Cap. 74: La Dinastía Perdida en la Historia.

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-“Libertad… Representación del sublime deseo de independencia, de liberarse de cualquier atadura y ser meramente uno mismo… Durante mucho tiempo creí gozar de tan gratificante néctar, sin embargo contradictoriamente vivía encerrada dentro de una falsa ilusión. Muchos ansían algo que realmente no existe, al fin y al cabo todos somos prisioneros de un destino que nos supera y que ni siquiera alcanzamos a entender. Todos somos tan ignorantes a esa cruel verdad, que directamente la despreciamos e intentamos ocultarla, incluso nos cegamos a nosotros mismos para evitar observarla… Contradictoriamente, me enfrenté por primera vez a los indicios de aquella cruel verdad, tras participar directamente en un proceso que buscaba un tipo diferente de libertad, una más insignificante y engañosa… ¿Cómo empezó todo?”

Una hermosa dama vagaba entre los sucios callejones de una ciudad a la que recién había llegado, su piel blanquecina y hermoso cabello castaño llamaban mucho la atención, no era común ver a alguien con tal porte en aquellos lugares de mala muerte en donde no parecía haber cabida para las buenas intenciones y la bondad. Ocultaba uno de sus ojos con un flequillo formado por su propio cabello, sin embargo su penetrante e inquietante mirada mantenía a todos alejados, aquellos pocos que tuvieron la osadía de cruzarse con aquellas pupilas tan ardientes como el fuego sentían un temor que no sabían explicar o entender, era como si aquella mirada te quemara el alma hasta sus raíces. Sus movimientos al andar eran suaves, la túnica negra que vestía se encontraba bastante raída sin embargo ocasionalmente parecía producir extraños sonidos metálicos, similares a cadenas que se agitaban con un hipotético balanceo, lo cual era extraño porque aquella mujer no parecía traer ningún tipo de pertenencia encima; de hecho incluso andaba descalza por aquellos lugares de mala muerte, aun así a pesar de ello, sus pálidos pies siempre lucían extrañamente limpios y libres de cualquier tipo de mugre o suciedad.

Miraba a su alrededor con desdén, como toda la precaria situación a su alrededor le resultase insignificante e irrelevante, restándole cualquier tipo de importancia. Algunos infantes se encontraban recostados a un sucio muro, cerca de una pequeña tarima de madera construida y usada para realizar ejecuciones públicas, de hecho todavía había una pequeña multitud en las cercanías mientras uno de los verdugos limpiaba la hoja de la pesada cuchilla usada para decapitar a las desafortunadas víctimas, generalmente personas que habían cometido determinados delitos y condenados a muerte, pero solo los más graves eran condenados a la decapitación, la mayoría moría en la horca. Las energías del Yog'gue'rha se sentían frescas, inundaban el pecho de aquella mujer que inconscientemente sin siquiera darse cuenta esbozó una aterradora sonrisa que sería ocultada por aquella larga bufanda de tela roja que cubría su cuello; sin embargo, no le parecía suficiente, necesitaba más para llevar a cabo sus objetivos en aquel lugar. Su sonrisa se borró, tornándose una rostro tan severo como inexpresivo, rápidamente maquinó un peculiar plan, había obtenido suficiente información en su recorrido por la ciudad, tan solo necesitaba un pequeño empujón final. Lentamente subió a la tarima de madera, lo que llamó un poco la curiosa mirada del verdugo que dejó de limpiar por un momento su arma manchada en sangre, estuvo a punto de decirle algo a aquella mujer, pero sintió como si su voz hubiese enmudecido por un momento, tiempo suficiente para que aquella dama comenzase a expresarse.

-“¡¡¡Gente de Rat Avdha!!!”

Su voz sonó fuerte y clara por todo el lugar, como una sacudida que llamó inevitablemente la atención de todas las personas que había en los alrededores. El ambiente se tornó un poco extraño, de hecho las propias energías imperceptibles del Yog'gue'rha comenzaron a bailar locamente alrededor de aquella mujer; los murmullos comenzaron a escucharse entre la gente cuando fueron silenciados nuevamente por la voz de aquella mujer, extendiendo su mano derecha horizontalmente señalando a las personas en la multitud prosiguió con sus palabras.

Alice vs las Fuerzas del CosmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora