todo? Rojo, justo como el de él. 

¿Quién había hecho al único príncipe heredero del imperio así de lamentable –a este hombre hermoso e inteligente, con tan radiante y confiada sonrisa? Si había sido yo, entonces sentí que debía rogar perdón. 

“Nada de eso importa,” dije. “Solo te veo como a ti mismo. Pero Kairos… esa es una razón más por la que no puedo ser tu madre.”

Hice una pausa y vi en lo profundo de sus ojos. 

“¿Eso está bien?”

Su mirada sin comprender volvió a enfocarse y pareció brillar con el entendimiento, pero entonces su rostro se estropeó miserablemente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. 

“¡Sí…!”, se ahogó. 

Me incliné para abrazarlo con cautela. Cuando envolvió sus brazos en mi cuello, bajé a mis rodillas y suavemente pasé mis manos por su espalda. Podía escucharlo contener sus sollozos, incluso cuando no había nadie aquí para castigarlo si lloraba en voz alta. 

Caí En Un Juego De Harem InversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora