Cap. 6: El Niño Maestro.

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Una poderosa llamarada era expulsada hacia el infinito vacío del espacio sideral, apagándose mientras más se alejaba de aquel gigantesco árbol solitario. El origen de las llamas parecía encontrarse en un agujero cerca de la base de la planta gigante que flotaba sin dirección, manteniéndose estática en el centro del universo. Las llamas fueron seguidas por un poderoso rugido que estremeció todo el lugar, el viejo dragón de la familia parecía emocionado por algún motivo; de hecho estaba siendo visitado por el miembro más joven de la familia, que disfrutaba rascar a la criatura detrás de su oreja a pesar de su imponente tamaño adquirido con el paso de los siglos.

Unos minutos después, la joven Alice salía del agujero que hacía de guarida para la mascota de la familia. Sus manos se sentían extrañas, como si una molesta comezón le motivara a rascar un poco, pero nunca era suficiente, a veces sentía incluso leves punzadas por debajo de su piel que le daban ganas de querer arrancarla para poder calmar aquella molesta comezón. Algo que ya le venía ocurriendo desde hace tiempo de manera bastante aleatoria, sin embargo sus padres nunca encontraron ningún problema real en esto, fue el día anterior, cuando regresó de la escuela, que su madre volvió a examinarla, nuevamente tras no ver nada, esta vez le sugirió que usara algo que cubriera sus manos. Por ello, y siguiendo el consejo de su madre, la joven de castaños cabellos comenzó a usar recientemente un par de guantes blancos hechos de un cuero suave, cómodo y muy flexible; ella los colocaba en sus manos en estos momentos tras terminar de mimar a Nachos. Los sentía un poco extraños, era la primera vez que se usaba guantes de ningún tipo, la sensación en sus manos ofrecía una comodidad y un calor agradable, pero lo más importante, parecía eliminar completamente aquella incómoda comezón cuando comenzaba a sentir sus molestos síntomas.

En unos minutos debía marcharse a la escuela, parecía encontrarse totalmente lista, sin embargo mientras le daba los últimos ajustes a los guantes en la zona de su muñeca, una voz familiar se dirige hacia ella con un tono calmado pero al mismo tiempo preocupado.

-"¿Cómo se sienten?"

-"Estaba un poco escéptica al principio, pero no están nada mal. Son cómodos y no entorpecen para nada la movilidad en mis manos."

-"Perfecto. ¿Y sobre tu problema?"

-"La comezón desapareció cuando me los puse. ¿Acaso tienen algún encantamiento especial o algo?"

-"Los he fabricado especialmente para ti usando pieles de alta calidad, bastantes resistentes a los elementos. Fuera de eso, son solo un par de guantes normales querida."

-"Ya veo... Aún así, gracias madre. Como siempre, tu trabajo es impecable."

-"Tu padre y yo estamos un poco preocupados con esta situación. Has experimentado varias sensaciones bastante extrañas, últimamente han comenzado a volverse más frecuentes. ¿Sigues teniendo problemas para dormir?"

-"Madre... ¿Puedo confesarte algo?"

La joven volteó, pudo encarar a su madre, aquella dama de largos cabellos rojos y piel hermosa y pálida. Caminó hacia ella para estar bastante cerca, bajó un poco su mirada, estaba algo nerviosa, pero consiguió armarse del suficiente valor como para que su ojo izquierdo hiciera contacto directo con el ojo derecho de su madre. La dama observaba a su hija, conocía muy bien esa actitud, sabía que su hija era bastante responsable, pero que solía guardarse algunas cosas para no preocupar a su padre o a ella misma; tonterías, después de todo, eran sus padres, y es el sagrado deber de los padres preocuparse por sus hijos; pero aún así podía verse la determinación y la independencia que había adquirido la joven desde pequeña.

-"Sabes que tu padre y yo haríamos lo que sea por ti querida. ¿Qué sucede?"

-"Desde hace mucho tiempo, incluso antes de que esto de la comezón empezara a molestarme... He estado teniendo extraños sueños."

Alice vs las Fuerzas del CosmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora