21. 𝚄𝚗𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚒ó𝚗 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛𝚘𝚜𝚊

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【Savage】

Después de que Chase y yo pasamos nuestro primer Celo juntos, puedo confirmar al cien por cien que definitivamente tenemos muy buena compatibilidad. No es que es que tuviera mis dudas, pero al principio me parecía muy extraño que las piezas encajaran demasiado bien... casi como si alguien se hubiera encargado de estudiarnos al milímetro. 

La convivencia con Chase es casi perfecta: Los dos cocinamos, los dos limpiamos, los dos tenemos nuestro momento de autonomía y soledad... pero también estamos atentos al otro, ejercemos un rol acorde a nuestra personalidad para levantar al otro, y el sexo es bastante bueno. Lo sería mejor si fuera más atrevido y dominante, pero estoy bien con jugar con los roles hasta que se habitúe a mi modo de juego. Por supuesto que eso también significa que tenemos nuestros desacuerdos y malas opiniones sobre las cosas del otro.

Aún no me acostumbro a que él no haga como ha hecho prácticamente la mayoría de las personas a mi alrededor: Usarme en mi momento más vulnerable y forzarme a hacer cosas que no quiero hacer. 

Ha sido todo lo contrario. Desde darme muchos abrazos aunque yo fuera el que no dejaba de apegarme a él como un mocoso a sus padres, hasta acaricias en el sofá mientras yo leía mis apuntes y él estaba analizando su trabajo de dibujo para el trabajo de febrero. Han sido días muy tranquilos, agradables, y por un momento casi he llegado a olvidar que escapamos de la cárcel y prácticamente él y yo casi ni nos conocemos de nada. 


Ahora Chase está al otro lado de la enorme puerta de la estación de bomberos, esperando a que salga con los resultado de los exámenes que he hecho para optar a este oficio. Lo veo moverse de un lado a otro tras las ventanas, inquieto, y haciendo unos movimientos raros con sus dedos sin ser consciente de que la gente de afuera lo mira como si fuera tonto o un bicho raro; aunque no le importe, claro. 

Sé que lleva ahí un rato, ya que no hace mucho ha salido de trabajo y me envió un mensaje para decirlo.

Tengo los resultados en el pequeño sobre de papel que conservo dentro de mi chaqueta, todavía cerrado, pero por la cara de Brave y de los demás chicos estoy seguro que tengo el aprobado seguro: El teórico lo hice completo y terminé el primero de cincuenta personas, las pruebas físicas quedé entre el segundo y el tercer puesto, y en las pruebas más tirando al oficio casi siempre era yo el que terminaba con mejores resultados. 

Ser bombero no es apagar incendios o rescatar gatos. Es tener una mente rápida para actuar, analizar y tomar decisiones, ya que un incendio no va a esperar a que te decidas por si rescatar a la vecina buenorra del segundo, a la anciana amable de cuarto o al bebé del noveno piso. Decides y ya, dejando que tus compañeros hagan lo demás a su manera aunque sin poner en peligro la vida de los demás.

―Este Beta tonto... ―murmuro.

―¿Es tu novio o tu esposo?

Me giro y ahí está Brave con una gran sonrisa que le caracteriza entre los cinco bomberos oficiales de la estación. Siempre está contento, intenta animar a todo el mundo y es jodidamente molesto porque cotillea sobre cosas no son de su puta incumbencia. Es bastante joven aun así.

―No te importa ―resoplo, encaminándome en dirección a la puerta para que nos larguemos de una vez―. Y deja de ser tan molesto. Pareces una mosca, y me dan ganas de palmearte la cara para ver si te mueres al primer intento como suele pasar con los bichos.

―Soy más fuerte que una mosca ―ríe levemente, comenzando a dar saltitos al igual que un niño―. Y volviendo al tema del chico... yo creo que es tu novio. Lo has mirado fijamente durante unos minutos, sin moverte, y te ha dado un tic en la boca de intentar sonreír pero lo has negado.

𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora