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Experiencia. 

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El partido fue un éxito, Enzo metió el segundo gol que le dió la tranquilidad a River. Se sentía bien verlo triunfar de esa manera, como si quisiera ir siempre a verlo jugar y que ganase todos sus partidos. Realmente no teníamos planes fijos para después del partido pero Enzo propuso que Julián ponga casa para la joda, claramente no tuvo problema después del gran partido que hizo y finalmente accedió. Acordamos en esperarlos afuera mientras se cambiaban para irnos a la casa de Julián. Podría decir que no me gustaba la idea de convivir con gente que no tenían los mismos intereses que yo, aunque Martina fuera todo lo contrario a mí.

Me senté en la vereda mientras esperábamos a los chicos y miré la caja de cigarrillos con lujuria, la sensación de sequedad en mi boca se hizo presente notando mi abstinencia, Martina copió mi acción y me miró antes de hablar:

—¿No lo habías dejado? — Preguntó sacándome el paquete de mis manos sin esperar a mi respuesta. Realmente lo había hecho, hace un mes que no fumaba, podría decir que desde que conocí a Enzo que no lo hacía.

—Lo llevo por las dudas de que... — Busqué una excusa para decirle y que dejase de mirarme con enojo, alzó una ceja en forma de cuestionamiento. — No tengo excusa, no sé porqué lo tenía en la cartera.

Resté importancia a lo que dije y miré hacia la calle, estábamos muy cerca de la ruta y se veían los autos pasar con bastante velocidad, la ciudad era algo maravilloso y de noche era aún mejor. En mi cabeza se reproducía aquella canción que decía: I don't believe that anybody feels the way i do about you now. Únicamente se me venía a la mente aquella vez que Enzo y yo nos besamos en la puerta de mi casa, ese recuerdo permanecía en mi mente todos los días sin excepción.

Tenía un poco de miedo de arruinarlo, después de mi relación con Lucas quedé con varias inseguridades, ese miedo constante de que las personas se alejen al ver como soy realmente y el sentirme insuficiente para alguien. Por rara razón, con Enzo no me sentía de esa forma, me hacía sentir como si fuera lo más especial en su vida y que no le importaba como fuera o como me comportara. Una sonrisa juguetona salió de mis labios mientras mis pensamientos terminaban en él, siempre.

Me gustaría decir que no estoy enamorada de Enzo. ¿Es posible enamorarse de alguien en tan poco tiempo?, ilusa de mi que dice tener un corazón de piedra.

—¿Qué onda esa sonrisa? — Martina me sacó de mis pensamientos con esa pregunta y con una sonrisa juguetona. Me reí de su caradurez y negué con la cabeza mientras miraba al piso. —, mmmh, eso no es bueno.

—¿Por qué? — Pregunté confundida.

—Nunca sonreís así, me parece que ya te pegó fuerte lo de Enzo. — Dijo mirando hacia la ruta sin nada más que decir, y al parecer tenía razón.

Además de Lucas, ningún chico me había tratado como Enzo. Tenía cierta atención conmigo que me hizo caer en la tentación y en sus encantos, no lo iba a negar. No podría negarlo tampoco.

—Mejor salgamos de Enzolandia que ya llegaron. — Dice para levantarse al ver a ambos chicos caminando hasta nosotras. Suspiro para sacarme los nervios de encima y me acerco a ellos para irnos finalmente a la casa de Julián.

Enzo me abrazó por los hombros al caminar hasta el estacionamiento, mi respiración no podía ser normal después de eso.
















































𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora