𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©

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Visita.

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Me encontraba bastante nerviosa por la presentación con los papás de Enzo, nunca los había conocido en persona y eso me generaba un nudo en el estómago, creo que como toda persona que quiere caer bien. Nos dirigíamos hasta la plaza para que él se encontrase con los fanáticos y pasará un tiempo con ellos, mientras tanto yo me preguntaba si estaba bien gozar de lo que mi vista me permitía. 

Martina me avisó que ya tenía turnos reservados para el jueves y ni siquiera había desvalijado las herramientas en el negocio, después de que Leandro me haya etiquetado en sus historias sobre el tatuaje que le hice, los turnos explotaron en el local de mucha gente que quería lo mismo y más cosas, como la copa del mundo o algo referente a La Scaloneta. Agradecí que nada había cambiado para mal después de lo que pasamos, Leandro volvió con Camila dándose cuenta que siempre la quiso y mejoró su relación con Enzo durante los últimos días en Qatar. 

Enzo manejaba con una camiseta de la selección con su número correspondiente y una gorra que cubría su nuevo look, en el asiento trasero iba el premio a Mejor Jugador Joven del mundial, me sentía tan orgullosa de él y sabía que era un chico que seguiría triunfando por el resto de su carrera, era el ser más talentoso que había conocido, lo admiraba demasiado. 

Pero algo no estaba bien entre los dos, aún nos quedaba pendiente esa charla tan comprometedora para ambos y pareciera que Enzo no quería tocar nunca el tema, al menos hasta que se fuera de Argentina. Me preocupaba bastante no poder decirle todas las palabras que habían en mi mente y quedarme con el corazón lleno cuando se vaya, aún me quedaban dos meses en Argentina antes de ir a Londres, la verdad que sólo buscaba enfocarme en ganar plata para ir segura, pero esto era algo que no me dejaba tranquila por la noche. 

Era consiente de que nos amabamos mucho, creía que si era así debido a lo que nos cuesta dejarnos ir. Sabía que no era tan expresiva con mis sentimientos como lo era él, sabía que probablemente no se sintiera amado por mí por mi falta de expresión, sabía que quizás no quería hablar del tema porque pensaba que no me importaban sus sentimientos. Aunque él no pronunciara ni una sola palabra sobre el tema, yo ya sabía lo que pensaba sobre toda la situación, siempre dicen que un silencio dice mas que mil palabras. 

Estacionó el auto pero agarré su brazo antes de que pudiera bajarse del auto, me miró confundido y volvió a reincorporarse en el asiento. 

—Necesito que hablemos de lo que va a pasar. — Sus ojos se apagaron al escucharme, sabía que aunque le doliera, era necesario que lo dijera para que no hubieran arrepentimientos más tarde. — Yo no puedo seguir fingiendo que no sé lo que va a pasar en dos días, no es que quiera alejarme de vos porque es todo lo contrario, preferiría irme con vos mil veces, pero mi futuro está en mis manos y no puedo perder esta oportunidad. Te amo demasiado como para mantenerte atado a mí, sé que no te va a servir una relación a distancia al igual que a mí, por eso me gustaría que... 

—Yo te voy a esperar, — Me interrumpió antes de que terminase de decir las cosas que me quemaban en el pecho. — como lo hice durante un año, como lo hice por un mes y como lo pienso hacer ahora. No creo que pueda estar con otra persona, yo te amo a vos y a nadie más, por eso te voy a esperar lo que sea necesario. 

—Pero sos joven, tenés toda una vida por delante. — Dije. 

—No me importa eso, si tengo que pasar toda mi juventud esperándote, lo voy a hacer.