Capitulo 22 parte 4

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“¿Tú montaste todo, verdad?”

Kairos estaba de camino a su palacio cuando lo detuvo una voz hostil llamándolo.

Itte estaba apoyado contra una pared con los brazos cruzados sobre su pecho, viéndolo de cerca. Francamente, Kairos quería ignorar a su hermano y moverse, pero sabía demasiado bien que hacer eso podía volver su día milagrosamente peor, a pesar de que él ya estaba en el fondo. 

La obsesión del hombre era de otro nivel. Casi brotaban lágrimas de los ojos de Kairos, al pensar sobre todos los abusos que había sufrido a lo largo de su vida…

“Eso no es verdad, hermano.” Respondió Kairos con un asentimiento cortes mientras trataba de pasar de largo. Pero cuando Itte levantó la pierna para bloquear el paso, el príncipe heredero no tuvo otra opción que volverse de nuevo. 

“¿Tienes algo más que decir?”, preguntó Kairos educadamente.

“Tú debes haberlo planeado… bastardo pretencioso.” Itte agarró el cuello de su hermano sin advertencia, y Kairos no pudo evitar contraerse. “Yo soy el único que sabía lo hipócrita que eres desde el principio,” siseó Itte. “¿Me entiendes? ¡Eso es lo que te hace tan asqueroso! Tomas lo que es mío, y me vuelves loco actuando como si no lo quisieras, ¿y ahora decides volverte codicioso de nuevo?”

“Hermano,” dijo Kairos ahogado, con una sonrisa torcida en el rostro. “¿Cuándo fue siquiera tuyo?”

“¿Cuándo fue tu posición?”

“¡Hijo de perra!”

Itte lanzó un golpe con el puño sin dudarlo, golpeando la cabeza de Kairos a un lado. Con solo el sonido hacía claro que el golpe había encontrado su objetivo perfectamente en la marca.

Mientras Kairos mantenía la cabeza volteada a un lado y tranquilamente llevó su mano hasta su mejilla, alguien se detuvo para enviar volando otro puño. El golpe que resulto fue tan fuerte y sonó tanto como el de hace un momento. 

“¡Aaack!”

Itte se tambaleó hacia atrás con un grito y cayó al piso sobre su trasero de una manera desagradable. Agarrando su mejilla adolorida, levantó la vista a su atacante.

“¿Qué demonios?”

Era la princesa –la de Orvitte.

“¡T-tú…!”, farfulló Itte.

“¿Quién eres para pegarle?”, estalló ella. 

“¿Q-qué…?”

Itte vio desconcertado a la princesa, fallando en comprender lo que acababa de pasar. Parecía que estaba demasiado nervioso como para siquiera pensar en levantarse del suelo. 

“Tú…” repitió él confundido. 

Aparentemente, él no era el único confundido, porque la mano de Kairos estaba congelada a medio camino también, olvidando completamente su mejilla que estaba empezando a inflamarse. Nadie ahí entendía apropiadamente la extensión de la furia de la princesa –lo feroz y poderosa que era. 

Ni siquiera la misma princesa sabía. 

***

Los cielos estaban teñidos con tonos del crepúsculo, y las calles estaban llenas de personas preparándose para encaminarse a sus hogares desde el trabajo, mientras que un hombre y una mujer aparecieron y lentamente caminaron entre la multitud. La mujer iba en un caballo y el hombre caminaba a su lado, sosteniendo las riendas, pero él no parecía su esclavo o su sirviente. Si él no hubiese estado sosteniendo las riendas, nadie habría siquiera pensado que estaban juntos. 

Caí En Un Juego De Harem InversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora