𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]

41. 𝙻𝚊 𝚜𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚊 𝚏𝚕𝚘𝚛 𝚍𝚎𝚕 𝚛𝚊𝚖𝚘: 𝙲𝚒𝚌𝚕𝚊𝚖𝚎𝚗 𝚁𝚘𝚓𝚘

Quizás no lo sepas, pero las flores tienen un lenguaje muy selecto pese a la interpretación que hay en cada país. Las tradiciones, las leyendas, las interpretaciones, las historias personales... todo eso es válido; pero estoy seguro que has pasado por alto algo importante: Todas las flores que han aparecido hasta este punto de mi historia.

A lo mejor pensarás que no son importantes.

Déjame decirte que, si crees eso, te equivocas. Las flores no están ahí de adorno, sino para darte pistas sobre lo que pasó, cómo me sentí o en qué afecta a otros. Así que, de ahora en adelante, presta atención a este detalle y quizás comprenderás que las cosas no son tan obvias como has creído hasta este momento.

No creas que voy a decirte lo que significan siempre. Tendrás que ser intuitivo.

¿Crees qué Kent fue un cabrón sólo por meter a una mujer en la casa de Khan antes de dejarme ahí? ¿Crees qué Kent, sólo por abandonarme, no es buena gente? ¿Crees qué Kent no es bueno para mí, tras lo que has sabido hasta el momento? ¿Crees qué, pese a su inmadurez, no hará cosas bien?

¿Crees que Eriel es mala opción por no haberme dicho sobre su matrimonio? ¿Crees qué Eriel es un cabrón por haberme encerrado con Khan el día de año nuevo, provocando que estuviera embarazado? ¿Crees que Eriel no volvería a herirme emocionalmente? ¿Crees que enamorarse de mí me hará más feliz?

¿Crees qué Khan, ahora es mejor opción que ellos? ¿Has olvidado qué clase de hombre fue? ¿Crees qué Khan va a ser perfecto, ahora que lo tengo enganchado? ¿Crees qué de ahora en adelante todo irá bien si sigo con él? 

¿Crees que alguno de ellos son el hombre correcto?

 Todas tus respuestas están equivocadas. No importa lo que digas, porque sigues sin entender el por qué ellos son "El hombre equivocado".

Pero lo sabrás... a su debido tiempo.

Ahora mismo me encontraba de pie, apoyando la espalda en un enorme abedul para que me diera sombra mientras estaba esperando a que Eriel apareciera. El nerviosismo burbujeaba en mi estómago, retorciendo parte de mis entrañas al comprender el por qué estaba aquí. Esperándole. Dándole una oportunidad para que se explicara.

Karina fue lo bastante directa para darme sus razones sobre el por qué debería de quedar, a solas, con Eriel. Bastante buenas, en realidad.

"No huyas de todo lo que te dé miedo". Qué buena frase. "A veces las cosas son más complicadas de lo que parecen, Chase. No excuso a mi hermano por lo que hizo, pero puedo decirte que sus sentimientos por ti son honestos".

Khan estuvo reacio a dejarme ir a solas, pero ella se escudó con que Eriel no debería de conocer todavía a nuestro bebé, y él era el único al que no le ponía muecas extrañas cuando lo tenía en brazos. Con un suspiro de molestia aceptó, recordándome que si tuviera problemas le llamara de inmediato e iría a por mí.

Pero aquí estaba, a las cuatro y diez de la tarde, mirando las flores en las macetas del puestecito de helados: Ciclámenes rojos, blancos y claveles rayados.

Los ciclámenes eran flores interesantes. Muy delicadas en su cuidado, aunque inusual encontrarlas en verano, debido a que preferían los climas frescos. Podías ahogarlas fácilmente, la tierra debía de ser mojada en lugar de seca, y por supuesto que cada color decía muchas palabras dependiendo del contexto.

Plantas dedicadas al perdón, o más bien un ruego de obtenerlo. El rojo era destinado a los amantes, a los enamorados, o al encaprichamiento que no había salido demasiado bien; mientras que los blancos hablaban de la resignación de no poder alcanzar lo que tenías planeado por culpa de tus errores. ¿Era eso un mensaje indirecto?