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Tatuajes.

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Llegué al local al día siguiente, parecía estar arruinada después de no haber dormido nada anoche, quizás fue porque Enzo se quedó en mi casa. Martina me recibió con una de sus sonrisas y un mate, noté que ya no salía aquel humo característico que me advertía que estaba hirviendo. Aunque a ella no le cayera bien Enzo después de todo lo que había pasado entre nosotros, le tenía cierto cariño ya que sabía que me hacía feliz a pesar de sus errores, aunque a veces sentía celos de su relación con Julián. 

Eran muy unidos, no tenían problemas casi nunca porque se comunicaban todo el tiempo, también sabían pasar tiempo juntos sin sobrepensar en cada momento. A veces necesitaba que Enzo y yo seamos como ellos, pero perderíamos lo que ya somos y eso valía más que intentar ser otra persona. Martina no era tonta y sabía que había pasado la noche junto a Enzo, no pensaba negárselo aunque ella me lo preguntara y probablemente también sabía que habíamos visitado el negocio después de ir a la casa de sus papás. 

—¿Qué hicieron ayer? — Me entregó el mate sin decir ni un "Hola" primero, una sonrisa traviesa se escapó de su cara y no pude evitar ponerme nerviosa.

—Le enseñé a tatuar, él me enseñó a hacer jueguitos con la pelota y miramos el partido de la final otra vez. — Me senté en la silla frente a ella y contaba con bastante ilusión lo que había pasado entre los dos. — Después se quedó en mi casa y me alcanzó hasta la parada del colectivo, tenía que irse a dar una entrevista temprano y aprovechó. 

—¿Cómo vas con el desapego? — Preguntó pero antes de hablar fui interrumpida por la campanilla de la puerta.

Al darme la vuelta para ver de quién se trataba me quedé congelada en mi lugar, no podía creer que estaba respirando el mismo aire que él después de tanto tiempo y no quería ni siquiera mirarlo a los ojos. Lucas se había presenciado en el local nuevamente después de varios meses, sonrió al verme y se acercó hacia donde estabamos, intenté que mi incomodidad fuera bastante notoria para que se diera cuenta y desapareciera del lugar, aunque no fue un buen plan. 

Creo que nunca fue un buen plan conocerlo y salir con él. 

—Me enteré que entraste a la academia que querías. — Me replanteé bastante el haberlo posteado en Instagram sabiendo que él todavía me stalkeaba. 

—Sí, en dos meses me voy. — Contesté cortante. 

—Yo entré a East London. — Volteé a mirar a Martina quién no se aguantaba la risa por la noticia que había dicho. — También me voy en dos meses. 

—Pará, pará, — Dijo Martina dejando el mate de lado y a punto de descomponerse de la risa debido a lo que estaba contando. — ¿Me estás diciendo que vos, plantita, entraste a una de las facultades más buenas de Londres?, ¿Cuánto garpaste con lo de la falopa? 

Realmente aguanté hasta que no pude más de la risa, Martina tenía tanta imaginación para este tipo de cosas que a veces me costaba creer las cosas que decía. Lucas nos miraba extrañado, nos parecía bastante increíble que alguien como él haya entrado a esa facultad. 

—No pagué nada para entrar. — Dijo serio. 

—Me parece raro, como la falopa ya te quemó las últimas neuronas que te quedaban. — Martina y yo nos descostillamos de la risa al ver su cara, realmente no sé qué pensó al llegar con esa noticia hacia mí. 

𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora