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Bajo la luz.

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—No puedo creer que aceptó ir a ese recital. — Martina ojeó el libro que tenía en mi mesita de luz mientras se acomodaba en la cama. Me arreglé enfrente del espejo restando importancia a su comentario y sonreí satisfecha con el resultado de mi outfit. — ¿Quién escucha boom boom kid hoy en día?  

Me rio debido a su cara de confusión mientras continua pasando las páginas del libro, estaba bastante emocionada por ir al recital y más si era con Enzo. Un cosquilleo apareció en mi estómago al ver la hora y darme cuenta que él estaba por llegar, la verdad es que deseaba experimentar la experiencia con alguien especial, consideraba que a estas alturas, Enzo era ese alguien en mi vida. Como Martina dijo, yo tampoco creía que Enzo había aceptado sin saber de que se trataba el recital, en mi lugar creo que preguntaría primero pero pareció no importarle mucho de que se trataba. 

—Tengo que corroborar lo que dijo esa película. — Me reí mientras ella me clavaba la mirada juzgona de siempre, alzó una ceja para finalizar su etapa de critica y finalmente hizo montoncito con la mano ninguneándome. 

—Sos muy especial Luna. — Dice sarcásticamente mientras se pasea por mi habitación en búsqueda de algo, volteo a verla pero el timbre suena interrumpiendo lo seguido que iba a responder. 

La idea era que después del recital hiciéramos una pijamada en mi casa, ella se quedaría con mi mamá y mi hermano ya que prácticamente son su segunda familia. Bajé corriendo las escaleras y al abrir la puerta encontré a todo lo que siempre quise, tenía una rosa en su mano y una sonrisa de ensueño como todos los días. Mi corazón se aceleró al verlo de esa manera que no me di cuenta como toda mi familia lo miraba de igual manera, lo saludé y me despedí de ellos sin la intención de presentarlo. Creía que lo incomodaría si hiciera algo como eso o simplemente pensaría que ya quería algo serio con él, como si quisiera apurar las cosas. 

Desde la primera vez que lo vi, tuve el típico estereotipo de gato y chamuyero sobre él, sólo para darme cuenta que él era todo lo contrario. No me gustaba etiquetar mucho a las personas porque claramente no hay derecho si no las conoces pero a veces mi inseguridad me gana y no puedo evitar hacerlo. Le di la dirección a Enzo de donde sería el recital y encendió el motor para poner en marcha el auto, estaba un poco nerviosa porque sabía que la noche sería especial y nadie podría arruinarla, no sabía exactamente que pasaría pero normalmente ese sentimiento se atraviesa cuando es algo que se vive una sola vez. 

—¿Estás seguro que querés ir?, podemos ir a comer de última. — Dije un poco insegura de la decisión que había tomado, además que el comentario de Martina me había quedado dando vueltas en la cabeza. No era del estilo de Enzo el recital, tenía miedo de que la pasara mal y que no supiera como decírmelo. Cada paso que doy, es con vacilación. 

—Luna, deja de preocuparte. — Frenó el auto en el semáforo y me miró a los ojos, intentó calmarme con una sonrisa pero eso solo lograba que mis signos vitales estallaran en sí. 

—Es que no sé si te va a gustar. — Agaché la mirada un poco apenada mientras volteaba mi cuerpo hacia el costado para estar un poco más cerca de él. 

—A mi me gusta todo cuando estás conmigo. — Dijo posando su mano en mi mejilla y acariciando esta con la yema de su pulgar, me mordí el labio inferior muriéndome de la ternura y de amor con lo que había dicho esas palabras. Finalmente volvió a sonreír para transmitirme confianza y nuevamente el auto se puso en marcha para pasar el semáforo. 









































𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora