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Comunicación.

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Me sequé las lágrimas con rápidez y me di la vuelta intentando no mirarlo, no entendía por qué nos costaba tanto estar bien y tampoco entendía los errores que ambos cometíamos frecuentemente. 

—Me dijiste que lo habías dejado. — Dijo, refiriéndose al cigarrillo que había terminado en el momento en que él había salido. Se paró al lado mío mientras miraba en la misma dirección que yo, me sentía triste por todo lo que estaba pasando y deseaba que se acabara lo más rápido posible. — ¿Te enojaste por Valentina? — Nuevamente mi garganta se había hecho un nudo, me afectaba demasiado la situación y era un poco jugado volver sola a la habitación. 

—No, no me enoje. — Dije, intenté que mi voz no sonase quebrada, pero fallé en el intento. 

Todo provenía del mismo lugar, no confiaba en mí misma como para poder confiar en alguien más. Si era lo suficientemente sincera, no me creía todavía que Enzo quisiera estar conmigo cuando Valentina existía, habían muchas mujeres más lindas y más sanas que quisieran estar con él, pero me había elegido a mí y eso me parecía totalmente extraño.

—Eu, no te pongas así, ¿Qué pasa? — Me abrazó colocando mi cabeza sobre su pecho, quizás era eso lo que necesitaba en mucho tiempo. Pedía ayuda en muchas formas pero jamás encontraba a alguien que las entendiera, nos separamos un poco y alcé la mirada mientras él acariciaba mi pelo. — ¿Qué pasó?, ¿Por qué estás así? 

Estaba realmente angustiada, sentía que me caería a pedazos nuevamente. Todo iba muy bien, quería entender por qué era tan sensible a ciertas cosas, como al pasado. Tanto dolor que tenía dentro explotaba con una simple presencia o cosa que se relacione, era un sabor amargo en los labios cargar con eso todos los días de mi vida. 

—Es que... — Dudé en decirle lo que sentía, ser muy directa atraería una nueva discusión entre los dos y una nueva herida. — Me sentí mal al verla, me acordé de todo lo que pasó y verte tan emocionado por verla, no sé, me dio una angustia muy fuerte. Ya sé que no puedo reclamarte nada porque no somos nada en teoría, pero no puedo evitar sentirme así y te juro que no me gusta tener que discutir por este tipo de cosas. — Las lágrimas se hicieron presentes otra vez mientras intentaba expresarle lo que sentía, sentía un ligero alivio al poder decirle todo eso pero aún esperaba una respuesta a eso.

—¿Para vos no somos nada? — Se rió un poco, sentí como que me tomó el pelo en ese momento y me sentí vulnerable a él. — Para mí somos todo, no sé por qué pensas así. 

—Es que no oficializamos nada y no creo que esté en una posición para decirte que me dan celos de verte con tu ex. — Mantuve contacto visual con él, quien me regaló una sonrisa como si le diera ternura lo que decía. 

—Para mí lo sos todo desde el día que entré en el local y te vi ahí con Martina que no se podía ni mover. — Dijo con una sonrisa haciéndome reír al recordar ese día, mi corazón latió fuerte al escucharlo y me dediqué a escucharlo. — Te entiendo con lo de Valen y me arrepiento muchísimo por haberte hecho pasar por eso, pero para mí sos la única ahora y por lo que me queda de vida. ¿Querés que oficialicemos?, bueno, ¿Querés ser mi novia? 

Me causó un poco de ternura por la manera en que lo dijo, una descarga eléctrica me recorrió el cuerpo cuando agarró mis manos entre las suyas. Se veía hermoso debajo de la luz de la luna, eran esos pequeños momentos en lo que debía recordar por qué dudar de él era una estupidez. 

—Si. — Dije casi inaudible, sus palabras me dejaron más tranquila y ahuyentaron aquellos pensamientos que rondaban por mi cabeza.  

Envolvió sus brazos en mi cintura y con fuerza, me atrajo hacia su cuerpo haciendo que nuestros labios se unieran de manera instantánea. 

Quiero todo y más con vos, Luna.






















































































Saltaba contenta debido a que habíamos pasado a la final con un hermoso 3-0, el vestuario era una fiesta y los chicos no podían creer que habían llegado a esta estancia del campeonato. Me sentía especial al ser parte de esta etapa en la vida de Enzo y de Julián, hace un año los vi preparándose para la Libertadores y ahora se encontraban en una final del mundo, sentía orgullo total por ellos. Volvía a mi habitación con una sonrisa después de contestar el mensaje de mi mamá, abrí la puerta encontrando a Enzo sacando la ropa para cambiarse con una toalla en la cadera. 

—Felici- — Ni siquiera pude terminar la oración ya que me dio un beso lleno de intensidad, una sonrisa se le salió mientras me abrazaba. 

Al separarnos, mis ojos se dirigieron a los suyos, tenían un brillo especial que nunca había visto en ellos. Estaba bastante sorprendida al verlo, sonreía como nunca antes y tenía un nivel afectivo superior al de siempre. Me senté en la cama y él copió la misma acción, me miraba de una manera diferente a la de siempre, me asustaba un poco y no lo entendía pero de alguna forma me gustaba. 

—Necesito que hablemos de algo. — Dijo con una sonrisa y parecía tener una euforia rara. 

—¿De qué querés hablar? — Acaricié su pelo mojado y seguido, dejé una caricia en su cara. 

—Yo estoy viviendo en Portugal ahora, tengo un contrato con Benfica y bueno... — Intenté mantenerme en calma, de alguna manera sabía a dónde quería llegar y eso me causaba un poco de pánico. — Quiero que vengas conmigo. 

Suspiré sorprendida y un poco shockeada por la propuesta, muchas cosas pasaron por mi cabeza en ese momento y no sabía qué responderle. En lo primero que pensé fue en el local y en mi familia, lo único que me quedaba de mi papá era aquel local en donde pasaba todas mis tardes después del colegio aprendiendo lo que hoy sería mi oficio. En lo segundo que pensé, fue en mi mamá, ya había sufrido demasiado por la pérdida de mi papá y aunque mi hermano estaba en casa, su hija mayor le faltaría. 

—Emmh... 

—Sé que es muy rápido para lo que llevamos juntos, pero realmente quiero que estes conmigo allá. — Acarició mi mejilla y aunque yo no soportaría una relación a distancia, me convencía más su propuesta. — Ya estuve un año sin vos, no puedo con otro más después de todo lo que vivimos este mes. — Sonrió para tratar de calmarme, no podía disimular mi sorpresa y claramente me necesitaba un poco. 

—Déjame que lo hable con mi familia primero, ¿Si? — Asintió entendiendo la situación. 

Sabía que me costaría bastante despegarme del negocio y de ellos, me había acostumbrado tanto a estar con Enzo todo el tiempo que me sería más difícil estar sin él. Era un paso bastante complejo el irme a vivir con él a otro país, apenas me sabía defender con el inglés, no sabía si me podría ir bien con mi profesión sin saber el idioma pero podría intentarlo por él. 

Agarré su cara entre mis manos para finalizar la conversación en un beso, a veces me pregunto si no hablar las cosas que pasan con él terminarían de otra manera. Aprender a comunicarse fue una de las cosas más importantes que aprendí en este viaje. 
















 

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𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora