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Ilusión.

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Luna podría decir que su mejor manera y la favorita de despertar era enredada en las sábanas junto a Enzo, más viendo al mar y como el sol volvía a salir de él. Habían pasado una noche de ensueño, podría decirse que fue como una luna de miel para ellos, aunque tenían pensamientos muy diferentes después de lo que había pasado. 

Enzo pensaba que después de lo que pasó, él y Luna estarían juntos a pesar de la distancia, aunque no le convencía estar a tantas millas lejos de ella. En cambio, Luna pensaba en lo que pasó como una despedida, sería la última vez que se encontraría tan íntimamente con Enzo y quizás también la última amándolo con tanta intensidad. 

Con un hecho, las cosas y los pensamientos pueden cambiar en un instante, basta sólo un suceso para que las cosas den una vuelta de 360° grados. 

—Buen día... — Susurró Enzo mientras dejaba un beso en los labios de Luna, ella sonrió mientras sentía como su corazón latía a mil por hora, tenía al hombre más lindo del universo para ella sola en ese momento. — ¿Vamos al agua? 

—¿Desnudos? — Se rió dejando ver lo sonrojada que estaban sus mejillas. 

—¿Por qué no? — Enzo se levantó y sin pensarlo dos veces, salió corriendo hacia el mar desnudo, haciendo reír a carcajadas a Luna quien lo observaba desde la carpa. 

Se tapó con las sábanas y vió a la clase de hombre que tenía a su lado en ese momento, parecía que cada vez había una razón más para aferrarse más a él, algo que estaba odiando bastante. Odiaba que sus sentimientos se apoderarán de ella en los momentos más decisivos, odiaba ser tan sensible como para no dejar en claro lo que pasaría después de la final. 

—¡¿Vas a venir?! — Gritó desde la lejanía esperando a que la chica le respondiera, pero en lugar de eso, se levantó y salió corriendo hacia él con una sonrisa. 

—No puedo creer que estemos haciendo esto. — Dijo entre risas mientras se abrazaba al cuerpo del morocho. 

—Dicen que cuando estás enamorado haces locuras. — El comentario de Enzo la dejó pensando, simplemente lo miró por un rato largo analizando cada facción de su cara sin decir ni una sola palabra. 

¿Cómo le iba a decir?, prefería disfrutar el momento junto a él y después ver lo que pasaba en el futuro. 

—Tenemos que volver, hoy tenes la final. — Sonrió ella mientras agarraba su cara entre sus manos y dejaba un buen beso en sus labios con sabor a sal. 

Enzo asintió seguro y un poco ansioso porque llegara la noche, ambos salieron rápido del agua y corrieron hasta la carpa para cambiarse, Luna había elegido el mejor lugar para que los dos pudieran ir y no ser molestados por el turismo, no había ni un alma en esa parte de la playa. Levantaron todas sus cosas y finalmente volvieron hacia el hotel, habían pasado una noche hermosa, se unieron en cuerpo y alma, pero cada vez quedaba menos para la despedida más dolorosa de sus vidas. 

Quizás no fue la mejor decisión estar juntos durante todo este tiempo, sólo aferró y unió más lo que ya estaba hecho. 

—¿Querés que te enseñe? — La voz de Enzo se hizo presente cuando llegaron al auto. Uno de los terrores de Luna era manejar, claramente nunca aprendió debido a ese miedo.