Capítulo 20 parte 2

117 9 0
                                    

Bajé los documentos que estaba leyendo, desconcertada cuando vi a los dos hombres entrar en mi habitación al mismo tiempo. 

“Me descubrieron entrando por la ventana,” dijo Seager simplemente. 

“Te he dicho un millón de veces que uses la puerta,” repliqué. 

Seager se encogió de hombros, entonces se dejó caer en el sofá y tomó un bocadillo de la mesa, completamente fácil. Lovia hizo una expresión amarga, dándose cuenta que parecía haberse quedado aquí bastante seguido. Él empujó sus lentes hacia arriba, entonces puso el jarrón que había traído sobre la mesa. Me di cuenta rápidamente que estas eran las flores que habíamos plantado juntos. 

“Lovia…” empecé. 

“Pensé que te podrían animar un poco,” dijo con una pequeña sonrisa.

“Nosotros solo–”

“No tienes que explicarme cada pequeña cosa,” me interrumpió Lovia. “Mientras no te hayas olvidado de mí.”

Sonó mucho más calmado de lo que esperaba mientras cruzaba la habitación hacia la ventana. Cuando abrió las cortinas, la luz del sol fluyó por la habitación. 

“La oscuridad es mala para tus ojos,” dijo él. 

Parpadeé ante sus palabras. Había estado leyendo en la oscuridad sin darme cuenta.

“Además, ya hemos discutido esto,” continuó Lovia. “Puedo ser solo para ti…”

Él se volvió hacia mí y me sonrió ampliamente. 

Pero tú no puedes tenerme solo a mí,” terminé por él. “Lo recuerdas.”

“Fue la más grandiosa confesión de amor de mi vida. Y tampoco fue hace tanto tiempo.”

Lovia vio a Seager, entonces me enfrentó de nuevo. 

“Parece que ya tienes planes, así que me iré ahora. Puedo regresar más tarde en la noche en algún momento.”

Seager vio como Lovia desaparecía por la puerta. Descansé la mejilla en mi mano y sonreí amargamente. No podía saber si Lovia estaba siendo manipulador o simplemente impaciente. Era propio de él enfadarse con cualquier otro compañero –lo que me gustaba bastante– pero al mismo tiempo, viendo a Seager así de sombrío, aunque sutilmente, no podía evitar pensar que aún tenía un largo camino por delante. 

“Él no me gusta,” dijo Seager hoscamente, caminando hacia el escritorio donde estaba sentada. Cuando le sonreí sin palabras, me abrazó por detrás. Presionando sus labios en mi hombro, murmuró, “¿Vas a dormir con él esta noche?”

No me digné a responder. 

“¿Puedes echarlo?”

“No.”

Él se estiró y caminó de regreso al sofá. 

“Seager.”

Cuando se acostó sin responder, pregunté, “¿Qué pasó con Yuriel?”

Seager se sentó mirando hacia otro lado, aparentemente ofendido por mi pregunta. “Eso otra vez,” gruñó. 

“¿Alguna vez has considerado que podría estar celosa?”

Se volvió hacia mí e inclinó su cabeza a un lado.

“¿Celosa? ¿Tú? De ninguna forma.”

“Déjame aclarar esto…”

Presionando mis sienes por hábito, continué, “Tú eres mío. Y ya he visto las cosas que Yuriel te hace, así que, ¿qué te hace pensar que no podría estar celosa?”

Caí En Un Juego De Harem InversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora