Cap. 3: Cadena Alimenticia.

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Santuario, una escuela especializada en el adiestramiento mágico de todo individuo joven que posea mínimas capacidades para la hechicería, no importaba su raza, género estatus social, aunque la enorme mayoría de estudiantes eran príncipes o princesas, después de todo la magia corría por las venas de aquellos descendientes de la realeza; sin embargo, existía un pequeño grupo que había conseguido abrirse camino en su vida solamente con su propio talento natural, aunque esto no evitaba que ocasionalmente fueran usados como material de burlas debido a su estatus social por algunos estudiantes engreídos, un problema que la directora Lucitor le molestaba y aún no sabía que solución dar para arreglar el problema, pues aquellos jóvenes solían tener una actitud tan negativa generalmente por las influencias de sus propias familia.

A pesar de todo, había cierto control en aquella institución, su sistema educativo era diferente a cualquier otro centro de educación, pues tenía ciertas influencias terrestres mescladas con influencias de diferentes dimensiones, Mewni incluido. Un ejemplo de ello, era el sistema de agrupamiento por grupos, donde los estudiantes no eran reunidos por su talento, calificaciones o estatus, el sistema agrupaba y clasificaba a sus estudiantes según su control de la magia y capacidad para causar problemas, esto último para agrupar a los estudiantes problemáticos en un solo lugar y así poder controlarlos con mayor eficiencia, después de todo sus personalidades problemáticas solían chocar entre sí mismos negándose sin la intervención de terceros, aunque en casos donde las cosas se salieran de control los profesores podían intervenir y si estos no eran suficientes, era la propia directora quien hacía acto de presencia, y nadie querría que eso pasara, después de todo, todos en aquel lugar conocían sobre su enorme poder.

Justamente Alice había sido asignada a uno de esos grupos problemáticos, pues tratándose de la hija de su amigo Marco y de Hekapoo, la directora suponía desde el principio que aquella niña podía ser un problema, su interacción más reciente con ella de manera más directa comprobaría que razón no le faltaba, descubriendo a alguien bastante peligroso. Su decisión había sido la adecuada, aunque algo que le incomodaba de todo eso era que su propia hija Comet tuviera que estar en el mismo grupo, después de todo tanto ella como su prima Meteora eran bastante problemáticas en la institución; aunque pensádnoslo mejor, con un poco de suerte, la hija de su amigo pondría a todos en aquel grupo de locos en su lugar, y si Marco ponía en su lugar a su propia hija, entonces tendría la situación en aquel grupo bajo control.

La directora Lucitor se sentía un poco más relajada, dejaba que su cuerpo agotado por el estrés y las responsabilidades se fundieran con su cómoda silla de escritorio, hacía mucho que no podía respirar de manera tan despreocupada. Desafortunadamente su agradable momento no duraría mucho, pues su espejo de transición recibiría una llamada, proveniente de unos de sus docentes; resignada se puso en pie, acomodó sus gafas y su bata de laboratorio, atendiendo sin ganas la llamada.

-“¿Qué sucede?”

-“¡Directora! ¡Por favor apresúrese en venir!”

-“Wow, wow… Espera un momento Yalhia. Ve más despacio, ¿qué está ocurriendo?”

-“¡Es Felicia! ¡Va a luchar otra vez! ¡Usted es la única que puede detenerla!”

-“¿Otra vez? No lo puedo creer.”

La directora frotaba algo frustrada su frente, no le gustaba la idea de tener que abandonar en esos momentos su oficina, quería poder relajarse aunque sea por unos minutos. Desafortunadamente Felicia era una de las pocas estudiantes que sus docentes no podían controlar por su cuenta, por lo que su intervención realmente era necesaria. Resignada y sin muchas ganas, la directora habló nuevamente.

-“Bien, bien. Iré pronto. ¿Contra quién está peleando esta vez?”

-“Con la chica nueva que comenzó hace poco. Alice Díaz.”

Alice vs las Fuerzas del CosmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora