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Un tacto (one touch).

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Enzo ayudó a Luna a cerrar el local. Estaba bastante nerviosa por el viaje a casa, sería largo y además estaría a solas con Enzo nuevamente, todavía no se acostumbraba a la idea de estar sola con alguien que no era Lucas. Se olvidó por completo de aquel mensaje que no fue capaz de abrir en ningún momento, Enzo bajó la persiana del local para finalmente mirarla con una sonrisa y darle una señal para irse. La lluvia volvió a hacerse fuerte nuevamente, Luna se puso la capucha de su campera y metió sus manos en los bolsillos para correr hasta el auto. 

Él se esforzaba demasiado para llegar a ella, quería conocerla más y saber que hacer para que algo fuera posible entre los dos, a esta altura, Enzo ya estaba sometido a los encantos de Luna. Ambos se subieron al auto y simplemente se escuchaban las gotas rebotar en el techo, la chica miró al morocho agitarse el pelo para secarse un poco y poner las llaves en el motor. Enzo era atractivo haciendo cualquier cosa, al menos para los ojos de Luna era así y ni siquiera pudo prestar atención a que Enzo se había dado cuenta como lo estaba mirando. 

—Te propongo un trato. — Dice Enzo para cortar con el silencio que dominaba el espacio. Luna volteó a mirarlo para prestarle atención. — Los días que vaya a tatuarme, te llevo a tu casa. Pero con la condición de que siempre tenga un turno disponible y exclusivo. — Una sonrisa juguetona salió de sus labios al ver como las mejillas de la chica se volvían como luces de semáforo, al ser tan pálida no podía evitarlo. 

Luna se rió ante su propuesta, asintió con la cabeza mientras sonreía hacia él. El viaje se volvió entretenido debido a que ambos se fueron soltando de a poco, Luna aprendió muchísimo sobre la vida de Enzo, como que su familia era bastante pobre cuando era chico y que luchó hasta el final para conseguir su sueño de ser futbolista. Enzo aprendió que Luna aparenta ser una chica feliz pero por dentro, sufre como todo ser humano, ambos se confesaron el uno con el otro sobre sus gustos y las cosas que les gustaban hacer además de su profesión. 

El camino que había sido bastante largo desde CABA hasta San Martín se había convertido en una cita para los dos, se divertían hablando sobre ellos y aprendiendo cosas el uno sobre el otro. Para la sorpresa de Enzo, la casa de Luna quedaba cerca de la de sus papás y no tardó mucho en contarle a la muchacha que lo escuchó con bastante atención. Sus ojos se centraban en él cada vez que hablaba y viceversa. 

Al llegar, Enzo se bajó del auto junto a Luna para acompañarla hasta la puerta de su casa. Ella lo miró extrañada ya que no solía presenciar ese tipo de actos con otros hombres, siempre eran poco caballerosos y maleducados con ella, al parecer se había sacado la lotería con Enzo. Luna sacó las llaves de su mochila y se volteó a mirar a Enzo, este tenía una sonrisa junto a sus manos en sus bolsillos. Aquella campera negra hacía que su cuerpo voluminoso fuera más evidente, la chica sonrió al ver la mirada perdida de Enzo en ella, se sentía muy observada por él e intentaba que no fuera tan incómodo. 

—Gracias por traerme. — Sonrió ella y alzó la vista para mirarlo a los ojos, la lluvia seguía cayendo pero no eran tan fuerte como antes. El pelo de Enzo mojado se había vuelto su nueva obsesión, aquel negro azabache mojado con el fino corte que el barbero le había hecho hace poco lo hacía ver más atractivo. Hasta podría llegar al punto de ser sensual. — Cúrate bien y...

La mano de Enzo se dirigió a la mejilla de la muchacha, su pulgar se deslizó por aquella piel pálida que la caracterizaba tanto y secó un par de gotas que había en ella, dejándola completamente muda. La miró por varios segundos, alzó las cejas al verla congelada en el lugar sin poder modular ni una sola palabra, sonrió sin mostrar los dientes y se acercó un paso más. 

𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora