34. 𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚑𝚒𝚎𝚛𝚎𝚗

184 29 9
                                    

【Chase】

Hay un momento en el que sabes que las cosas están moviéndose demasiado rápido, especialmente cuando Savage prepara la cafetera italiana más grande que tenemos, ha creado sándwiches variados y ha preparado el sofá para que sea lo más cómodo posible. Lo sé justo cuando bajo por las escaleras y lo pillo llevando únicamente el bóxer y el delantal. 

Es una... interesante visión al despertar.

―¿Celebramos algo, Sav? ―le pregunto, captando su atención después de dejar los tazones.

―No ―resume―, y es descafeinado para que no nos siente pesado con todo esto.

El reloj dela cocina marcan las ocho de la mañana, es sábado, y Savage se ve entre serio y nervioso. Bastante lejos de la visión a la que me tiene acostumbrado, con ese aire juguetón y las ganas de tocarme constantemente o tenerme a la vista.

―Oh... ―junto mis manos al recordar algo―. ¿Es tu historia? ¿La que me querías contar en su totalidad para abrirte a mí por completo?

―Dado que te he confesado que me gustas, te he marcado, y estoy dispuesto a dar mi vida por ti... ―se quita el delantal mientras habla―. Creo que es correcto que me conozcas en muchos sentidos, y sepas qué clase de persona soy. 

―¿Te sientes preparado para ello?

Duda, lo cual es una señal de que sí.

―En parte sí, pero la parte del "no" pesa más ―confiesa, dejando por fin el delantal en la isla de la cocina, y luego va hacia mí para tomarme de la mano―. Dúchate, ponte algo cómodo y yo te espero en el sofá para contarte todas mis confesiones, las cuales si fueran veneno estaría muerto porque hay cosas que nadie que esté vivo sabe.

Asiento, sintiéndome un poco inquieto, y me tomo la bastante prisa para ducharme sin demorar demasiado tiempo, subir a la habitación una vez me seco para ponerme la ropa interior, y luego volver a bajar. Savage tiene nuestros tazones con café humeante con aroma a vainilla, ya que sabe que no soy muy fan del café por ser demasiado amargo. 

Antes de que le pregunte de qué es el termo que está al lado de la cafetera, me dice que esté con leche por si no me quiero tomar demasiado café y su lugar prefiero algo dulce. Le agradezco con una sonrisa y me siento a su lado.


Primero que todo su nombre completo es Koa Rocks, pero él enterró todo eso por algo que me explicará más tarde. Él es un sub-Alfa mixto, lo que significa que no nació de un Omega sino de un Beta que poseía la misma condición que yo... y cuando me dijo que murió por su propia voluntad, dando a luz al último de sus hijos ―siendo un total de cuatro―, me sentí terriblemente mal. 

Savage me habla de situaciones en las que Benjamin y Erik eran una pareja idea, y también unos buenos padres que fueron desafortunados. Que me dijera que una parte de su padre, Benjamin, la viera reflejada en mí lo consideré todo un honor al saber que era una persona maravillosa y que jamás había sido malicioso en su vida. Escuchar como Erik y Benjamin se enamoraron era digno de una novela de romance, cada vez que Erik llegaba a casa y le regala flores para hacerle feliz, cada vez que salían a bailar y Erik le hacía reír con sus tonterías, cada momento fuera de su hogar siendo único y perfecto... claro que también hubieron peleas, lágrimas, estuvieron separados un tiempo porque Benjamin no podía ver a Erik sufrir al ser un "perro" de otra persona. Pero volvieron. Erik hizo de todo para que Benjamin lo aceptara y siempre estuvieran juntos, pues no podía vivir sin él, como tampoco dormir o hacer bien su trabajo.

Se sentí ciego, sordo, mudo y tullido. Inútil.

También me habla de que Benjamin era de corazón débil. No sólo sufría Síndrome de Valentín ―el mismo que yo―, sino que al mismo tiempo tenía la condición de Savage que afectaba también a su piel. Cuán desafortunado tenía que ser una persona tan buena. Casi parecía una injusticia dictaminada por dioses con malas intenciones.

𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora