Alice vs las Fuerzas del Cosmos

Cap. 28: Aquel Vacío que nos Rodea.

Un pequeño caos ocurría en los pasillos del palacio de Mewni, la servidumbre se veía estresada y corría incesantemente con expresiones de pánico dibujadas en sus rostros. Los gritos nada contentos de la reina resonaban por todo el palacio, y eso nunca era nada bueno; todos sabían que cuando Meteora Butterfly estaba enojada lo más seguro era alejarse de ella si apreciaban sus propias vidas. ¿Por qué? Nadie olvida el caso ocurrido un año después de que ella subiera al trono, se encontraba sumamente enojada y frustrada por una discusión que había tenido con su madre; uno de los mayordomos intentó acercarse para ayudar a calmar a la reina, sin embargo había entrado inconscientemente en lo que ella misma llama Rango Activo, el alma de aquel hombre fue arrancada y separada brutalmente de su cuerpo que quedó impávido y carente de vida. Afortunadamente la cosa no llegó a mayores, la reina devolvió el alma del hombre a su cuerpo, sin embargo este quedaría tan traumado por la experiencia que tuvo que abandonar su trabajo y la vida como mayordomo, ahora se dice que vive pacíficamente en una casa trabajando como zapatero.

Por supuesto, ahora la situación era similar, la reina se encontraba nuevamente enojada con su madre, tan enojada que golpeaba con furia la puerta de la habitación donde residía la misma.

-"¡Sé que estás aquí dentro mamá! ¡Puedo distinguir tu alma dentro de tu habitación! ¡Sal de una vez!"

Ante el silencio por parte de la dama Eclipsa, su hija golpea con más fuerza y rabia aquella puerta, su insistencia no parecía ceder ni un poco.

-"¡¡¡Mamá!!! ¡Si no sales por las buenas voy a entrar a las malas! ¡Abre la puerta de una puñetera vez!"

Nuevamente solo obtendría silencio como respuesta. ¿Qué podría haber pasado para que madre e hija se encontrasen en esa situación? Los dientes de Meteora se afilaron un poco por la frustración que le provocaba el actuar tan inmaduro de su madre, sus uñas crecieron como largas garras y estuvo a punto de arrancar de un golpe aquella miserable puerta que le impedía el paso. Sin embargo a último momento se detuvo, pensó que tal vez no debería llegar tan lejos, tomó una profunda bocanada de aire para calmarse mientras sus colmillos y garras regresaban a su aspecto original lentamente; había pensado en otra vía menos destructiva, después de todo al final tendría que pagar luego ella misma las reparaciones, al fin y al cabo era su propio castillo y hogar.

-"¡Muy bien mamá! ¡Te lo avisé! ¡Voy a entrar!"

La dama de cortos cabellos morados se alejó un par de pasos de la puerta y dejó escapar un pequeño suspiro. Las marcas de su mejilla en forma de tréboles y sus afilados ojos brillaron con una intensidad verde esmeralda, en ese momento muchas de las personas en aquel palacio sintieron un escalofrío atroz recorrer todo su cuerpo, en especial aquellos que se encontraban medianamente cerca de aquella zona, inmediatamente sus instintos les dijeron que la causa de ello era la aterradora magia de la reina Meteora Butterfly, la Devoradora. La temperatura alrededor de su majestad descendió tanto que el propio suelo bajo sus pies se congeló, en ese momento dejó escapar un largo suspiro, su aliento helado se arremolinaría a su alrededor, como espesa nube de gas informe; la nube adquirió entonces forma, la apariencia de la propia Meteora que sonreía en aquel vacío con malicia, sus cuencas oculares negras y huecas le daban el aspecto de un espectro incorpóreo, el cual se acercó a la puerta atravesándola; una vez del otro lado, retiró los diferentes pestillos de la puerta así como los candados que su madre había colocado desde dentro, una vez hecho esto abrió la puerta y el espectro regresó nuevamente al interior del cuerpo de Meteora. Todo en el ambiente regresaría a su normalidad, la reina ingresaría entonces sin muchos problemas a la habitación de su madre, la cual parecía esconderse entre las sábanas de la cama para no tener que salir. Eclipsa, al asomarse un momento y ver entrar a su hija, se asusta un poco y se cubre por completo bajo las sábanas, Meteora le dedica una mirada severa a su madre, no piensa tener ningún tipo de compasión con ella.