El infinito espacio sideral, tan hermoso pero como desconocido, la última frontera que se mantiene inexplorada. Incontables mundos diferentes unos de otros orbitan alrededor de las estrellas, rodeados de las energías del universo. La vida crecía en esos mundos, no en todos por supuesto, algunos tenían ambientes tan hostiles y extremos que era imposible siquiera que pequeñas formas de vida consiguieran formarse. Aunque, siempre había excepciones, algunos de estos mundos, a pesar de lo hostil que se presentaban, conseguían que pequeños microorganismos consiguieran sobrevivir y desarrollarse, adaptándose a esos ambientes y creando verdaderos y poderosos seres vivientes, evolucionando a criaturas más complejas, algunas más violentas que otras.
Aunque, en el centro de todo, rodeado de una hermosa luz crepuscular de color morado, luz que bañaba los colores llameantes de las hojas de un gigantesco árbol. La planta parecía poder flotar en aquel vacío, inmutable ante los elementos, incapaz de moverse en ninguna dirección, después de todo aquel sitio se encontraba donde la línea de la misma realidad se distorsionaba tanto que era imposible saber siquiera cual era el orden natural de las cosas.
Justamente aquel bello árbol, que en esos momentos se ubicaba en el centro y origen de todo, es el hogar de una pequeña familia. Conformada por el padre, la madre, y la primera y única hija; una joven de una personalidad aparentemente calmada, serena y con una actitud seria y estricta, heredada tal vez de sus padres; su belleza natural heredada mayormente de su madre, después de todo se trataba de una chica de un largo cabello castaño que formaba un peculiar flequillo que ocultaba su ojo izquierdo, combinaba perfectamente con su piel morena, en la cual resaltaba un peculiar lunar en la mejilla bajo su ojo derecho, característica heredada directamente de su padre; su mirada como fuego incandescente, un ámbar que ocasionalmente adquiría tonos de color rubí en la oscuridad, un extraño color naranja que parecía envolver en su interior una afilada pupila, como dos ascuas que nunca se apagaban; sus labios ocultaban unos peligrosos y afilados colmillos, ocultos generalmente tras una larga bufanda que se enrollaba alrededor de su cuello, una peculiar gusto por la moda adquirido por la influencia de su madre; aunque, algo que destacaba en ella al observarla, era sin duda aquel par de cuernos que sobresalían en su cabeza, casi 30 cm y de un ardiente color que combinaba a la perfección con sus ojos, definitivamente no era humana, ¿un demonio? No, no era algo tan simple como un mero demonio, de hecho, no había nada que pudiera describir lo que era, después de todo era la descendencia directa de dos seres muy poderosos, miembros de la afamada Alta Comisión Mágica, la organización que protege y rige la magia en el universo.
¿Qué era aquella joven entonces? ¿Alguna especie de híbrido? Después de todo, sus padres eran seres de energía infinita, su madre era fuego en su forma más perfecta, por otra parte su padre era equilibrio, o por lo menos la representación física de lo que esto significaba. Ocasionalmente la joven se preguntaba sobre esas cosas, después de todo le resultaba divertido intentar encontrar una respuesta a algo que ni siquiera sus padres sabían con certeza como describir, pues la respuesta de: "Eres nuestra hija" no le parecía ser suficiente en ocasiones.
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Alice vs las Fuerzas del Cosmos
Misteri / Thriller¿Qué decisión tomarías si tuvieras las puertas abiertas a todas las opciones disponibles? Sin lugar a dudas no sabrías que camino elegir, el cómo sostener las riendas de tu vida. Esta es la historia y vida de Alice Díaz, hija de dos de los individuo...