𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©

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Querer.

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Las cosas comenzaron a ponerse más fuertes, a los dos no nos parecía suficiente unir nuestros labios y dejarnos sin aire en ocasiones. Decidí dejarme llevar por su cuerpo y él, está noche estaría dispuesta a entregarme a Enzo de todas las maneras posibles, quizás también sanando todas mis heridas.

Torpemente caminamos hasta la cama, me recostó debajo de él mientras una sonrisa traviesa se esparcía en su cara. Poco a poco comenzó a hacer más calor, como si la habitación estuviera en llamas en ese preciso instante. En mi cabeza sonaba "Tratame Suavemente" de Soda Estéreo, sentía que estaba en el aire con las caricias de Enzo y creí que debería hacer lo mismo con él.

Acaricié su pecho al separarnos por unos minutos y delinee los tatuaje que le había hecho con la yema de mis dedos. Pude ver como la piel se le erizó y luego me miró a los ojos con lujuria, tenía todas las intenciones de atacar mis labios otra vez. Acaricié cada parte de su piel morena mientras sus besos bajaban hacia mi cuello, dejando un rastro de huellas que no podría sacarme nunca de la piel.

Me trataba tan bien y tan dulce que no parecía sobrepasarse con cada toque. Con una de sus piernas, separó las mías para meterse entre medio de ellas y tener más comodidad a la hora de besarme. Bajó con lentitud las mangas de mi vestido, dejando ver la cobertura de mi corpiño, besando por arriba mis clavículas y lentamente bajando sus besos hacia mi busto.

Quiso terminar de bajar mi vestido pero rápidamente me detuve, me separé de él y me senté enfrente, dejándolo totalmente confundido.

—¿Pasó algo?, ¿Hice algo mal? — Preguntó preocupado, abracé mis rodillas mientras negaba con la cabeza. Nuevamente tenía miedo de que se asustara con mis cicatrices, era algo que no podía evitar.

—No quiero que te asustes. — Dije con la voz un poco quebrada, era algo de lo que nunca iba a poder recuperarme y no sabía si podía confiar en él sobre eso. Había olvidado ese pequeño detalle entre toda la calentura.

—Nada de lo que tengas o no tengas me puede asustar, Luna. — Dijo con una sonrisa acariciando mi mejilla con sus nudillos. Lo miré un poco asustada antes de sacarme el vestido por completo.

Me deslicé el vestido hasta mis caderas, la mirada de Enzo se fue en dirección a mis pechos hasta bajar hasta mi abdomen, dándose cuenta porqué no quería mostrarle nada. Me miró con sorpresa, no parecía estar asustado pero si bastante extrañado y confundido, no quería que llegará este momento pero el destino me permitió llegar hasta acá.

Se acercó nuevamente y junto nuestros labios, me acosté otra vez mientras que con sus manos, viajó hasta mi abdomen y me miró a los ojos antes de hacer algo.

—Decime si no te gusta o si te duele. — Asentí confiando en él, sus manos bajaron más hasta mis heridas y con la yema de sus dedos, acarició cada una de ellas. Notó el tatuaje de las mariposas en mi costilla, recordó aquella noche en su auto y besó esa zona suavemente.

Me sentía querida por él, parecía como si quisiera curarme con sus besos y caricias. Literalmente dibujó estrellas al rededor de mis cicatrices.