Alice vs las Fuerzas del Cosmos

Cap. 29: El Libro de Ioghna.

El suelo temblaba ante el paso de los ejércitos que caminaban sobre ella, sus pesadas armaduras de metal resonaban con los constantes sonidos de las mallas de acero que vestían bajo las placas acorazadas; lanzas mortales apuntaban hacia el frente con intensiones asesinas, grandes escudos ovalados cubrían la mitad derecha de aquellos castillos ambulantes, cuyos cascos presumían una orgullosa cresta roja y verde. Protegidos por varias líneas de aquellos hombres fortificados, se encontraban soldados con armaduras más ligeras, pero de metal y cuero, portaban afiladas espadas y pequeños escudos redondos para el combate cuerpo a cuerpo, eran en su mayor parte, el grueso de aquel poderoso ejército de más de cincuenta mil hombres. En la retaguardia podían verse formaciones de arqueros vestidos de malla y telas ligeras, portaban a sus espaldas grandes carcaj, repletos de flechas de punta de acero, capaces de perforar armaduras desde largas distancias con una precisión mortal. Completamente al fondo, podía verse la tienda de estrategias donde se reunía el general de aquel ejército junto con sus capitanes de los diferentes batallones para planificar las estrategias que se llevarían a cabo durante la masacre que estaban a punto de realizar contra sus enemigos.

En aquella tienda, un pequeño consejo de guerra se estaba llevando a cabo, sobre una gran mesa había un mapa que representaba el terreno, sobre el mismo había distintas piezas de madera que representaban tanto a su enemigo como a ellos mismos. Lo peculiar era que las piezas de su enemigo eran bastante pocas, mientras ellos de su parte tenían organizados diez batallones de cinco piezas, representado diez batallones de cinco mil de sus tropas; el enemigo apenas tenía un solo batallón de cinco piezas junto con otras dos piezas más pequeñas, representado un aproximado de siete mil de sus enemigos. La superioridad numérica era claramente evidente, por ello se veían tan confiados en obtener su victoria, estaban seguros de pintar con la sangre de sus enemigos el suelo de aquel campo de batalla. Es entonces, que un soldado entra reportándose a la tienda, parece traer noticias importantes al general.

-"¡Señor!

-"¿Sucede algo teniente? ¿Hay noticias del frente?"

Preguntó el líder de aquel enorme ejército. Su apariencia era algo particular, pues vestía con una pesada armadura dorada, con un par de hombreras bastante grandes, en su espalda colgaba una larga capa roja con bordes verdes y el escudo de un león grabado. En su cintura colgaba una gruesa y larga espada, mientras en su mano izquierda bajo su hombro, sostenía su casco dorado y con un diseño que parecía poder cubrir todo. Sin el caso, podía verse a un hombre con un par de cicatrices en su rostro, recuerdos de sus anteriores batallas y victorias, su cabello era corto y de color rojo, y su expresión era severa y algo estricta.

-"¡Si señor! Hemos visto un segundo estandarte en las filas enemigas, no conseguimos reconocerlo."

La noticia tomó un poco por sorpresa a los miembros de aquella reunión estratégica, realmente ninguno esperaba nada similar. El general abandonó la tienda de campaña seguido por algunos de sus capitanes, una vez afuera, uno de sus hombres pareció observar en dirección al ejército enemigo usando un telescopio, tras un breve momento llamó la atención de su superior.

-"Señor, será mejor que vea esto."

Con el telescopio en sus manos, el general levantó su vista y observó a través del cristal. A la distancia podía ver el ejército de siete mil hombres que pertenecía al ejército de los halikianos, podía reconocerlos fácilmente por los diseños de un amarillo dragón durmiente en sus banderas celestes y algunas armaduras, esto no era lo nada que le sorprendiera, por otra parte, junto al ejército del reino de Halikia, se encontraba un pequeño grupo armado, el cuál portaba su propio estandarte, el cual representaba una Luna Llena de color morado; no reconocía a ese ejército, sin embargo no parecían haber muchos individuos, por lo que aunque fuesen un apoyo, el resultado sería el mismo.