13. 𝚄𝚗 𝚙𝚎𝚛𝚛𝚘 𝚏𝚒𝚎𝚕 𝚊 𝚜𝚞 𝚊𝚖𝚘

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【Chase】

Savage es un tipo peculiar, y eso lo sabes cuando ves más allá del cabello bicolor, los ojos amarillentos y la colección de tatuajes que hay en su cuerpo.

Fuera de casa, Savage es alguien que levanta barreras a todo el mundo y si te acercas debes de prepararte de poder recibir un golpe si le pillas en un mal momento. Su espacio personal es limitado, su paciencia escasa. Supongo que la gente se da cuenta de ello aunque intente camuflarse bien con la ropa de abrigo, la bufanda y la gorra cada vez que lo veo desde el balcón deambular por las calleras. 

No sé a donde va, no le persigo y tampoco pregunto; es parte de nuestra convivencia.

Dentro ―si no hay nadie cerca― es un poco juguetón con sus engaños de doble sentido, también un tanto cabrón, pero me molesta un poco más que a veces parezca demasiado sobreprotector cuando hago ciertas cosas. No lleva muy bien eso de que yo sea algo abierto con los vecinos, ya que cuando coincide conmigo y los huele refunfuña cosas que no tienen demasiado sentido para mí. 

De todos modos, vivir con él tampoco es tan malo. Arregla lo que se rompe, limpia lo que ensucia, planifica lo que nos falta, y en los siguientes dos días desde que nos hemos instalado, no me ha presionado para follar ni una sola vez. Claro que bromea con ello, me provoca e incluso a veces me deja con el calentón para que yo tome la iniciativa; pero, quitando eso, acepta un NO por respuesta. 


―... y de ese modo es como se pasa de sub-Alfa a Alfa. 

―¿Me... estás tomando el pelo? ―palmeo la isla de la cocina con la mano, mostrándome insatisfecho por darme la información―. Todo el mundo sabe que debes de tener cuarenta y cinco años, un bebé y una pareja. 

Savage toma la taza de café de su lado y sorbe de ella con una ceja levantada. Le pregunté sobre cómo podía ser que Ginny fuera todavía sub-Alfa aun teniendo descendencia, y él me dijo que el cambio es forzado sin importar los requisitos. La razón principal por la que el mundo no estaba plagado de Alfas, se debe a que el tratamiento es insultantemente caro, es muy doloroso y tiene cierto porcentaje de morir ya que estás manipulando tu propio cuerpo. Es por ello que se inventaron toda esa mierda de "requisitos" y, cuando llegara el momento, les haría firmar un contrato de silencio para que se lo pensaran.

―Sólo los idiotas creen que los Alfas llegan a serlo de un modo tan absurdo ―sin pelos en la lengua, como es de normal en él, mira su reloj básico. Lleva un rato mirándolo, pero no sé a qué está esperando―. ¿Quién quiere ser Alfa y pobre? El cambio en sí no te hace obtener un trabajo perfecto, una vida de lujo y la familia envidiada.

Siento que esto último me cae en la cabeza de manera caricaturesca, ya que nunca me hice esa pregunta por razones obvias.

Bebo de mi café para no cagarla. 

Sé que él está haciendo todo lo posible para que deje de mirar por encima de mi hombro constantemente, no me ponga tenso cada vez que suena un timbre en algún lugar, y no tema asomarme al balcón pese a estar en el piso trece. No es que se le dé bien animar, pero al menos el intento es bueno. Supongo que por eso le sale más rentable hacer las cosas por él mismo, exponiéndose, y manteniéndome a mí alejado de los problemas... y sin embargo, en el fondo sé que yo también debo de moverme. 

No puedo esconderme en esta casa eternamente como hacía con Khan, y tampoco permitir que mis noches se vuelvan incómodas entre las variadas pesadillas que tengo hasta que, de repente, el dulce olor de Savage muy cerca de mi nariz me calma durante un rato antes de desaparecer mis sentidos y fundirme en la oscuridad.

𝕰𝚕 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝕰𝚚𝚞𝚒𝚟𝚘𝚌𝚊𝚍𝚘 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora