19. Á𝚋𝚛𝚎𝚝𝚎 𝚞𝚗 𝚙𝚘𝚚𝚞𝚒𝚝𝚘, 𝚂𝚊𝚟

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【Chase】

¡No puedo creer que me lo hayas ocultado por una semana! ―exclama Savage desde el teléfono.

Me rio de inmediato por oírle tan ofendido.

―Sólo debes de abrirte un poquito a nuestros vecinos, Sav. ¿Qué hay de malo?

Todo. Todo es malo ―expresa en un tono duro y un tanto dramático, seguido de las llaves. Al parecer ya ha llegado a casa justo a tiempo―. ¿Qué tiene de bueno familiarizarse con esos extraños? Yo soy suficiente. Puedo hacer muchas cosas para entretenerte, y no todo tiene que ser sexo. Ya sabes que soy algo más que un tipo que puede ponerse horny en cualquier momento, jugar con tu mente utilizando frases de doble sentido o pasearme por la casa con el suspensorio rojo que te gusta verme llevando aunque intentes centrarte en otras cosas.

Me sonrojo de inmediato y mi risa se corta. ¿Cómo se ha dado cuenta de eso último? Creo que he sido lo bastante cuidadoso para que no vea que, a veces, se me van los ojos hacia ESO que rebota conforme anda de un lado a otro. Es más, ¿quién es capaz de no ver algo así, cuando sabes exactamente lo que hay dentro? 

―Lo sé.

Lo sabes, sí, ¿peeero?

Peeero, sé que serás el mejor perro del mundo y te comportarás, porque quieres hacerme feliz y sabes que yo premio a los buenos chicos ―le digo con una sonrisa, la cual él termina viendo cuando golpetea la puerta y lo veo tras el cristal. 

Colgamos, él entra, y deja la bolsa con la compra de la semana en la cocina conforme lo miro alejarse. Después vuelve, yendo directamente a por mi con un movimiento recto y seguro de sí mismo, tomándome de la mandíbula con tres de sus dedos rasposos.

―Mi repuesta es no.

―Vas a ir, Savage ―le respondo, todavía sonriente―. E irás, porque sino voy a ser un poco malo contigo, y anteayer te demostré que aunque me guste ser alguien amable y feliz, también puedo ser un poco hijo de puta. Me enseñaron bien.

Él exhala un gruñido bajo y de pecho, pegándose a mí para que sepa que aunque el recuerdo le molesta, al mismo tiempo le pone caliente. ¿Por qué? Bueno, pues verás... a este hombre no se le ocurrió mejor manera que cerrarle la puerta en la cara a Mich cuando preguntó por mí, por lo que tuvimos una pequeña bronca sobre su forma de tratar a la gente y me retó a que lo castigara como si fuera una mascota.

Su osadía salió cara, ya que lo dejé toda la noche atado y sin poder moverse dentro de la bañera, asomándome sólo para darle de comer, algo de bebida y provocarle un poquito. Por la postura en la que estaba, no podía moverse demasiado, y si se hacía daño las cosas serían peor para él... aunque no conté con el problema de que en algún momento abriera la manija del agua y terminara totalmente empapado, con la piel un poco arrugada por el exceso de agua en contacto con su cuerpo, y una gran vergüenza de verse de ese modo que hasta me resultó tierno. 

―Dame algo por lo que valga la pena soportar a esa gente ―gruñe él, soltando mi barbilla por fin―. Porque prefiero quedarme en casa, punteando con la guitarra y luego repasar esos estúpidos apuntes para el trabajo de mierda.

―¿Qué quieres que te dé?

Con él aprendes que no siempre sirven las insinuaciones o poner una buena cara. Savage no es Khan. Es más complicado complacerlo, ya que puede ser desde bastante cooperativo a ser un auténtico grano en el culo que te pide algo que necesita bastante tiempo, así que eso puede ser en esta ocasión. A él no le gustan los vecinos, y rara vez comparte más de unas escasas frases con ellos. A veces incluso prefiere ignorarlos y quedarse en silencio, dejando que yo hable con ellos.

𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora