8. 𝙰𝚌ó𝚗𝚒𝚝𝚘 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚕𝚊 𝚟𝚎𝚗𝚐𝚊𝚗𝚣𝚊

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【Chase】

Aunque al principio entro emocionado por encontrarme con mi abogado, el cual es enviado e instruido por Keriel Hommes, termino dándome cuenta que hay algo diferente en él. Me doy cuenta mientras me siento, mirando su cara plenamente estoica sin ningún tic en su cara como suelo recordar cuando está dentro de la cárcel. 

Con toda probabilidad puedo arriesgarme a decir que Keriel no está teniendo mucha suerte con el juez que sentenció mi caso. A diferencia del rostro tibio que veo en él, ahora su personalidad parece mucho más congelada para no darme ni una sola pista; casi pareciendo robótico. He visto a algunos abogados con los reclusos verse así tras la puerta, como si hubieran sido sometidos a una rehabilitación completa para, tras hallar a su cliente, cada visita resultara ser una mala noticia para él y así ir perdiendo la esperanza.

Se justificaban que "estaban haciendo su mejor esfuerzo" o "necesitaban más tiempo para que el caso no tuviera agujeros".

Savage me dijo un día, con una expresión de asco, que esos eran peores que los propios rateros porque aprovechaban de que "nosotros" no podíamos salir y ellos sí. Además, los guardias los protegerían antes a ellos que a nosotros, ya que los abogados y los benefactores eran quienes daban dinero a la cárcel para mantener a su recluso un tanto mimado... hasta que el dinero dejara de fluir y el preso en sí se volviera tan normal como los demás.

No se equivocó. 

Conforme Zakary Louvre ―mi abogado― va hablándome de cómo van las cosas, mi semblante se enseria cada vez más hasta que no hay ningún rastro de amabilidad en mi cara. Solamente una expresión sobria y apática. Las noticias de mis hijos calma mi corazón, como le pasaría a cualquier padre que ama a sus niños, pero cuando quiero preguntar por Khan o Eriel, Zakary niega con la cabeza como si me hubiera leído el pensamiento. Aquello me pone triste por dentro.

Dice que la investigación va demasiado lenta por falta de pruebas, que no saben dónde están las grabaciones de la cámaras, quién me inculpó a la policía... Cada vez que su boca se abre, lo único que comprendo es que "no saldré pronto". Supongo que es normal, teniendo en cuenta que maté a una persona y soy un Beta, pero... ¿simplemente la cosa tenía que quedar así? ¿Treinta años por matar a un Omega, cuando por matar a un Beta sólo son diez años con posibilidad de pagar fianza si fue en defensa propia? ―cosa fácil de inventártelo si eres Alfa―.

Saber que no dejaban de haber preguntas interminables y malas noticias, hacía que mi mente me dieran ganas de darle una patada a la silla, y luego volver a la celda para maldecir a cualquiera que se me meta por el camino.

―Sólo debes de tener paciencia, Chase ―me dice el hombre, colocando sus brazos cruzados en la mesa con pereza―. Llevas un mes aquí, te estás adaptando bien, tienes al perro loco... quizás en un año podríamos conseguir algo si encontramos una buena pista.

Un año. Si no tuviera niños, a lo mejor me daría igual, pero tengo tres y necesito verlos crecer.

«El plan es sencillo, novato: Nos escapamos cuando me den la señal, tomamos un coche o nos colamos en un vehículo y cuando estemos bastante lejos de toda esta mierda, cada uno irá por su cuenta. No podremos volver por el sur.» Eso fue lo que me dijo Savage después de llenarme la piel de sudor, dejarme la parte trasera del pantalón un poco pegajosa, y pocos minutos después mandar a la mierda a un guardia que fue a ver qué pasaba con ese aullido.

Su idea también era mala en cierto modo. Mis hijos estaban en el sur, no tendría un teléfono para llamar a Khan y técnicamente sería un prófugo por las noticias regionales ―debido a que el norte y el sur no se llevan demasiado bien, y los centrales prefieren no posicionarse con nadie―, lo cual haría todo más complicado.

𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora