Cap. 50: Buscando Respuestas.

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El Inframundo se encontraba relativamente tranquilo, en lo que se podría considerar allí como tranquilidad. El calor y el ambiente parecía igual que siempre de no ser porque aquellas calles se encontraban más vacías de lo usual. Demonios patrullaban incansablemente, ya era una rutina para todos; al menos en aquella dimensión Alice no tenía que preocuparse por su apariencia que de hecho, podría encajar muy bien en aquel sitio. Se dirigió hacia el castillo Lucitor, el lugar era tan imponente como siempre, en un principio no le permitieron la entrada pues el rey Lucitor se encontraba muy ocupado y la reina había viajado a Mewni, sin embargo ella aclaró que sus intenciones en aquel lugar eran hablar con la princesa de aquel reino, algo que por supuesto, desconcertó a muchos pues todos sabían que la princesa casi nunca se reunía con nadie y eran pocas las veces que se le veía fuera de su estudio privado... Afortunadamente Alice no tardó en ser reconocida por algunos demonios del lugar, por lo que se le permitió la entrada, en especial teniendo en cuenta especialmente que ella era de los pocos individuos que podía ingresar en aquel aberrante sitio y no enloquecer en el proceso. Aquel edificio abandonado en los jardines del castillo seguía viéndose tan ruinoso como siempre, durante el camino una flor infernal intentó morder uno de los tobillos de la joven mujer, quien reaccionó rápidamente echándose a un lado con indiferencia en su mirada.

-"Comet debería hacer algo con estas plantas... Aunque... Supongo que no le causan problemas, ella siempre se encuentra levitando..."

Sin siquiera pararse a leer la advertencia de aquella puerta, la joven de largos cabellos castaños ingresa en aquel edificio, adentrándose en la más siniestra y espesa negrura en donde la luz no llegaba. El sonido de sus pasos apresurados se dirigían hacia lo que parecía un destino incierto, podía ver como decenas de ojos surgían desde las sombras, observándole detenidamente, por supuesto, su amiga Comet ya sabía que ella estaba allí. Unos minutos después alcanzó a encontrar un punto de luz, el lugar en el que podía ver una silueta bastante familiar, la persona que había ido a ver. La arqueóloga se encontraba frente a unas mesas llenas de libros, sobre los cuales reposaba una vela blanca cuya cera derretirá se escurría sobre aquellas cubiertas de cuero, en una ilusoria pared creada con aquel negro vacío, habían colgados diversas anotaciones y papeles, diagramas entrelazados con magia que parecía más una especie de raro y rústico mapa donde se veían reflejados diferentes dimensiones. La dama Lucitor vestía con su característica bata de laboratorio, pero esta tenía manchas de sangre fresca en sus bordes... ¿Por qué? Cuando Alice creyó haber pisado un charco en el falso suelo, pudo darse cuenta del motivo, alrededor de aquel erudito demonio, había sangre fresca fluyendo muy lentamente en una especie de vórtice apenas perceptible. Entre las manos de su amiga, podía apreciar un extraño cubo que parecía estar examinando; su composición no era metálica, y de hecho parecía estar fabricado con piedra gris, pero no era ni un metal ni ningún tipo de roca con el que ella estuviera familiarizada; dicho artefacto emanaba extrañas energías mágicas que brillaban con tenues tonalidades naranjas.

-"Tu visita me resulta inesperada Alice, aunque al mismo tiempo me es agradable... Je, je, je... ¿Cómo has estado?"

-"Bastante bien Comet. Por otra parte, veo que sigues tan ocupada como siempre. De hecho, diría que lo estás disfrutando bastante por la sangre desparramada por el suelo... ¿Tiene que ver con ese raro cubo que traes entre manos?"

Dirigió su mirada mientras hablaba a los incontables ojos que le observaban desde la oscuridad a la cual no alcanzaba la luz de la vela. Comet comenzó a reír con extrañeza de una manera inquietante mientras la sonrisa en su cara se acrecentaba, aunque no podía negar lo que su amiga de largos cabellos castaños había dicho, pero si le pareció poco usual su actitud, Alice se veía... ¿Apresurada? Lo había notado cuando entró a paso rápido en su dominio, además aquella mirada que le estaba dedicando... Observándole directamente a sus incontables ojos con una seriedad más grande de lo usual... ¿Había ocurrido algo? Inmediatamente un enorme ojo surgió en la espalda de aquella erudita, Alice le dirigió la mirada directamente al mismo tiempo que cruzaba sus brazos.

Alice vs las Fuerzas del CosmosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora