𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©

50.

Último beso.

┉┅━━━━━━━━━━━┅┉

Ninguno hablaba, creían que sería aún peor decir algo que probablemente sea dañino para los dos, simplemente se escuchaba la radio en la que sonaba Algo contigo de Vicentico, igual que la primera vez que se besaron. Los recuerdos hicieron sonreír con nostalgia a Luna y Enzo quienes ni siquiera se miraban, todo estaba atado con un alambre y en cualquier momento se desarmarían. 

Esa canción que los marcó aquel día, el sabor a cereza y muchas cosas más le hicieron recordar a Luna que él fue la primera persona a la que amó con todo su corazón, todas las canciones que cantaron juntos y las veces que bailaron en el centro de la pista, cada recuerdo tenía su color y la mayoría eran dorados. Luna intentaba no llorar durante el camino hasta el aeropuerto al igual que Enzo, consideraban que lo peor de todo esto, era que no funcionarían en una relación a distancia. Se querían mucho, demasiado como para estar tan separados, y aunque dicen que el amor lo puede todo, este no era el caso. 

Habían luchado tanto para perderlo todo, habían pasado del amor al odio y nuevamente al amor, habían madurado juntos y habían experimentado cosas nuevas juntos. Luna fue la primera en voltear a mirarlo, su corazón latió con fuerza y dijo:

—¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo? — Cantó llamando la atención de Enzo. 

—Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo. — Cantó él con una sonrisa llena de tristeza, fue como si sus corazones se unieran por esa canción. 

Siguieron cantando hasta que la canción terminó, era su canción y nadie más podría ser dueño de ella. Era de madrugada, para evitar a la prensa, Enzo decidió tomar el primer vuelo y así poder despedirse bien de Luna sin nadie que los moleste. Comenzaba a salir el sol, ambos caminaron de la mano hasta donde deberían estar los pasajeros para subir al avión, Enzo se volteó a verla con una sonrisa aunque no tardó mucho en que sus lágrimas salieran y provocar que Luna no aguantase más. 

La verdad era que ninguno de los dos estaban preparados para esto, no estaban listos para enfrentar un amor tan fuerte y que se vieran obligados a separarse por la distancia. No habría lugar para otras personas en sus corazones, nunca se dieron cuenta lo rápido que cayeron el uno por el otro, fueron dos niños entregándose sus corazones sin saberlo. 

Pensaron que pasaría a más, sería algo pasajero y dañino, sin embargo cambiaron sin darse cuenta para que sea algo bueno para los dos. Enzo guió los sentimientos de Luna ayudándola a amar a alguien por primera vez, Luna guió a Enzo a madurar ayudándolo para que encontrara el amor que tanto esperaba en su vida. 

No querían soltarse. 

—Ya me tengo que subir. — Anunció él mirando hacia la pantalla de vuelos. Ella asintió mientras bajaba la cabeza sin parar de llorar. — Te prometo que te voy a esperar, voy a volver por los dos y vamos a poder estar juntos como siempre quisimos. — Agarró las manos del chica mientras la miraba a los ojos. 

—No puedo dejar que me esperes, tenés derecho a rehacer tu vida. — Luna era de esas personas que era capaz de amar a una persona por siglos y aunque sea no correspondido, no lo diría. Podría pasar una vida entera amando a una sola persona, guardando sus sentimientos en una caja de cristal. — No sabes por cuánto tiempo me vas a esperar, no quiero que desperdicies tu vida en un sólo amor.