La fiesta estaba en pleno apogeo. Pero no tenía sentido, nadie se me acercó. Estaba deslomada en el sofá largo cerca de la pared y comí fruta y bebí cocteles alternativamente.
Por supuesto, había mucha gente que me lanzaba coqueteos. A veces incluso mujeres. Pero también se quedaron lejos y hablaron entre ellos.
Fue entonces cuando lo descubrí. Alguien que estaba en la misma situación que yo.
La gente lo miraba desde la distancia como si estuvieran viendo un mono en el zoológico y charlaban entre ellos.
Me levanté de mi asiento y caminé hacia él. Mientras caminaba, escuché las mismas cosas cansadas que antes.
Sobre él acercándose a la princesa en un intento de convertirse en cuñado del emperador, pero había tenido mala suerte convirtiéndose en concubino y ahora sufría la humillación de ser descartado en el favor por otro concubino de baja cuna. Cosas como esa.
Eclot podría haber abandonado el salón, pero se quedó de mala gana en su asiento. Me parecía escuchar su voz diciendo que era el deber de un súbdito.
Había pensado en él como alguien que podía valerse por sí mismo con confianza. Y yo lo había tratado como tal. Había resuelto usarlo de una forma más valiosa que solo como concubino. Y había decidido que tendría que convertirse en alguien digno de eso.
Pero había olvidado algo. El hecho de que todavía era mi concubino no podía borrarse.
No importa cuántos honores haya ganado, no podría ser reconocido sin mí aprobación. La gente no lo vería como algo más que un concubino abandonado.
Había entrado solo en la fiesta. Incluso en una fiesta para celebrar la contribución que hizo, estaba en una posición en la que era ridiculizado solo porque la princesa no estaba a su lado.
Confié en él y lo traté bien. Pero después de todo, nunca me preocupé realmente por él.
Eclot levantó la cabeza cuando detectó mi presencia, luego abrió muchos los ojos. Sonreí.
"Por qué…"
"Estoy aquí para hacer mi parte como esposa".
"¿Perdón?"
Me arrodillé sobre una rodilla a sus pies. Mi vestido extendido por el suelo. Entonces lo miré. Sus manos, que habían sido colocadas cuidadosamente sobre sus rodillas, temblaron.
Cuando Eclot estaba a punto de levantarse, puse una mano en su rodilla y lo detuve.
“…Su Alteza. Por favor levántese."
Me acerqué a él, que parecía avergonzado. No pude contener las comisuras de mis labios que se levantaron hacia arriba. Podría estar haciendo esto por el alcohol. Sin embargo… sentí una satisfacción increíble al sorprender a alguien tan rígido.
"Sir, ¿le gustaría bailar conmigo?"
“…"
Sus ojos parpadearon rápidamente. Sin embargo, las manos de Eclot envolviendo lentamente las mías eran cálidas y seguras. Sonreí con toda mi cara.
Cuando me puse de pie, él también se levantó del sofá. Puse mi otra mano en su hombro y me puse de puntillas, susurrando suavemente en su oído.
"Oye, en realidad, no sé bailar".
Sus ojos estaban teñidos de duda. Me reí a carcajadas y llevé a Eclot al centro del salón.
Cuando me di la vuelta, Eclot puso una mano en mi cintura y me sostuvo naturalmente. Suavemente puse mis brazos alrededor de su cuello.
