Khan mantenía mi cuerpo puesto de rodillas mientras era testigo desde las alturas como, mi lengua, impregnaba la erección de principio a fin con la saliva de mi lengua. Se veía poderoso, altivo y atento de todo el movimiento que yo realizaba dentro del ropero. Sus manos estaban aferradas a mis hombros, mientras que las mías apretaban el redondo trasero del hombre para que sintiera mis uñas hincarse en la piel.
Estaba siendo bastante gentil, a pesar de que él era un hombre bruto con muy poca delicadeza en sus acciones. En esta situación lo mostraba. Movía su cadera en un movimiento repetitivo, suave y lento, para que en ningún momento sufriera una arcada grande. A veces me daba alguna cuando se pasaba un poquito, pero a los segundos la apartaba para que rozara el pene hasta a punta de la lengua y un hilo transparente y viscoso colgada del labio inferior.
Los ojos avellanas de Khan seguía dilatados, obscurecidos por el placer de tenerme arrodilla en un lugar donde nadie podría ver lo que este hombre estaba haciéndole a un Beta. Un secreto sucio, obscuro, que aseguraba no volver a repetir nunca más.
―Sólo será una vez... ―murmuró por cuarta o quinta vez desde que empecé a hacerle una felación, como si eso le ayudara a recordarse de que no volvería a pasar jamás. Por comentarios como esos lo ponía en duda, aunque sería interesante saber si pesaba más su orgullo o su placer―. Abre más la boca. Voy a entrar para ver hasta donde llega...
Obedecí a la orden suavizada por su voz, abriéndola todo lo que podía para sentir como me llegó hasta un poco más de la mitad. Una arcada amenazó con salir más veces, haciéndome llorar sin poderlo evitar, y Khan la apartó un poco sin sacarla.
No podía creerme que Khan Hommes estuviera completamente desnudo delante de mí, con todo al aire, y permitiendo que mi boca tocara lo más valioso que tenía un hombre en toda su anatomía. O al menos algo de lo que los Alfas hacían gala con bromas sórdidas y comentarios sucio siendo murmurados al oído. Era esto tan increíble y surrealista que, si alguien escuchara esta historia, se reiría de mí durante un buen rato.
Khan Hommes, el soltero eterno. El hombre que nada le parecía bien, todo el mundo era imbécil y carecía del decoro, el que se creía mejor que los demás... Aquel que se mantenía a flote con su empresa de juguetes después de décadas con mano de hierro, una mirada fiera y una lengua afilada que no le importaba desatacar de su boca.
El hombre que, ahora mismo, parecía derretirse entre mis manos y mi boca mientras observaba de lo que era capaz de hacerle en un momento cargado de feromonas que nos volvía idiotas. Permitía que mi lengua se apoyara en el perineo, ascendiendo por el grueso escroto, y volviera a meter su polla en mi boca para así mover la cabeza en círculos. Tenía mis manos tocándole el trasero con vello suave y obscuro, sin siquiera negarme que tocara una zona tan privada y expuesta como lo era el culo de un hombre activo y maduro.
Después de chupársela por unos minutos, me puse de pie, arrastrando las uñas desde el culo hasta pasar por toda su espalda e hincarla en los hombros. Las aletas de su nariz se hinchaban cada vez que nuestras caras estaban cercanas, y un gruñido de placer retumbaba desde lo más profundo de su ser.
―Khan... ―murmuré, inclinándolo hacia delante, sin que él opusiera resistencia―. Bésame o deja de morderte los labios. Vas a terminar sangrando si los mordisqueas por dentro de ese modo...
―Eres un desvergonzado.
―Cállate y bésame ya, o voy a apretarte es culo tan jodidamente perfecto que tienes, viejo gruñón y grosero ―gruñí levemente.
Se le escapó una sonrisa bastante sexy, la misma que me ofrecía Kent cuando me ponía un poco exigente o me hacía el ofendido, y él tenía que ablandar un poquito con su cariño.
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𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]
Werewolf[Libro 1] Chase, es todo lo que un Beta NO debería de ser en la sociedad en la que vive: Le gustan las tareas del hogar, disfruta cocinar, su personalidad es gentil... pero, sobre todo, Chase no ama de manera «tradicional» y guarda un secreto que pu...