10. 𝙼á𝚛𝚌𝚊𝚖𝚎

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【Savage】

Me siento bien.

No estoy seguro de si estoy soñando, lo que sería algo raro debido a que lo que más sufro son pesadillas con el pasado, pero me gusta ese sentimiento de calor que noto ahora mismo. Inspiro aire, y aunque me sienta bien el olor es... extraño. No sé como puedo oler a Chase desde el sofá del salón, pues su aroma está embobándome y no puedo evitar que la sangre baje y se acumule entre mis piernas.

Quizás se debe a que hace tiempo que no me acuesto con nadie, y tampoco es que me haya tocado. 

A quién intento engañar... es el olor de Chase el que hace esto, ya que está cercano a su Celo.

De repente me abrazan un poco fuerte, lo que me hace gemir un poco y abrir uno de mis ojos. Chase lo tengo literalmente a un palmo de mi cara, durmiendo, pero sobre todo mandándome ese olor que me estoy volviendo gilipollas cada vez que respiro. 

El olor dulce del peral me da hambre y un poco de sed.

¿Cómo he llegado a su cama? me pregunto, aunque después recuerdo vagamente lo que hice a noche. 

Recuerdo que decidí salir a dar un paseo por la noche para alejarme del aroma de Chase, ya que estaba un poco intenso antes de meterse en la ducha. Después Malcom salió con unas cervezas y estuvimos hablando un poco de todo ―más él que yo, como es lo normal―, lo que hizo que sin darme cuenta del todo yo terminara bebiendo más latas y él me recomendó volver a la casera. Le dije que a mí nadie me ordenaba nada, pero me iría porque Chase estaba oliendo demasiado bien. No sé que dijo después, sólo me largué torpemente a la caseta y caminé en la oscuridad hasta quedarme dormido.

Pensé que era el sofá.

―Hey, novato... ―le murmuro con la voz rasposa, pero él no responde más allá de un vago gemido.

Su agarre es fuerte, lo siento por la tensión de los brazos, y también cuando me mueve con pereza hasta colocarme encima de él. Siento su excitación creciendo debajo de su pantalón de pijama, al igual que la mía está completando su longitud y dureza. Estoy acostumbrado a acostarme con otros si eso hace que mi supervivencia sea garantizada un día más, pero Chase hace dos meses que perdió a su cría y no debería de hacer esto con él.

Si fuera él un cabrón hijo de puta, no me importaría, pero de momento sólo ha sido un tipo blando con un poco de arrebato dominante que le hace ver encantador.

Consigo sacar la mano del abrazo de oso del chico, agradeciendo internamente que Malcom me diera una tablilla de supresores para Chase. No es que hayan demasiados, pero servirá para mantenérselo a raya y evitar que se preñe ―aunque conmigo no es que tenga muchas posibilidades, pero no me fío―. He oído que los Betas fértiles son muy sensibles y pueden preñarse incluso con el líquido preseminal, lo cual rompería bastante la balanza de los Omega. Alcanzo el supresor y, con un poco de dificultad, consigo sacar la cápsula blanquirroja y se la acerco a sus labios... aunque Chase gime con molestia apretándolos.

―Tómate el supresor ―le digo un poco seco―, ya que así te sentirás mejor en lugar de estar cachondo como una perra todo el día.

Noooo... ―gime somnoliento, haciendo muecas ridículas.

―Selene Bendita... qué idiota eres ―suspiro, poniéndomelo entre los dientes, ya que esta forma es buena para ambos.

Le tomo de la mandíbula con la mano libre y le obligo a abrir la boca para así agacharme y plantarle un beso profundo en los labios. Con la lengua empujo el supresor dentro de su boca, manteniendo los labios juntos, lo que provoca que su cuerpo se tense al principio mientras gima y no pueda evitar tomarme del cabello con sus dos manos para devorarme. 

𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora