“¿De qué rayos estás hablando?”, pregunté.
Karant bajó su cabeza para recuperar el aliento, luego se estiró con una sonrisa. “Ha pasado un tiempo desde que tomó a uno nuevo, alteza.”
“¿Y?”
“Usualmente, cada vez que toma un nuevo concubino, no toma otro en un tiempo,” explicó ella. “Así que es una forma para que otros dejen de molestarla.”
“¿Y por esa razón, debo tomar otro concubino?”
“Correcto. ¿Por qué no? Y ya que estamos en eso… ¿Le gustaría que le ayude a escoger uno?” Karant se acercó a mí tanto como si estuviéramos en términos más cercanos de los que estábamos.
Resoplé y continué caminando. “Tú toma a alguien. ¿Por qué yo?”
“¿Yo? No estoy particularmente interesada en los hombres.”
“¿Hablas en serio?”
“No, estoy bromeando,” dijo Karant, sonriendo abiertamente.
“Es solo que no quiero estar atada a una sola persona. Saber que alguien me espera en casa, arruina toda la diversión de estar afuera, ¿no lo cree? Entonces, eso hará que quiera ir a casa.”
“¿Y es por eso que has estado soltera todo este tiempo?”
“Sí, y planeo quedarme así” dijo Karant firmemente.
“Es cierto. Es mejor para ti no casarte.” Acordé.
“Entonces, ¿qué hay de Plancy –el hombre con el que acaba de dar una caminata?”
“¿Estás bromeando?”
“¿Por qué está tan sorprendida…? Es natural que los rumores se esparzan ahora que caminó con él públicamente en los suelos del palacio.”
Fruncí el ceño.
“¿Eso realmente es suficiente para empezar un rumor?”, pregunté.
“Bueno, él es hijo de un noble de bajo rango que acaba de ser promovido… y como que él no se ve mal tampoco. Lo hace una buena historia, así que estoy segura de que todos en el palacio ya escucharon sobre ese joven hombre al menos una vez hoy.”
Chasqueé la lengua.
“No le puedo hacer eso,” dije.
“¿No cree que él pudo tener una idea equivocada también?”, señaló Karant.
“Estoy segura de que no.”
“Nunca se sabe…”
“¿No tienes trabajo que hacer?”, solté.
Karant retrocedió, sonriéndome. “Me detendré aquí por ahora. Oh, y su alteza, no apresure las cosas. Algunas personas podrían construir un resentimiento hacia usted. Debe darles espacio abierto para respirar antes de pasar sobre ellos.”
“Lo sé.”
Me despedí de Karant y me dirigí hacia mi palacio. Como si no supiera eso. Es solo que… no tenía razón para hacerlo. La sugerencia de Karant permaneció en mi oído.
“¿Qué tal tomar otro concubino, su alteza?”
¿A quién estaba ella insinuando?
***
“Aquí está, su alteza.”
Después de entregar el documento, Eclot dudó, como si tuviera algo que decir. Sabía que eventualmente él preguntaría, así que decidí sacar el tema primero.
