Cap. 59: Lágrimas de Fuego y Sal.

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Aquel vacío era inconmensurable, escombros y rocas de gran tamaño flotaban vagantes por aquella nada de amatista tonalidad. Una de esas rocas, de kilométrica extensión y diámetro, servía como el salón de baile principal; las rocas más pequeñas giraban a su alrededor como un cinturón de basura espacial que ocasionalmente cedía ante las presiones externas ejercidas por las fuerzas de gran poder que bailaban al son de una batalla atroz que hacía temblar el propio espacio circundante.

Una criatura de aspecto atroz, luchaba contra dos miembros de la Alta Comisión Mágica, Marco Díaz y Hekapoo llevaban horas en un combate que parecía haberlos desgastado por lo prolongado y complicado que estaba resultado ser. La criatura de ennegrecida piel, se imponía como si su sola presencia dominara el lugar, ignorando su gran tamaño, realmente parecía un gigante capaz de consumir en tinieblas todo a su alrededor; al contrario que sus dos oponentes, lucía intacta y completamente llena de energías, la sonrisa en lo que se supone era su maligno rostro, era bastante pronunciada, altanera y confiada, pero al mismo tiempo divertida y relajada... Marco por su parte, tenía varios golpes en su cuerpo cubierto por vendas y ropas, algunos raspones en su mejilla izquierda y su frente y un fino hilo de sangre escapaba de sus labios; la dama Hekapoo se encontraba en una situación similar, ella era fuego en su representación más pura, sin embargo aquello no significaba que no pudiera salir lastimada, su cabello estaba bastante desaliñado y las llamas que rodeaban su cuerpo lucían inestables. Sin embargo, aquella pareja mostraba una gran determinación en su rostro, no sabían cuanto más podría alargarse aquel combate, hasta el momento nada de lo que habían intentado había funcionado para lastimar significativamente a ese extraño enemigo; a pesar de ello no parecían tener intenciones de darse por vencidos en ningún momento, tenían un deber que cumplir, sin embargo también tenían sus propias razones personales para encarar a ese monstruo incomprensible.

-"¡JAJAJA! Debo admitir... Que no me había divertido tanto en cientos de eras... ¿Acaso ustedes dos podrán continuar brindándome algo de diversión? No... Lamentablemente no parece que sus cuerpos aguanten mucho más a este ritmo, es una pena..."

-"¡¡¡SILENCIO!!! ¡CALLA TU REPUGNANTE BOCA MALDITA ABERRACIÓN!"

La explosión emocional de la forjadora de tijeras hizo temblar aquella enorme roca levemente, salió disparada como una flecha de fuego, un ataque que la criatura esquivaría haciéndose a un lado a último momento, solo para bloquear el impacto de Marco que a gran velocidad ya se encontraba igualmente sobre ella; realmente la coordinación y precisión de aquella pareja era admirable y aterradora, podría llegar a ser preocupante de no ser...

-"No es suficiente."

Reptando en la nada del vacío, la criatura parecía flotar, como si el propio espacio fuese una autopista con infinitas direcciones que tomar, como si fuese algo sólido de lo que sostenerse; de esta forma arremetió un contraataque contra sus dos enemigos, quienes a duras penas lograron bloquear el poderoso impacto evitando así las heridas más graves del golpe, pero solo acumularía más pequeñas heridas en sus cuerpos. La forjadora ayudaba rápidamente a su pareja a reincorporarse, la mirada de ambos no se apartaba de su enemigo.

-"¿Qué diablos es esa cosa Marco? Cuando creemos que tenemos algo que usar contra él, logra actuar en consecuencia."

-"Si... Además esa manera de moverse es sumamente extraña y difícil de predecir, ni siquiera la ausencia de gravedad parece afectarle en absoluto. También podemos decir que nos encontramos en desventaja en este lugar. ¿Crees que puedas usar un portal para llevarnos a todos a una dimensión que nos resulte más favorable querida?"

-"Teóricamente puedo hacerlo, pero no creo que ese monstruo sea tan generoso, también parece poder moverse entre dimensiones... Y ni siquiera parece necesitar usar portales para hacerlo."

Alice vs las Fuerzas del CosmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora