"¡Su alteza!"
Alguien salió de la nada y se tiró al piso en una reverencia. Me sorprendí y vi la parte de arriba de su cabeza. Supe de inmediato quien era.
"Es Daisy"
"¡Su alteza!"
Daisy levantó la cabeza, al borde de las lágrimas.
"¿Qué sucede?"
"Es que… cometí un error…"
Casi me reí y suspiré a medias, entonces extendí mi mano.
"Está bien. Levántate".
"¡Y-yo quiero decirle antes de levantarme!"
"...¿Qué es? ¿Derramaste algo en mi ropa?"
"No… escuché que su alteza pidió hacer una lista"
Debía estar hablando de la lista de nobles que pidieron una audiencia conmigo.
"Lo hice, ¿sí?"
"Ayer y ahora… despedí a la mayoría de ellos por mi propia cuenta. La lista…"
"..."
"¡M-me disculpo!"
"Ponte de pie por ahora. Probablemente esto tome un tiempo".
Caminé hacia dentro de mi habitación con Daisy. Que avanzaba como una criminal.
"¿Y tu razón?"
Daisy, que estaba sentada frente a mí, se sobresaltó. Y luego dijo.
"Basado en la lista de nobles que su alteza necesita conocer y los que no. Despedí a la mayoría de ellos, y ah… aún había muchos… ni siquiera sabía si su alteza pretendía enviarlos a todos de regreso… estaba preocupada de que su alteza desperdiciara su precioso tiempo".
Levanté la taza de té que un sirviente había llevado y saboreé la fragancia.
"Buen trabajo"
Tomé un sorbo. Cuando el tibio líquido bajó, sentí que mi cuerpo se calentaba después del frío viento de afuera.
"¿P-perdón?"
"No pretendo aceptar a nadie en los siguientes tres días. No importa quien sea. No espero un encuentro constructivo reuniéndome con alguien tan pronto como para actuar".
"O-oh ya veo…"
"Pero,"
Daisy se hincó en una rodilla de una sola vez. La expresión y la mirada en sus ojos eran tan honestas. Casi la podía escuchar decir que aceptaría cualquier castigo que le diera, gustosamente.
"Debes reportarme las cosas, y tener mi permiso, antes de actuar. ¿Puedo confiar que harás eso a partir de ahora?"
"¡Si! ¡Le diré primero a su alteza antes de hacer algo! ¡Preguntaré antes de actuar!"
Puse la taza en la mesa y estiré la mano hacia Daisy. Iba a darle palmaditas en su cabeza pero mi mano se congeló en el aire cuando la puerta se abrió estrepitosamente.
"¡S-su alteza!"
Era Tarsis, y estaba sin aliento.
Ahora que lo pensaba, él estaba aquí también. Un apuesto joven que aún era bajo pero no delicado. Era lindo como su traje marrón combinaba con el color de su cabello. Con su corbata fuera de lugar y su cabello despeinado, se volvió pálido hasta la muerte cuando finalmente nos vio.
Tarsis rápidamente corrió hacia nosotras y se arrodilló en el suelo junto a Daisy. La mesa se movió un poco hacia mí debido a eso.
"¡Su alteza! ¡Tengo la culpa! ¡Fue mi error! Si su alteza va a castigar a alguien, ¡castigueme a mí, o si va a regañar o pegarle a alguien! ¡Déjeme que sea a mí…!"
